Algunos detonantes de la Guerra del Pacífico

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bradanovic.blogspot.com, 17.10.2018
Tomás Bradanovic, ingeniero de ejecución electrónico

No se si escriba una serie con este tema, que tiene fanáticos, eruditos, sobacos ilustrados -y otros no tan eruditos ni ilustrados- ansiosos de polemizar, no me apetece para nada entrar en discusiones estériles. Pero me encontré con el artículo “La Casa Gibbs y el monopolio salitrero peruano: 1876-1878” de Manuel Ravest Mora y no pude resistir hacer una entrada sobre este interesante tema, que toca características claves de los sistemas políticos de tres países hacia finales del siglo pasado. Sin mucho trámite, aquí voy

La Casa Gibbs
Antes de la Guerra del Pacífico entre Chile, Perú y Bolivia, la casa de Antonio Gibbs and  Sons con sede central en Londres. tenía sucursales en Lima y Tarapacá (Perú), Antofagasta (Bolivia) y Valparaíso (Chile). En Tarapacá, la Casa controlaba la "Tarapaca Nitrate Company", de la que mi abuelo fue apoderado antes de la guerra y que operaba las dos mayores oficnas salitreras: "Carolina" y "Limeña", Desde 1873 a 1875 esta compañía venía dando pérdidas porque con el precio al que había caído el salitre no se cubrían los gastos de producción.

En Antofagasta la Casa Gibbs tenía un 25% de acciones de la "Compañía de Salitre y Ferrocarril de Antofagasta", que era controlada por el chileno Agustín Edwards con un 42% de la propiedad, Edwards controlaba la empresa desde Valparaiso. Antofagasta estaba entonces ocupada por Bolivia, en virtud del Tratado de 1874, que surgió después de una larga disputa fronteriza por el territorio entre los paralelos 23º y 25º. La situación estaba regida por este tratado y el tratado complementario de 1875.

El tratado de 1874 constaba de 8 artículos, establecía en lo principal que el límite entre Chile y Bolivia quedaría en el paralelo 24ºS,. que las ganancias de la explotación entre 23º y 25º se dividirían por mitades entre ambos países y que los derechos de exportación debían ser fijados de común acuerdo entre los dos países. El complementario de 1875 decía que "Todas las cuestiones a que diere lugar la inteligencia y aplicación del tratado de 6 de agosto de 1874, deberán someterse al arbitraje".

¿Cual fue el problema entonces?
Todo parecía claro y sin lugar a interpretación, pero surgió un problema en Perú, pues los costos de producción del salitre en Tarapacá eran muy altos y por lo mismo, la "Tarapaca Nitrate Company" venía perdiendo plata todos los años. La única solución para recuperar el precio era bajar el volúmen de producción, idea que no era compartida por la  "Compañía de Salitre y Ferroarril de Antofagasta", de Edwards, que operaba en territorio boliviano, tenía mucho menores costos y estaba ganando bastante plata.

Aquí es donde parte un serie de movidas desde el Perú, encaminadas a bajar el volumen de la producción total exportado. La primera medida del Estado Peruano fue nacionalizar las oficinas de Tarapacá, lo que fue recibido con satisfacción por la Casa Gibbs que, en compensación a entregar las salitreras, fue nombrada distribuidor exclusivo para Europa, así se sacaron de encima una producción que daba pérdidas y pasaron a ser comercializadores, donde solo podían tener ganancias.

Así, el problema de bajar la producción para recuperar el precio quedó en manos del Estado Peruano, que era el nuevo dueño de las oficinas. Ya el 6 de febrero de 1873 Perú y Bolivia habían firmado el Tratado Secreto de Alianza Defensiva, que decidió finalmente la entrada del Perú en la guerra. Existe en Chile hasta hoy la idea que ese tratado fue parte de una serie de maniobras del Estado Peruano para presionar a Edwards a bajar su producción de salitre, y así poder operar sin pérdidas en Tarapacá.

Por otra parte, El tratado de 1874 tenía que ser refrendado por el Congreso Boliviano, y la condición que pusieron los congresistas fue que Bolivia debería fijar unilteralmente un impuesto por cada quintal de salitre exportado, primero de 3 centavos y luego subieron la tasa a 10 centavos por quintal. Con ese impuesto subirían los costos de Edwards y así -suponían- se allanaría a bajar la producción para que subiera el precio.

Pero Bolivia no podía poner hacer eso unilateralmente sin romper el tratado, la exigencia de los congresistas fue acogida igual por el presidente boliviano Hilarión Daza, pensando que Chile no se iba a embarcar en una guerra con Bolivia y Perú y trataría de acomodarse a las exigencias bolivianas. La convicción de Daza era que el Tratado secreto -que a esas alturas ya no era nada secreto- obligaría a Chile a acatar el impuesto unilateral.

El tremendo error de Daza
Así fue como Daza decidió imponer los 10 centavos por quintal, les calculó impuestos no pagados a las salitreras, en especial la de Edwards, trabó el embargo y remate contra estas oficinas, que se negaron a pagar. Fue bien parecido a la "nacionalización" del cobre de Allende, aprobada por la unanimidad del Congreso de Chile, que no pagó por los activos expropiados alegando "utilidades excesivas" y terminó con un desatre mucho más costoso para el país.

