Reportaje El Mundo, 18.02.2023 Carmen Valero
La "mentalidad de la Guerra Fría" se ha instalado en la Conferencia de Seguridad de Múnich según ha denunciado en este foro el máximo responsable de la política exterior china, Wang Yi, y razón no le falta. Desde el comienzo del llamado Davos de la Seguridad el vienes, todos los líderes políticos que han tomado la palabra, con la única excepción de Wang, gobiernan en el llamado mundo occidental, han seguido el mismo guion en el análisis de la guerra de Ucrania o, como el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, han atizado el peligro de una guerra global.
Pekín está "mirando de cerca" para ver qué recibe Rusia "por su agresión". "Lo que está pasando hoy en Europa podría pasar mañana en Asia", advirtió Stoltenberg en un panel junto con el presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, y la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, todos aspirantes a ingresar en la OTAN para ponerse al resguardo de Rusia y todos sujetos a la voluntad de Turquía.
Hubo un tiempo en el que la Conferencia de Seguridad de Múnich era un crisol político que no solo reflejaba la realidad de un mundo multipolar, sino que facilitaba encuentros casuales entre buenos y malos. Sin la pimienta que aseguraba al debate el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, o la siempre hermética delegación iraní, la cita más importante del mundo en materia de Defensa y de Seguridad ha quedado en la exaltación de las relaciones transatlánticas.
"América del Norte y Europa deben permanecer juntas. En un mundo cada vez más peligroso necesitamos nuestras alianzas transatlánticas más que nunca", dijo Stoltenberg, para quien "no es el momento de mirar más allá de la Alianza" sino de "fortalecer y ampliar nuestras alianzas para promover la paz, proteger nuestra seguridad compartida y defender el sistema global basado en nuestros valores y el derecho internacional".
China no es Rusia
Stoltenberg llamó a no cometer con China "el mismo error" que, con Rusia, pues "la guerra en Ucrania ha dejado claro el peligro de una dependencia excesiva de los regímenes autoritarios", advirtió en referencia a la energía. La receta para que eso no ocurra, es según el jefe de la OTAN, diversidad en el aprovisionamiento y más inversiones en defensa.
La intervención de Stoltenberg sucedió a la más esperada por ser la única que se preveía disonante y Wang Yi cumplió las expectativas. Afirmó que China está profundamente preocupada por la prolongada crisis en Ucrania, pero subrayó que su país, a diferencia de Occidente, no quiere echar leña al fuego con más armas., sino que aboga por el diálogo.
"El objetivo de China es facilitar las conversaciones de paz. Ya hubo un texto para una solución pacífica poco después del estallido de la guerra, pero la propuesta del presidente Xi Jinping fue desoída. Es posible que haya potencias con objetivos estratégicos mayores en el conflicto. No les importan las vidas de los ucranianos", dijo en una referencia velada a Estados Unidos.
Wang anunció que Pekín seguirá explorando el camino del diálogo y presentará un documento en ese sentido, iniciativa que no detalló, pero que se ajustará a lo que China siempre ha defendido. "La integridad territorial y la soberanía de los países deben cumplirse de acuerdo los principios de la Carta de las Naciones Unidas", afirmó el jefe de la diplomacia china y apostilló que Pekin no aplica doble rasero
"Taiwan nunca fue un país independiente y nunca lo será", sentenció Wang no sin advertir a Occidente de una revalorización de Taiwán en su política exterior. "Cualquier violación de la política de una sola China o intento de crear dos Chinas sería una gran violación de la soberanía territorial de China".
Wang no dijo hasta dónde llegaría Pekín para asegurarse Taiwan, pero prácticamente calificó de belicosa la de Estados Unidos en el asunto de los globos.
"El globo era un objeto civil no tripulado que se desvió de su ruta y derribarlo con cazas fue una reacción absurda e histérica que, además, contraviene las prácticas internacionales. Hay miles de globos volando en el mundo ¿los derribará Estados Unidos a todos?", se preguntó Wang.
Apelación a EEUU
"Pedimos a EEUU que se abstenga de acciones tan absurdas en el futuro. Que China sea percibida como una amenaza en Estados Unidos es una percepción errónea", afirmó.
En este contexto, Wang acusó a EEUU de una campaña de desprestigio. Esto repercutirá en las relaciones chino-estadounidenses, que deberían basarse en tres principios: respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación. "Es incomprensible que Estados Unidos vea una amenaza en lo que nosotros creemos que es un bien para la humanidad: asegurar el presente y futuro de 1.500 millones de personas".
La intervención posterior de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, devolvió los aplausos a la sala de conferencias. No fue recibida como posible candidata a la presidencia de Estados Unidos, tan en nada ha quedado las expectativas que despertó en sus inicios, sino como la voz de Joe Biden con la sensibilidad de una mujer. Habló de la guerra en Ucrania describiendo las terribles imágenes de destrucción y muerte captadas por las cámaras, del sufrimiento de las madres y los niños que han sido "robados" por Rusia, de la violación por parte de las tropas del Kremlin de una niña de 4 años.
"Son crímenes contra la humanidad y Estados Unidos no descansará hasta llevar a los responsables ante los tribunales", subrayó Harris, arropada en la conferencia por un tercio del Senado estadounidense, la mayor delegación nunca de este país en Múnich.
Entre las declaraciones de compromiso con Ucrania, los deseos de formar parte de la OTAN de Suecia y Finlandia o los mea culpas por no haber detectado antes el ansia imperialista de Putin, las delegaciones buscaban fuera de cámara contactos informales y no solo entre ellas, sino con la industria armamentística, los invitados tapados de la Conferencia.
Armamento
Una de las más activas es la alemana Rheinmetall, de cuyos almacenes saldrán los 100 tanques Leopard de primera generación para Ucrania. Ahora se ha sabido que la empresa ha firmado un acuerdo el consorcio estadounidense formado por Lockheed Martin y Northrop Grumman para la fabricación de los 35 aviones de combate estadounidenses F-35 que Berlín encargó el pasado año para sustituir a la vetusta flota de Tornado.
En el marco también de la conferencia, el ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, se ha entrevistado con el director general de Rheinmetall, Armin Papperger, para hablar sobre futuras entregas de tanques. "También discutimos importantes proyectos para mejorar las capacidades de Ucrania en tanques y vehículos blindados tanto a corto como a largo plazo", dijo. Rheinmetall está dispuesta a aumentar su compromiso", escribió Kuleba en Twitter.
Es lo que ha pedido la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen: más armas, más municiones y más rapidez en las entregas. "Ahora hay que hacer ahora lo mismo que durante la pandemia del Covid", afirmó la política alemana. Ella propone garantías de compra a la industria de defensa para que pueda invertir más rápidamente en líneas de producción y aumentar los volúmenes de suministro. "Creo que ahora es el momento de aumentar la producción de productos estandarizados que Ucrania tanto necesita", declaró von der Leyen. Un ejemplo, dijo, es la munición de artillería de calibre 155 milímetros.