Editorial El Mercurio, 06.01.2021
En la práctica, se ha puesto término a la libertad de prensa.
Un país, dos sistemas, la hábil fórmula de Deng Xiapoing en su negociación con los británicos para el retorno de Hong Kong (HK) a la soberanía China a partir de 1997, parece encontrarse en una etapa terminal, antes del plazo acordado. El pacto comprendía, por medio siglo, la convivencia armónica del sistema autoritario de China, su régimen de partido único comunista, con otro sistema, de autonomía especial de la excolonia británica, de capitalismo, respetuoso de los derechos humanos y con tribunales independientes.
Hong Kong es reconocido por su elevada renta per cápita y vibrante comercio. Se trata de uno de los principales centros financieros del mundo, activo participante de APEC, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial de Comercio y la ASEAN.
Mantiene además una intensa relación con Chile, con quien celebró en 2021, su primer Tratado de Libre Comercio. Por décadas ha sido sede de un Consulado General chileno y varias oficinas comerciales de empresas nacionales operan en esa ciudad.
A partir de mediados de la década pasada, desde la presidencia de Xi Jinping, sucesivos cambios legislativos, mayormente relacionados con la seguridad pública, han restringido severamente las libertades políticas y el ejercicio de los derechos humanos por parte de la población hongkonesa, sancionando a disidentes e imponiendo el autoritarismo y centralismo de partido único del régimen comunista chino.
La sostenida clausura de sitios informativos y de medios de prensa opositores culminó la semana pasada con el cierre indefinido, luego de una redada de detenciones contra sus directivos, de Stand News, importante medio digital independiente; luego, Citizen News, otra página de noticias independiente, anunció también su cierre para proteger la seguridad de su personal. En la práctica, se ha puesto término a la libertad de prensa en Hong Kong. Años antes se había extendido la jurisdicción de los tribunales y leyes chinas por sobre las del archipiélago en aspectos del control y observancia de la seguridad pública, eliminándose, virtualmente, el derecho a reunión luego de masivas protestas. Indicativo de la pérdida de autonomía de Hong Kong es la reciente remoción, en varias universidades locales, por instrucciones desde el gobierno central de China, de monumentos conmemorativos de las víctimas de las protestas en la Plaza de Tiananmen, en 1989.
Los eventos en el archipiélago trascienden a sus fronteras, tensionan las relaciones entre China, Estados Unidos y la Unión Europea; se suman a la crítica por transgresiones a los derechos humanos en China continental; impactan y son observados con particular atención en Taiwán, otro territorio en la agenda unificadora de Xi Jinping.
Cabe observar finalmente cómo algunos procedimientos de censura a opositores y de forzada interpretación oficial de la historia se repiten en Rusia. En efecto, simultáneamente a la remoción de los recordatorios de Tiananmen, la Corte Suprema rusa accedió a la solicitud del gobierno del Presidente Vladimir Putin, ordenando cerrar Memorial, organización fundada a finales de la disolución de la Unión Soviética, encargada de preservar memoriales de las víctimas del estalinismo.
