Pacificador de la guerra en Ucrania o refuerzo a Putin: los objetivos de Xi tras su visita a Rusia

Crónica
La Tercera, 20.03.2023
Cristina Cifuentes

Según The New York Times, la notable omisión de Xi sobre Ucrania y la mención muy superficial de la guerra por parte de Putin indican que, para ambos líderes, Kiev es sólo un elemento de su enfoque principal esta semana: apuntalar la relación general de sus países.

Tal como se había adelantado, Xi Jinping y Vladimir Putin, se reunieron este lunes en Moscú, en un encuentro en el que el líder chino busca posicionar a Beijing como un posible mediador entre Rusia y Ucrania.

Se trató de la primera visita de Xi a Rusia desde que ésta iniciara una invasión a gran escala de Ucrania y también es el primer viaje al extranjero del mandatario chino desde que obtuvo un tercer mandato el mes pasado. Aunque en total ya ha visitado el país nueve veces desde que asumió el poder en 2013. Y llegó a Moscú tras la notable intermediación a principios de este mes en el restablecimiento de los lazos entre Irán y Arabia Saudita.

Washington denunció la visita de Xi, afirmando que el momento elegido demostraba que Beijing estaba proporcionando a Moscú “cobertura diplomática” para cometer nuevos crímenes. Esto porque ocurre apenas tres días después de que la Corte Penal Internacional (CPI) dictara una orden de detención contra Putin por deportar a niños de Ucrania. Moscú niega haber llevado ilegalmente a menores desde el país invadido, alegando que ha acogido a huérfanos para protegerlos. Y abrió una causa penal contra el fiscal y los jueces del tribunal. Beijing, por su parte, afirma que la orden refleja un doble estándar.

Occidente dice que la orden debería convertir al líder ruso en un paria. “Que el presidente Xi viaje a Rusia días después de que la Corte Penal Internacional haya emitido una orden de arresto contra el presidente Putin sugiere que China no siente ninguna responsabilidad de hacer que el Kremlin rinda cuentas por las atrocidades cometidas en Ucrania”, dijo el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken. China y Estados Unidos, además de Rusia, no figuran entre los 123 países miembros de la CPI, obligados a detener a Putin si llega a su territorio.

Putin y Xi se saludaron como “queridos amigos” cuando se reunieron en el Kremlin este lunes por la tarde antes de una cena, indicó la agencia Reuters. El mandatario ruso dijo a su par chino que veía con respeto las propuestas de Beijing para la resolución del conflicto ucraniano, y que también sentía “cierta envidia” por el “sistema muy eficaz de China para desarrollar la economía y fortalecer el Estado”. Xi, por su parte, elogió a Putin y pronosticó que los rusos lo reelegirían el año que viene. “Bajo su firme liderazgo, Rusia ha dado grandes pasos en su próspero desarrollo”, dijo.

Durante una sesión de fotos antes de que los dos líderes ingresaran a una reunión privada, Putin aseguró que China adopta una “posición justa y equilibrada sobre la mayoría de los problemas internacionales” y que discutiría las propuestas de China para las conversaciones de paz por la guerra en Ucrania, asegurando que Kiev y sus aliados occidentales se han desentendido. Al ofrecer breves comentarios para las cámaras, Xi no mencionó a Ucrania en absoluto.

Después de las conversaciones con Putin, Xi planea hablar con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, informó The Wall Street Journal. El mandatario ucraniano ha dicho que da la bienvenida a los esfuerzos chinos y que la paz depende de que Rusia se retire de todo el territorio ucraniano ocupado.

 

Una relación especial

La reunión de este lunes fue solo el comienzo de la cumbre de tres días en Moscú, por lo que es demasiado pronto para decir cuánto dirán los dos líderes sobre Ucrania. Según The New York Times, la notable omisión de Xi sobre Ucrania y la mención muy superficial de la guerra por parte de Putin indican que, para ambos líderes, Kiev es solo un elemento de su enfoque principal esta semana: apuntalar la relación general de sus países.

El lugar de Ucrania en su agenda pública fue señalado por los dos artículos periodísticos coordinados que Xi y Putin publicaron el lunes por la mañana en los medios de comunicación estatales de sus respectivos países y en los que ambos limitaron la discusión sobre Ucrania a breves secciones cerca del final.

Xi escribió que China estaba comprometida con la paz en Ucrania, pero se mantuvo vago sobre cómo se podría lograr eso, postulando que “el diálogo y las consultas que sean equitativas, razonables y pragmáticas seguramente pueden encontrar un camino razonable para resolver la crisis”.

En su artículo, Putin no dio ninguna indicación de que Rusia podría ceder parte del territorio ucraniano que ha capturado. El Kremlin está abierto a una “resolución político-diplomática” de la guerra, escribió Putin, reiterando su posición frecuente y diciendo que Ucrania y Occidente no estaban interesados en negociaciones que tuvieran “en cuenta las realidades geopolíticas predominantes”.

