Mercenarios y voluntarios: los otros protagonistas de la guerra en Ucrania

Reportaje
La Tercera, 21.02.2023
Ignacio Cuevas

Mientras los grupos de mercenarios, como la compañía Wagner, se expanden y generan conflictos en las fuerzas militares rusas, miles de personas extranjeras se ofrecen como voluntarias para luchar por Ucrania, lo que pone a sus naciones en un terreno judicial y político riesgoso.

Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, en febrero del año pasado, el foco ha estado tanto en los ejércitos ucranianos y rusos como en las víctimas del conflicto armado. Sin embargo, existen otros protagonistas que han afectado altamente al transcurso y el desarrollo de la guerra: las empresas de mercenarios, donde destaca el famoso grupo Wagner, quienes han estado involucrados en múltiples batallas en el territorio ucraniano.

En oposición a Wagner y otras compañías militares privadas, como el grupo creado por el conglomerado energético ruso Gazprom y la futura agrupación del líder de Chechenia, se encuentran los voluntarios extranjeros que se ofrecieron para alistarse en el Ejército de Ucrania, cuya participación, tanto de veteranos como de soldados principiantes, apunta a un trasfondo complejo y a posibles problemas judiciales dentro de las naciones de Occidente.

 

Las compañías privadas de mercenarios

El grupo de mercenarios Wagner, liderado por el oligarca Yevgeny Prigozhin, quien es muy cercano al presidente Vladimir Putin, ha estado involucrado en múltiples conflictos militares rusos desde hace años, cuyas operaciones se remontan a la anexión forzosa de Crimea en 2014.

En ese tiempo, la compañía militar llevó a cabo una serie de misiones militares tanto en el continente africano como en países como Siria, donde, a pesar de que su impacto general no fuera significante, sirvió como extensión de la influencia rusa en el territorio. Las operaciones abarcaron estados como Centroáfrica, Mozambique y Mali.

Prigozhin, a pesar de las múltiples sanciones económicas impuestas por EE.UU. y la UE, logró acumular una fortuna a través de varios negocios lucrativos en base a los recursos naturales de la región, según un reportaje del Financial Times, quien indicó que en 2020, la empresa Evro Polis, propiedad del líder de Wagner, generó unas ventas valoradas en US$ 134 millones.

Actualmente, la compañía mercenaria participó en varios combates durante la guerra de Ucrania, como la reciente batalla en Soledar y Bakhmut. En este escenario, el grupo es conocido por su alta brutalidad, reflejada en los distintos crímenes de guerra que se les ha adjudicado, sumado al caso de reclutamiento de prisioneros rusos para “misiones suicidas”.

Wagner funciona de forma externa a la ley y al Ejército ruso -con quienes tienen una muy mala relación-, debido a que la legislación rusa prohíbe el mercenarismo. En esta línea, Prigozhin acusó el martes a los altos mandos del país de privar deliberadamente de municiones a sus combatientes de Wagner, en lo que calificó de intento traicionero de destruir su empresa militar privada.

Además, señaló que los altos funcionarios también habían rechazado las peticiones de Wagner de palas especiales para cavar trincheras. Prigozhin elevó el tono de voz hasta el grito y acusó a la cúpula militar de decidir que “la gente debe morir cuando les convenga”, y afirmó que los combatientes de Wagner “caían como moscas” ante la falta de los suministros necesarios.

El del martes es el segundo mensaje de este tipo publicado por Prigozhin en dos días. El lunes, en un mensaje repleto de obscenidades, se quejaba de que funcionarios anónimos negaban a Wagner los suministros por animadversión personal hacia él, y que debía “disculparse y obedecer” para rectificar la situación.

El Ministerio de Defensa ha afirmado anteriormente que Wagner no está bajo su control, aunque la milicia depende del Estado para algunas armas y logística.

La existencia de la organización, según los servicios de inteligencia de EE.UU, se debería a la estrecha relación entre Prigozhin y Putin, quien permite la operación de este tipo de compañías.

