Desconectar el piloto automático

Columna
El Mercurio, 21.10.2023
Hernán Felipe Errázuriz C., abogado, exministro de RREE y coilumnista

Tan elevados son los peligros de la guerra que el presidente Biden, venciendo limitaciones físicas y amenazas a su seguridad, debió a viajar a la zona de combate. Lo propio han hecho primeros ministros de Reino Unido y Alemania, y la presidenta de la Comisión de la Unión Europea. Están en juego la sobrevivencia y el legítimo derecho de defensa del Estado de Israel, que Irán, Siria y algunos vecinos quisieran aniquilar.

Ningún mandatario latinoamericano concurrió a esa zona. Sus declaraciones son ambiguas, se niegan a reconocer a Hamas como terroristas, el gobierno de Chile incluido.

Nuestra Cancillería se escuda en que solo son terroristas Estados y organizaciones declaradas como tales por Naciones Unidas. Argumento que ha perdido toda legitimidad moral después de los barbáricos ataques del 7 de octubre. El Partido Comunista de Chile y miembros de la coalición de gobierno, que glorifican la violencia, han justificado la matanza dentro de los límites del Estado de Israel, reconocidos por Naciones Unidas.

Lo primero, el gobierno de Chile debe reconocer a Hamas y a sus aliados como terroristas. Con ello evitaría confundirlos con los derechos del pueblo palestino, comunidad pacífica que merece solidaridad y reconocimiento, cuyos residentes y predecesores son valorados por su notable contribución al progreso de Chile.

En segundo lugar, cabría considerar un programa acotado para refugiados palestinos. Lo hubo antes, y también con sirios y afganos. La comunidad palestina residente en Chile, que puede ser la mayor del mundo fuera de su territorio original, favorecería su inserción y acogida.

Israel tiene que proteger al pueblo palestino librándolo de sus ataques a Hamas. Si no lo hace, contraviene el derecho internacional, afectará el apoyo recibido y será derrotado de la misma forma que Estados Unidos en Afganistán, cuando sumó su objetivo de eliminar a Al Qaeda al combatir a los talibanes.

Apoyar a Israel es un deber. A su pueblo han pretendido liquidarlo por más de tres mil años. El ataque sangriento de Hamas es otro intento de borrarlo del mapa.

Corresponde al presidente Boric parar el piloto automático contra Israel, como correctamente afirmó su embajador acreditado en Chile. El diplomático fue reprendido por haberlo expresado en sede distinta de la Cancillería, cuando dijo la verdad en La Moneda, sede de gobierno. El mismo embajador al que el presidente suspendió credenciales por la muerte de un menor bajo supuesta responsabilidad de soldados israelíes y que después reclamó, con razón, por declaraciones oficiales que equipararon los riesgos de actuaciones violentas de Hamas con las del Estado de Israel. Hay que desconectar el piloto automático.

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