70 años de la tesis de las 200 millas

Columna
Correo, 01.08.2017
Miguel Ángel Rodríguez Mackay, internacionalista y columnista peruano

Hoy se cumplen 70 años de la tesis de las 200 millas firmada en el Decreto Supremo N° 781 por el entonces presidente de la República, el patricio José Luis Bustamante y Rivero, aunque el autor fue su canciller Enrique García Sayán.

La novísima concepción sobre el mar, al sostenerlo como un espacio de carácter socioeconómico, marcó un hito en la historia del derecho del mar, siendo calificado de revolucionario porque a partir de su dación, el 1 de agosto de 1947, cambiaron los objetivos que sobre el mar tenían los Estados. Me explico. Por primera vez se relieva y valora a los recursos vivos (peces y otras especies) y no vivos (minerales) hasta la milla 200, antes que a las aguas mismas, cuya idea del dominio había prevalecido en más de 2000 años de la historia de la humanidad. A partir de ese momento, entonces, ya no era relevante el mar como espacio sino por sus recursos, que servían de provecho a las poblaciones de los Estados costeros. La milenaria idea de que el mar debía estar militarizado había quedado atrás.

Es verdad que Chile la había formulado un mes y días antes, pero se trataba de una corriente indetenible que comenzaba a hacer eco, primero en la región y luego en el sistema internacional. Precisamente, en 1952, promovidos por Chile, nuestro país y Ecuador, juntos los tres Estados formaron la Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS), que desde ese año tuvo el encargo de coordinar las políticas marítimas de los tres países, a los que se sumó Colombia en 1979. La visión novísima de la tesis marítima regional, en la que el Perú cumplió un rol estelar, fue reconocida con su incorporación intacta en la Convención del Mar de 1982, considerada el mayor acuerdo de carácter planetario después de la Carta de San Francisco de 1945, que crea las Naciones Unidas. A la fecha son 169 los Estados partes de la Convemar y el Perú lamentablemente sigue ausente. Será una decisión política la que permita la ratio vinculante de nuestro país y así lograr beneficiarnos de las enormes bondades de este ecuménico tratado.

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