La importancia de llamarse Edmundo

Columna
Realidad y Perspectivas, N*124 (abril 2024)
Milos Alcalay, embajador (r) y exviceministro de RREE venezolano

Edmundo González Urrutia es un diplomático de carrera que no esperaba ser el candidato Presidencial, ya que –como el mismo reconocía– ofreció su nombre para una postulación provisional que asegurase la participación de la tarjeta electoral de la Unidad opositora (MUD), en espera de que los integrantes de la Plataforma Democrática la sustituyeran por el candidato definido por ellos, entre los que aspiraba el Gobernador del Zulia Manuel Rosales, cuya candidatura no le desagradaba al Gobierno, porque la veían débil.

De la noche a la mañana, Edmundo González se convirtió en el candidato “outsider” cuando la dirigente María Corina Machado –inhabilitada inconstitucionalmente– decidió apoyar abiertamente la candidatura provisional de la Plataforma, trasladándole el respaldo alcanzado por ella en las primarias del 22 de octubre cuando obtuvo el 93% de las preferencias, enfrentando a otros 10 candidatos de partidos tradicionales integrantes de la Plataforma Unitaria.

Con ese respaldo, se logró la unanimidad que sorprendió a todos, especialmente al Régimen y a algunos “opositores” que aspiraban abanderar una política de coexistencia con el Poder al estilo Gatopardo, en contravía a la inmensa voluntad nacional que aspira a una transición efectiva en rechazo a 25 años de fracasos, corrupción, ineficacia, atropellos y persecuciones. La fallida “revolución bolivariana” no cumplió con la hoja de ruta definida por Chávez y por la Constitución Bolivariana de 1999, y no pudo cumplir a pesar de las inmensas riquezas producidas por los precios petroleros.

Al Embajador Plenipotenciario no se le ha “subido la candidatura a la cabeza”, ya que ha venido afirmando que su papel histórico se cumplirá en la medida en que garantice el respeto a la voluntad popular. Tampoco esconde –como señala la campaña del PSUV– que es desconocido en el interior del país, porque entiende que su fortaleza consiste en apoyar la transición hacia la Democracia y, al mismo tiempo, reconoce con humildad que la líder del proceso de transición es María Corina Machado. El binomio Edmundo-María Corina, tal como se evidencia en las encuestas, es triunfador porque ha logrado concitar el apoyo de las bases de las más variadas tendencias, entre las que se suman igualmente los chavistas decepcionados. Algunos analistas comparan la candidatura de Edmundo con la de Cámpora en Argentina que para vencer la inhabilitación que tenía Perón adoptaron la estrategia triunfadora “Campora al Gobierno, Perón al Poder”.

El otro pilar que Edmundo tiene que trabajar es el internacional, ya que sin el apoyo del exterior será difícil vencer las tentaciones totalitarias de una minoría que no quiere dejar el Poder. Las recientes posiciones de presidentes de Izquierda Democrática en América Latina, como las expresadas por el presidente Boric, al denunciar las violaciones de Derechos Humanos, o las más recientes de los presidentes Lula de Brasil, Petro de Colombia, o los exmandatarios José Mujica, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet entre otros, coadyuvan a que se respete la voluntad popular y se descarte la tentación del fraude.

A ellos, se suman otros países democráticos de la Unión Europea y de la OEA, que ya venían insistiendo en la transparencia electoral, mientras que los Estados Unidos mantiene una negociación bilateral identificando el compromiso electoral suscrito por el Gobierno. Presidentes europeos como Macron insisten en que se aseguren elecciones transparentes en cumplimiento del Acuerdo de Barbados, y ofrecen la observación de la UE.

El candidato de “todo el Mundo”–como reza su lema electoral– ha venido actuando hasta ahora con realismo político, aceptando el hecho de que María Corina recorra al país con la emoción de una líder política reconocida por la inmensa mayoría, ofreciendo su Programa de Gobierno para el cambio y la infraestructura de defensa de los votos diseñada a través de los “comanditos” a los que se han sumado otros partidos democráticos que quieren asegurar el cambio.

Momentos difíciles pero muy esperanzadores.

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