Columna Infobae, 07.05.2024 Roberto García Moritán, embajador (r) y exviceministro de RREE argentino
El presidente Vladimir Putin sigue agitando la amenaza del uso de las armas nucleares tácticas contra Ucrania y, junto al líder norcoreano Kim Jong Un, son los únicos que han manifestado la intención de utilizar armamento nuclear pese a contravenir el derecho internacional humanitario y el principio que los Estados no tienen libertad ilimitada en la elección de las armas que emplean. Así lo reconoció una opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia al afirmar que la utilización de las armas nucleares está sujeta a restricciones derivadas de la Carta de las Naciones Unidas y es contraria a lo dispuesto en el artículo 2 (párrafo 4) que prohíbe el uso de la fuerza cuando no cumpla con los requisitos imperativos del artículo 51 de legítima defensa.
También el uso o la amenaza del uso del arma nuclear vulnera instrumentos que prohíben o limitan las armas de destrucción masiva, en particular el Protocolo de Ginebra sobre el Empleo de Gases de 1925 y el apartado a) del artículo 23 del Reglamento de La Haya de 1907 en lo relativo a efectos radiactivos indiscriminados.
El Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) y las garantías negativas de seguridad de las potencias nucleares, aceptadas unánimemente por el Consejo de Seguridad de la ONU, como los tratados que establecen Zonas Libres de Armas Nucleares, son limitaciones adicionales concordante con la primera resolución en la historia de la ONU que declaraba ilegal a las armas nucleares (Resolución I, 24 de enero de 1946).
El Tratado sobre las Prohibición de las Armas Nucleares del 2017 incluye la interdicción del uso y la amenaza de uso del arma nuclear (artículo 1, inciso 1d). Consecuentemente, una violación a esa norma debería llevar a la determinación de responsabilidad penal individual para quienes ordenen y ejecuten el ataque. Es de esperar que una eventual reforma del Estatuto de Roma incluya con mayor precisión los crímenes por utilización de armas de destrucción masiva.
Los pronunciamientos amenazantes del Kremlin sobre el uso del arma nuclear contradicen incluso los Documento Finales del G 20 (del que Rusia es parte) que considera inaceptable el uso o la amenaza del uso de armas nucleares en la guerra en Ucrania.
No hay ninguna circunstancia geopolítica en el mundo que justifique el uso de armamento nuclear, menos aún en Ucrania que fue el único país que voluntariamente se desprendió del arsenal nuclear que disponía de la Unión Soviética. El Memorándum de Budapest de 1994 (firmado por Rusia, Estados Unidos y Reino Unido), le garantizaba a Kiev, como contrapartida a la renuncia al arma nuclear, fronteras seguras que incluía Crimea y los territorios agredidos y ocupados en la actualidad por Rusia.
Los recuerdos de los primeros artefactos nucleares lanzados sobre Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945 son testimonios elocuentes de lo que no debe repetirse en Ucrania ni en ningún otro lugar del planeta.
Es hora de dar un nuevo impulso a la acción multilateral para desterrar el armamento nuclear y retomar los conceptos del Manifiesto Russell Einstein que, en julio de 1955 junto a otros once científicos relevantes, advirtieron al mundo sobre los riesgos y peligros de los arsenales nucleares para la vida y el medio ambiente del planeta.
Hoy, como ayer, hay que solicitar a los líderes mundiales responsabilidad para encontrar soluciones pacíficas a los conflictos internacionales.