Trump sube al ring con menos pegada

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República, 16.11.2022
Inocencio F. Arias, embajador (r) y columnista español

Las recientes elecciones estadounidenses han tenido un resultado poco esperado por los pronósticos.

La mayor parte de los comentaristas yanquis, y yo los seguí, colegían que los republicanos iban a tener una clara mayoría en la Casa de Representantes y como mínimo iban a empatar a senadores en la Cámara Alta. Esto no se ha producido, tendrán mayoría en la Casa, muy raspada, aunque suficiente para crear más de un problema a Biden, y aún no se sabe lo que ocurrirá en el Senado en donde, a lo sumo, empatarán.

Que no se produjera “la marea roja” (republicana) anunciada ha trastocado sensiblemente las cosas. Si hubiera ocurrido Trump habría anunciado solemnemente su presentación a la Presidencia, y en caso de que Biden se representara el republicano tendría bastantes posibilidades, según periódicos tan informados como el Financial Times, de volver a la casa Blanca.

Ahora con el chasco, o semichasco, republicano, Biden sale reforzado y Trump con algunas grietas. La primera es que bastantes de los candidatos republicanos que el apoyaba personalmente han sido derrotados, lo que ha sido inmediatamente aprovechado por sus enemigos que apuntan que Trump empieza a ser tóxico. Aclaremos que no todos los que arropaban a Trump han fracasado, y que incluso entre aquellos que lo hicieron los hay que sucumbieron por un muy escaso número de votos.

La imagen difundida por muchos, sin embargo, es que Trump comienza a ser un “looser” (un perdedor). Es lo que pregona hoy el New York Times, al comentar el discurso de Trump anunciando que sube de nuevo al ring presidencial. Cinco comentaristas del matutino critican a Trump tan unánimemente que muchos republicanos repiten que ese diario hace tiempo que perdió la imparcialidad (es cierto que ve rojo con el expresidente).

Amén de dar munición a sus enemigos inveterados, el expresidente parece crear una cierta división, aun no muy acusada, en su partido. Contribuye a ello que el gobernador de Florida, de Santis, es quizás el único republicano que verdaderamente arrolló el martes pasado y, en consecuencia, afloró ese día como un claro candidato a la Presidencia.

De Santis, antes de las elecciones, afirmó que el no lucharía con Trump para la candidatura republicana- puede que ganara en esa pelea interna- pero su éxito del martes llevará a que, sotto voce, varios estrategas republicanos comiencen a cavilar lo impensable hasta hace una semana: que un candidato que no levanta ampollas y viene precedido de una amplia victoria quizás tenga más posibilidades ante un posible achacoso Biden (que dentro de unos días cumple 80 años y ha tenido varios deslices verbales en público).

Uno casi pronosticaría que Trump será el candidato republicano y que por lo apuntado perderá dentro de dos años. Lo que sería mejor para Europa y, más aún, para Ucrania. Sin embargo, después del fiasco de hace días unos no se atreven a dar favorito a ninguno de los candidatos yanquis. Otra cosa es Putin que apuesta claramente por Trump.

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