A fines de febrero, Beijing publicó un documento de 12 puntos, titulado “Posición de China sobre la solución política de la crisis de Ucrania”. El texto ofrece pocos detalles y presenta una lista de condiciones en gran medida acordes con las normas internacionales, como el respeto a la integridad territorial y el cese de hostilidades. El plan chino fue en gran medida desestimado en Occidente como una suerte de estrategia para dar más tiempo a Putin a reagrupar sus fuerzas y solidificar su control sobre el territorio ocupado. Washington ha afirmado en las últimas semanas que teme que China proporcione armas a Rusia, una acusación que Beijing ha rechazado.

Para los expertos, la probabilidad de que Xi pueda persuadir de alguna manera tanto a Rusia como a Ucrania para que acepten una tregua sigue siendo remota. “Un alto el fuego en la situación actual es muy difícil: ambas partes creen que pueden ganar, no pueden rendirse”, dijo a la revista Time el profesor Wang Yiwei, director del Instituto de Asuntos Internacionales de la Universidad Renmin en Beijing. “No espero que surja nada útil de esta visita”, indicó al mismo medio Sean King, vicepresidente senior de la firma de riesgos políticos Park Strategies.

De hecho, no parece que Ucrania sea el enfoque principal de Xi de todos modos. De las más de 1.800 palabras que el líder chino escribió en la Gaceta Rusa, “Ucrania” apareció solo tres veces en dos párrafos adyacentes. Dedica mucho más espacio a elogiar las relaciones bilaterales y que el comercio bilateral se elevó a US$ 190 mil millones el año pasado.

El enfoque de Xi, dijo Wang, será “manejar los efectos indirectos, incluida la crisis alimentaria, la crisis humanitaria, las (interrupciones del suministro) de energía y la conectividad de la cadena de suministro global”, en otras palabras, asuntos directamente relevantes para los intereses de China.

Además, Xi estará menos inclinado a alienar a Putin dado que el apoyo ruso es cada vez más importante desde el punto de vista geoestratégico. La firma, la semana pasada, de un pacto de seguridad AUKUS mejorado entre EE.UU., Reino Unido y Australia, que permite a este último adquirir y operar submarinos de propulsión nuclear, ha puesto a Xi a la defensiva en su propio patio trasero. “AUKUS obliga a China y Rusia a cooperar de una manera más estratégica”, dijo Wang a Time.

A juicio de Dmitry Trenin, profesor de investigación en la Escuela Superior de Economía e investigador principal en el Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de Moscú:

“lo que está en juego aquí no es solo el destino de Ucrania. El problema es el orden mundial existente en sí mismo y su principio organizador actual: la hegemonía global de Estados Unidos. Este estatus, rotundamente rechazado por Moscú y Beijing, está ahora en entredicho. Desde hace algunos años, EE.UU. ha estado llamando a la situación actual una ‘competencia entre grandes potencias’, lo que en el siglo XX fue la esencia de ambas guerras mundiales”.

 

“Los rusos y los chinos, por su parte, han estado abogando desde la década de 1990 por una transición de la unipolaridad liderada por Estados Unidos a un orden mundial multipolar. Esta posición está ganando apoyo entre varios países de Asia, Medio Oriente, África y América Latina. En efecto, el proceso de cambio sistémico ya está en marcha”, indicó.

 

Los lazos entre Rusia y China

Cuando Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022, Occidente no tardó en imponer sanciones y un año después estos castigos han dejado la economía rusa estancada, pero no paralizada. Una de las principales razones se debe a que China, que ya era uno de los mayores socios comerciales de Rusia, ha ampliado significativamente la relación económica de los dos países.

A medida que Rusia ha perdido el acceso directo a las marcas de consumo occidentales y las importaciones de la tecnología más avanzada, como los semiconductores, las empresas chinas han intervenido para proporcionar a Rusia alternativas más baratas. Y a medida que las naciones europeas se han independizado del petróleo ruso, China ha comprado más petróleo de Moscú, a precios reducidos, indicó The New York Times.

China no ha proporcionado a Rusia ayuda militar directa para su uso en la guerra, según funcionarios estadounidenses consultados por el diario, pero ha proporcionado cada vez más un salvavidas económico.

Estados Unidos y Europa han tratado de imponer un precio tope al petróleo ruso para limitar los ingresos del Kremlin de su exportación más importante, pero China y otros compradores clave, como India, siguen comprando. El año pasado, Rusia superó a Arabia Saudita para convertirse en el mayor proveedor de crudo de China.

Samsung y Apple, anteriormente importantes proveedores de teléfonos móviles en Rusia, se retiraron de ese mercado tras la invasión. Desde entonces, las marcas chinas de teléfonos populares, como Xiaomi, Realme y Honor, han despegado en Rusia, según Andrew S. David, director senior de investigación y análisis de Silverado Policy Accelerator, una organización sin fines de lucro de Washington, consultado por The New York Times.

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