Sin embargo, reportes de inteligencia estadounidense citados por el Soufan Group dieron cuenta de la aparición de una nueva empresa militar privada creada por Gazprom, un conglomerado energético ruso que es en su mayoría propiedad del Kremlin. Esto, según los informes, pondría en duda el propósito de esta nueva compañía y su alcance.

Entre las sospechas, se cree que la organización de Gazprom nació para frenar la influencia y las ambiciones políticas de Prigozhin, cuya relación con Putin se ha ido fracturando con el tiempo, tras sus desacuerdos con la gestión de la cúpula de defensa rusa. A esto se suma el nombramiento del general Valery Gerasimov para dirigir a las fuerzas militares, a lo cual Prigozhin se oponía fervientemente.

De hecho, para la analista Tatiana Stanovaya, directora de la consultora política R.Politik, el arrebato de Prigozhin el lunes parecía “un acto de desesperación” destinado a “llegar a Putin”.

Por otra parte, se encuentra Ramzan Kadyrov, líder de la República de Chechenia, cuyos hombres, denominados como “Kadyrovistas”, destacaron por su enorme brutalidad en su participación en la invasión a Ucrania, operando de forma externa a las fuerzas del Kremlin.

A pesar de la situación actual, Kadyrov, aliado incondicional de Putin, y quien ha sido acusado de múltiples abusos a los derechos humanos en Chechenia, expresó su deseo de crear una empresa de seguridad privada similar a Wagner, cuando termine su mandato, mediante un comunicado en Telegram recogido por la agencia rusa TASS.

Según los informes de inteligencia estadounidense, la aparición de estas nuevas compañías militares crea un escenario conflictivo para Rusia, debido a que las crecientes tensiones entre las fuerzas militares rusas y los grupos militares privados podrían provocar rupturas en el Kremlin. Esto, por otro lado, podría alimentar la brutalidad en las campañas bélicas rusas, sin estar limitados por las represalias de Occidente.

 

Voluntarios para la guerra

Cuatro soldados extranjeros de Reino Unido, posando para una foto antes de su partida hacia la línea del frente en el este de Ucrania, en la principal estación de tren de Lviv, el 5 de marzo de 2022. Foto: Reuters

Tras el llamado del presidente ucraniano, Volodimyr Zelensky, miles de personas extranjeras se alistaron como combatientes voluntarios para luchar por Ucrania, convirtiéndose en otro protagonista oculto dentro de la guerra. Según las cifras de analistas y académicos, se estima que entre 1.000 y 3.000 de estos soldados se encuentran activos, donde la mayoría de ellos están operando dentro de la Legión Internacional.

El año pasado, las autoridades ucranianas declararon que 20.000 candidatos de más de 50 países se habrían presentado como voluntarios, de los cuales la gran mayoría desertó al poco tiempo, según académicos y entrevistas a combatientes realizadas por The Washington Post, en las que incluso se supo de casos de personas que buscaban escapar de represalias legales en sus países.

La presencia de soldados extranjeros en las fuerzas ucranianas plantea un problema para ciertas naciones de Occidente, debido a las implicancias tanto jurídicas como políticas que provoca la participación de sus ciudadanos en la guerra de Ucrania, como es el caso de Estados Unidos, cuya Ley de Neutralidad prohíbe que sus residentes impliquen al país en guerras externas.

En otro ámbito, las entrevistas realizadas por The Washington Post revelaron que muchos de los voluntarios activos son veteranos de guerra, quienes ven en el conflicto de Ucrania una forma de escapar de la monotonía de su vida actual. Esto preocupó a los expertos, quienes apuntaron al fracaso de los gobiernos en la reintegración de estos excombatientes a la sociedad civil.

Dentro de sus motivaciones para ofrecerse como voluntarios, varios de los soldados entrevistados indicaron que participar en el conflicto es una forma de lidiar con su pasado en la milicia, sumado a sus demonios internos. En aquel escenario, ven la guerra y la violencia en el campo de batalla como algo más atractivo que su vida en la actualidad.

Según el investigador del Centro de Investigación sobre Extremismo de la Universidad de Oslo, Kacper Rekawek, 100 de estos soldados murieron en el conflicto y más de 1.000 resultaron heridos.

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