Carta La Tercera, 12.11.2019 Fabio Vio Ugarte, embajador y ex director de Política Exterior
La renuncia de Evo Morales a la presidencia de Bolivia es un hecho lógico dentro de un proceso político lleno de irregularidades democráticas y marcado por un populismo acentuado.
Desconociendo abiertamente el pronunciamiento ciudadano que rechazó su posible reelección, usó una decisión absolutamente ilegal del Tribunal Constitucional, dominado por el Ejecutivo, para postularse nuevamente a la jefatura del Estado. Como era previsible los resultados lo favorecieron , pero fueron calificados de fraudulentos por los observadores internacionales y especialmente por la OEA. Las movilizaciones de la oposición fueron intensas y masivas, pero lo definitivo fue la “sugerencia “ de la FF.AA. que abandonara el poder.
La gestión de Morales en sus 13 años se caracterizó siempre por su autoritarismo y desprecio del régimen democrático. Sin embargo, su mayor objetivo de gobierno fue su antichilenismo y campaña de desconocimiento del Tratado de 1904.
Hoy Bolivia ha dado un paso importante al desprenderse de un gobernante ilegítimo. Es una buena noticia. Sin embargo, el futuro no es claro y presenta una serie de interrogantes. Lo deseable es que encuentre el camino realmente democrático, basado en el estado de derecho y lejos del populismo.