Crónica La Tercera, 30.11.2022 Bastián Díaz
La manifestación contra la política Covid Cero y la censura se vive en las redes. Han surgido nuevas estrategias para burlar los filtros estatales, y a base de capturas de pantalla y VPN se mantiene circulando el contenido que las plataformas como WeChat y Weibo borran sistemáticamente.
Ya se habla de las protestas más grandes desde el movimiento de la Plaza de Tiananmen, en 1989. Como muy pocas veces en China, las muestras de descontento masivo han pasado de situaciones aisladas y acciones individuales a miles de personas en decenas de ciudades, que responden en contra de la restrictiva política de confinamientos del Gigante Asiático.
En un país donde el ejercicio del periodismo y los medios de comunicación están fuertemente controlados, los videos y fotos de las redes sociales son casi la única manera en que las personas pueden informarse sobre las protestas, donde se ha llegado a escuchar el grito de “Xi Jinping, ¡renuncia!”.
Chinos frustrados por las severas cuarentenas se tomaron las calles este fin de semana, y videos de las marchas y mítines siguen compartiéndose en espacios como WeChat, la aplicación de mensajería estándar en China, y Douyin, el “TikTok” local. Los expertos aseguran que el gran volumen de videos relativos sobre las protestas ya sobrepasó a los softwares de inteligencia artificial y al “ejército de censores” que vigila el uso de internet.
Desde hace años, el sistema censor de internet en China, considerado uno de los más sofisticados en el mundo, ha sacado de circulación un sinnúmero de publicaciones, cuentas de redes sociales, videos, fotos y hashtag de cualquier tipo de contenido disidente. Este miércoles, sin embargo, se pudieron ver durante largo tiempo –según indica The New York Times– videos de peleas entre policías y manifestantes en la ciudad sureña de Guangzhou, con oficiales vestidos de blanco amenazando con varas a las personas reunidas.
Los chinos están usando distintas estrategias para evadir la censura y mantener los videos circulando. Axios entrevistó a una mujer que vivía en Shanghai, y que asegura que desde el viernes pasado ha estado sacando pantallazos de artículos y publicaciones en redes sociales sobre las protestas, subiéndolas a WeChat y mandándolas a amigos para que circulen. “Nada de esto es organizado. No hay un chat grupal donde decidamos que hay que capturar antes de que se borre”, contó la entrevistada.
Otra estrategia de los cibernautas ha sido la de publicar mensajes para transmitir disidencia, pero eludiendo a los censores con cuadrados negros en lugar de palabras, o tomando audios con discursos de funcionarios estatales chinos, apunta Axos.
“Este es un quiebre decisivo al gran silencio que ha habido. Una vez la rabia llega a las calles, es mucho más difícil censurarla”, señala a The New York Times, Xiao Qiang, investigador de la Universidad de California Berkeley. Según indica, el hecho de que haya tanta gente filmando el mismo momento desde distintos ángulos vuelve difícil a cualquier algoritmo detectar “contenido disidente”. Entre otras técnicas para evadir la censura, y que se han usado en otros contextos, son: dar vuelta los videos, añadirles filtros encima o grabar “videos de videos”.
A todo eso hay que agregarle que son cada vez más los chinos que acceden a páginas bloqueadas por el gobierno, como Twitter e Instagram, a través de VPN (redes virtuales privadas) con las que saltan tales bloqueos. A diferencia de las aplicaciones locales, las internacionales escapan de la censura china y han servido como repositorio de contenido, de manera que los usuarios vuelven a estas páginas para redescargar los videos una vez que son borrados de Weibo o WeChat.
Con este ir y venir de videos y fotos disidentes en China, señala New York Times, sería necesario contratar muchos más censores y desarrollar algoritmos más inteligentes si el gobierno quisiera borrar todo el contenido completamente.
Con la muerte este domingo del exlíder chino Jiang Zemin, otra capa de complejidad entró en los esfuerzos del partido para limitar el discurso público. En muchos grupos de chat se han estado organizando distintos eventos, señalando que se podría utilizar la ocasión para juntar manifestantes “bajo la excusa del duelo” por la pérdida del expresidente el Partido Comunista Chino.
Ya en Weibo, indica The New York Times, los censores han comenzado a eliminar rápidamente los comentarios donde se exalte “demasiado” la figura de Jiang, en caso de que pueda verse como una crítica a las tendencias más autoritarias de Xi. Sin embargo, algunos de esos posts siguen circulando profusamente.
Xiao, el experto de Berkeley, indicó al mismo medio que había sido mucho más fácil para los censores el eliminar un video llamado “Voces de abril”, que contaba de manera cronológica el modo en que se vivían las cuarentenas en Shanghai. Ahora que son distintos videos, y no solo uno, los que se reproducen de manera viral, “los censores están superados por la cantidad enorme de contenido que viene de todas partes”, dice el investigador.
Bajo condición de anonimato, un excensor habría dicho al medio neoyorquino que tanto WeChat como Douyin deberían multiplicar por 10 la cantidad de personal con el que cuentan para lidiar con el actual flujo de videos que circula.
Donde sí es más fácil, pero también más evidente, la censura ha sido en la televisión china. Precisamente hoy se volvieron virales no solo en China, sino en todo el mundo, los cambios que aplicó la televisión estatal china sobre el partido de Ghana contra Corea del Sur, en el Mundial de Fútbol de Qatar. La idea de estas intervenciones ha sido la de que los televidentes chinos no pudieran ver a los hinchas del estadio sin mascarillas, para hacer creer que las restricciones Covid continúan en el resto del mundo.
Lo que más se compara es el momento en que, celebrando un gol de la selección ghanesa, un hincha grita de alegría y sin usar mascarilla. Lo que vieron los chinos en ese momento fue totalmente distinto: en lugar de los aficionados, lo que se vio en la transmisión de la estatal CCTV5 fueron las reacciones de los directores técnicos de ambos equipos, Paulo Bento y Otto Addo.
Este tipo de cambios empezó a suceder esta semana, indica la BBC: según el medio, los primeros partidos, en los que se pudieron ver hinchas sin mascarilla y abarrotados, habrían avivado más la ira en China por las cuarentenas provocadas por el Covid Cero. Un comentario en Weibo habría ironizado al respecto, diciendo: “¿Acaso es esto el Mundial del 2018, que a nadie le preocupa el virus?”.