Adiós a dos grandes de la diplomacia contemporánea

Editorial
OpinionGlobal, 12.02.2020

Es con mucho pesar que OpinionGlobal, un portal electrónico especializado en política internacional con aportes analíticos de diplomáticos profesionales (sección OG Review), se despide, en este número especial, de dos grandes representantes de la diplomacia latinoamericana, quienes nos dejaron en el curso de diez días al despuntar el año 2020. Se trata del peruano Jorge Luis Valdez Carrillo y del chileno José Miguel Barros Franco.

Aunque pertenecieron a generaciones diferentes y se especializaron en campos distintos, Valdez y Barros se convirtieron en verdaderos referentes de sus respectivos servicios exteriores. También cabe señalar que, si bien no coincidieron en la misma época, ambos trabajaron arduamente en favor de la relación chileno-peruana como embajadores en Santiago y Lima, respectivamente. En síntesis, tanto el uno como el otro supieron -cada uno a su manera- ser patriotas al servicio de los intereses nacionales de Perú y Chile, así como defensores de la carrera diplomática frente a los avatares de la clase política y de los intereses partidistas.

José Miguel Barros, 1976 / Wikimedia Commons

José Miguel Barros, abogado, historiador y escritor, nos dejó el 2 de febrero pasado habiendo cumplido unos avanzados pero siempre lúcidos 95 años de edad. Oriundo de una provincia tradicional (San Fernando), fue becado al Internado Nacional Barros Arana para luego estudiar derecho en la Universidad de Chile. En 1945, ingresó a la Cancillería chilena, donde se desempeñó bajo seis gobiernos distintos y siendo nombrado como embajador en cuatro grandes destinos bilaterales (La Haya, Wasington, Lima y París), entre los años 1976 y 1994. Sin embargo, su gran especialidad y mayor afición fueron siempre los estudios de límites internacionales, siendo Agente para los arbitrajes del Río Palena y del Canal Beagle, ambos con Argentina.

En lo humano, José Miguel siempre destacó como una persona tremendamente correcta, inteligente, culta y muy estudiosa (con una de las mejores bibliotecas especializadas de Santiago); hombre sutil y hasta sarcástico, así como honesto y -según fuera el caso- bien apasionado. Portaba siempre consigo una pequeña libreta, donde anotaba todo tipo de datos relacionados con sus investigaciones, aunque también incluía, entremedio, algunos comentarios personales que podían ser  ferozes y eran el terror de sus colegas de la Cancillería.

A parte de las fronteras y de la historia, estudios más bien individualistas que llevaban a Barros a chocar muchas veces con sus contemporáneos, también mostraba intereses colectivos como los relativos a la carrera diplomática, siendo él un gran maestro de diplomáticos más jóvenes. Aquello resultaba especialmente valioso en tiempos difíciles bajo el régimen militar chileno. Sus conocimientos certeros y su pluma filosa lo convirtieron en un adalid de la causa de la profesionalización del Ministerio de RREE. Y, fueron célebres, en los pasillos de la Cancillería, frases suyas como "el nombramiento de un general en el cargo de embajador vendría a ser como el de un embajador a cargo de una división de ejército: inaceptable!".

José Miguel Barros fue, en el fondo, una figura solitaria que predicó mucho en el desierto. Destacaba por encima de sus pares, era exigente y nunca renunciaba a sus principios. Pero siendo un profesional tan cabal, tuvo que dar una batalla incómoda y desigual ante un régimen que nunca entendió el ser y sentido de la diplomacia. Su legado es grande, pero todavía hoy el desafío del servicio diplomático no ha sido recogido.

Desde estas páginas, extendemos a Elna y a toda la familia Barros nuestros respetos por lo que fue un marido, padre y abuelo diplomático ejemplar.

Jorge Valdez Carrillo / Foto: Difusión.

Jorge Luis Valdez Carillo o, simplemente "Coco" para sus amigos, lamentablemente partió el pasado 26 de enero, luego de afrontar con su humilde dignidad una maldita leucemia. Murió en el ejercicio de su cargo, lo que honra a este diplomático de carrera peruano. Y, claro, fue un digno representante de la diplomacia de Torre Tagle, que destacó por sus cualidades personales, una preparación académica de excelencia, una ética de trabajo admirable y, por ende, todas esas virtudes lo llevaron a desarrollar una carrera profesional completa y llena de éxitos.

Los hitos del embajador Valdez fueron sus nombramientos sucesivos como Embajador en Sudáfrica; Representante Permanente en Naciones Unidas; Secretario General y Viceministro de Relaciones Exteriores; Embajador ante el Reino de Bélgica y la Unión Europea; Director Ejecutivo de la Fundación Unión Europea - América Latina y el Caribe (EU-LAC), con sede en Hamburgo entre 2011 y 2015; para culminar como Embajador en Chile desde octubre de 2016.

El canciller chileno Teodoro Ribera, al condecorar al embajador peruano con la máxima distinción del gobierno de Chile, la Orden Bernardo O’Higgins en el grado de Gran Cruz, resaltó el papel central que había desempeñado Valdez en la creación de los gabinetes binacionales entre los dos países, celebrados anualmente desde 2017, los que establecieron un período auspicioso y sin precedentes en la relación chileno-peruana.

Por su parte, cuando el canciller peruano Gustavo Meza-Cuadra lo despide diciendo que, tras más de cuatro décadas "de una brillante trayectoria profesional al servicio de los intereses nacionales, Jorge Valdez fue partícipe y actor fundamental de episodios trascendentales de nuestra historia diplomática”, se está refiriendo a una amplia gama de gestiones de primer nivel en las que le tocó participar a su colega diplomático. Entre ellas, cabe mencionar las complejas negociaciones que condujeron a los acuerdos de paz entre el Perú y Ecuador (1998); la negociación del Acta de Ejecución de 1999 y su reglamento con Chile; ser el primer conductor de la Fundación EULAC durante cuatro años, lo que fortaleció la asociación estratégica entre ambas regiones; y finalmente, lo señalado por Ribera acerca de la relación sin precedente alcanzada con Chile.

Tratándose de uno de los funcionarios más destacados del servicio diplomático peruano, poco antes de su lamentable deceso,Torre Tagle -siempre atenta  a mantener en alto el prestigio de la cancillería- le concedió la condecoración de la Orden al Mérito del Servicio Diplomático del Perú José Gregorio Paz Soldán, en el grado de Gran Cruz. Tal honor fue en reconocimiento institucional de "su invalorable aporte al Ministerio de Relaciones Exteriores y a los intereses permanentes del Perú". En tal sentido, los diplomáticos peruanos recuerdan su buena labor como viceministro y secretario general de Relaciones Exteriores, ya que ayudó a la modernización de la gestión y la infraestructura de la cancillería de su país.

Como si todo ello no fuera poco, "Coco" Valdez era una persona muy humana: predicaba con el ejemplo, sabía trabajar en equipo, y contaba con el afecto de los funcionarios en sus embajadas y en la Cancillería en Lima. Sus colegas diplomáticos extranjeros, en tanto, que tuvieron el honor de conocer y trabajar con "Coco", admiraban en él tanto sus esfuerzos incansables en todos los emprendimientos que acometía como su gran creatividad para encarar los problemas y tratar de resolverlos. Era, por último, un amigo generoso con sus amigos.

Quisiéramos representar a muchas familias diplomáticas extranjeras y a todos los amigos chilenos para enviar a Roma e hijos un abrazo muy afectuoso, así como nuestro recuerdo imperecedero por la vida de "Coco" como gran persona y diplomático.

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