Carta El Mercurio, 31.03.2024 Ricardo Concha Gazmuri, embajador (r)
La Cancillería ha anunciado que reabrirá la embajada de Chile en Arabia Saudita. Cuesta entender tamaña inconsecuencia entre esa decisión y su compromiso con desarrollar una política exterior feminista. Cabe recordar que el Estado saudí, más que cualquier otro país árabe, restringe de manera extrema los derechos de las mujeres, las cuales son discriminadas en prácticamente todos los aspectos de sus vidas cotidianas. Es un hecho que las mujeres saudíes son de las que, a nivel mundial, padecen una mayor desigualdad de género y están sometidas a una permanente tutela masculina.
Pero la reprensión y violación de derechos humanos en ese país no se restringe solamente a las mujeres. Baste recordar el brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi, crítico del gobierno saudí, el cual fue descuartizado en el consulado saudita de Estambul. Los encarcelamientos y ajusticiamientos de sus críticos son una práctica del gobierno de ese país.
En suma, el solo hecho de que unas pocas inversiones saudíes arriben a Chile, no parece justificar un acercamiento diplomático con un país que, a diario, viola los derechos esenciales de al menos la mitad de su población. Más aún cuando este gobierno tiene entre sus principios rectores en política exterior, la defensa de los derechos humanos y la promoción y protección de la dignidad y autonomía de las mujeres.
