Columna Perfil, 19.10.2024 Felipe Frydman, economista y exembajador argentino
Entre los días 22 y 24 de la semana próxima tendrá lugar en la ciudad de Kazan, Rusia, la 16° Cumbre del BRICS, que integrará como nuevos miembros a Irán, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Etiopía. La presidencia del BRICS informó que asistirán un total de 32 países, de los cuales 24 estarán representados al más alto nivel. La agencia TASS confirmó además la presencia de funcionarios de la Naciones Unidas, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y la Comisión Económica Euroasiática.
Los presidentes Lula da Silva, Xi Jinping, Ciryl Ramaphosa y el primer ministro Narendra Modi, miembros originarios del bloque, han confirmado su asistencia y encuentros bilaterales con su anfitrión. Xi Jinping estuvo en Rusia en visita oficial en marzo de 2023, Vladimir Putin efectuó un viaje de Estado a la RPC en mayo de este año y sumaron una nueva reunión en ocasión de la Cumbre de OSC en Astana corroborando la “amistad sin límites”. Modi viajó a Moscú en visita de Estado luego de su reelección a un tercer mandato en julio.
La Cumbre del BRICS no pasará desapercibida. La numerosa concurrencia implicará un respaldo a la invasión rusa a Ucrania iniciada el 24 de febrero de 2022 a pesar de algunas declaraciones tratando de disociar ambos eventos. El gobierno de la Federación Rusa a través de sus diferentes voceros se encargó de enfatizar la importancia de la Cumbre como una forma de enrostrar a sus pares europeos la inutilidad de los esfuerzos de mantener el conflicto bélico con ayuda financiera y aprovisionamiento de armamento cada vez más sofisticado.
También estará en la Cumbre el presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, que asumió el 28 de julio respaldado por el líder supremo Ali Jamenei después de asegurar su compromiso con los principios de la Revolución Islámica. Putin se reunió con Pezeshkian en Turkmenistán el 7 de octubre, donde señalaron sus coincidencias. La presencia del primer mandatario de Irán en las graves circunstancias de Medio Oriente suma una crucial incógnita sobre los propósitos reales de la convocatoria.
El documento de los ministros de Relaciones Exteriores del BRICS del 10 de junio contiene referencias al fortalecimiento del BRICS y enumera todas las preocupaciones que se pueden encontrar en las amplias y repetidas agendas internacionales. Al mismo tiempo, mientras reafirma su compromiso con el multilateralismo y el respeto al derecho internacional convoca a una reforma del sistema de gobernanza, incluyendo los organismos financieros, por considerar que los países en desarrollo o los menos desarrollados no tienen la correspondiente representación. También critica la aplicación de sanciones unilaterales y promueve la utilización de monedas locales en el comercio entre los miembros, lo que se conoce con el nombre de “desdolarización” con el fin de reducir la utilización del dólar como activo de intercambio.
El BRICS en su formato actual promueve la fragmentación, la confrontación y brinda un paraguas a los países que están generando las mayores violaciones al derecho internacional sin importarles los riesgos de una conflagración mayor y recurriendo a las amenazas del uso de armas nucleares. La reunión del BRICS aparece como un intento de contraponerla a la Cumbre del G20 que tendrá lugar el próximo mes en Río de Janeiro, y cuya vasta agenda incluye todos los temas de interés global.
El BRICS, que surgió como un intento de coordinar las posiciones de cuatro países en las conferencias internacionales, se ha convertido en un refugio de los países que están intentando sabotear la estabilidad del sistema internacional eludiendo la búsqueda del consenso para diseñar el futuro según sus intereses.