Daza se equivocó completamente en la reacción esperada. Aunque al presidente chileno Anibal Pinto no le hacía maldita gracia ir a la guerra, la opinión pública era unánime de no aguantar el insulto boliviano de la imposición unilateral del impuesto. Por otra parte el tratado "secreto" era un secreto a voces y la opinión popular obligó al gobierno a ocupar Antofagasta y quedarse allí para impedir el remate. Esto significó que Bolivia declarara la guerra a Chile y que Perú quedara involucrado, de rebote, obligado por el tratado secreto.

Hubo muchas fintas en días previos a la ocupación de Antofagasta: intentos de establecer arbitraje, exigencia de Chile al Perú para que se declarara neutral antes de arbitrar, negativa del Perú. Hubo una negociación apresurada con Argentina, donde Chile entregó buena parte de la Patagonia -otro territorio en disputa- pero la causa directa de la guerra fue la decisión de Daza de romper el Tratado y la reacción chilena de ocupar Antofagasta, todo eso está abundantemente documentado y muy pocos lo discuten.

Las causas más profundas de la guerra
Pero aparte de esas causas directas, también hubo otras causas profundas, que se han discutido por más de 100 años sin llegar a acuerdo. Mucha historiografía peruana habla del "apetito por el territorio" del litoral y Tarapacá, en Bolivia hablan del "despojo" y se enredan en discusiones sobre una supesta rapacidad, que los convirtió en víctimas inocentes de las ambiciones chilenas. Esas son majaderías escritas después de la derrota, como la "puñalada en la espalda" del nacionalismo alemán, después de perder la I Guerra Mundial, en fin, mejor pasemos al asunto de una vez.

En mi opinión -y aquí solo caben las opiniones- las causas profundas de la guerra fueron dos: la disputa fronteriza nunca resuelta entre Chile y Boliva, el Tratado de 1874, en lugar de resolver la cuestión fue una de las causas directas de la guerra. La otra causa, indirecta en mi opinión, fue la rivalidad histórica entre Chile y Perú, que es muy antigua, dura hasta hoy y se ha resuelto a lo largo de la historia de distintas maneras. Ambos países somos muy parecidos, exportamos prácticamente lo mismo, competimos por los mismos mercados y en general somos como dos perros disputando un mismo hueso.

La disputa de límites y el tratado
Vamos por parte. El problema fronterizo se trató de zanjar con un tratado, lo que muestra que ambos países quisieron en su momento arreglar el asunto a la buena, pero la decisión de Daza y el Congreso Boliviano, de romper la cláusula del impuesto, con la esperanza que Chile no iba a reacconar, fue una apuesta temeraria y equivocada, tal como lo que hizo Galtieri cuando decidió invadir las Malvinas. El tratado, en lugar de resolver el problema lo empeoró hasta el límite. Los tratados son útiles solo mientras se respetan, cuando una parte trata de quebrarlo todo se va al diablo.

La animosidad popular en Chile contra el Perú
Lo de la rivalidad entre Chile y Perú se ha resuelto de distintas maneras en el tiempo: ha ido desde la guerra, la amenaza, la hostlidad retórica, hasta la actual competencia económica, que creo es la manera más civilizada que existe de manejar esta situación. Hay una teoría que dice que el objetivo principal de Chile al ocupar Antofagasta fue atacar al Perú y creo que en cierto modo puede hacer sido así, pero no por voluntad de los gobernantes, los oligarcas ni menos de los ingleses de la Casa Gibbs, sino que empujados por una enorme animosidad de la opinión pública .

El impuesto pudo haber sido un insulto aguantado por Chile en otras circunstancias, pero  había rencor popular acumulado contra Perú y Bolivia, en el contexto de cosas que habían pasado pocos años antes. No hay que olvidar que aún estaba caliente el recuerdo del asesinato de Diego Portales y los intentos hegemonicos del mariscal Santa Cruz, el Napoleón Aimara, Creo que esa fue la semilla y una de las causas profundas de la decisión de Anibal Pinto de ocupar Antofagasta militarmente, lo que terminaría en la dinámica de la guerra, Si no lo hacía habría sido el fin de su gobierno.

Dudo que haya sido una decisión agradable para Pinto, pero fue el país más que el gobierno el que exigió la guerra, con la correcta intuición que si dejaba pasar lo del impuesto, Chile quedaría de rodillas, a merced de los caprichos de un matón cobarde como era percibido Hilarión Daza. El furor entusiasta por enrolarse en la guerra cruzó todas las clases populares en Chile, a diferencia de Perú y Bolivia donde lo vieron primero como obligación y a medida que iban perdiendo como autodefensa. En Chile hubo un frenesí por salir a pelear, los cronistas de la época describen como muchos soñaban morir combatiendo por la patria, especialmente después del ejemplo de Arturo Prat.

La guerra se gestó mucho antes
En mi opinión todo esto empezó con el choque de dos de los mayores genios de la política en América Latina: Andrés de Santa Cruz y Diego Portales. Portales quería mucho al Perú, vivió años allá, tuvo hijos con peruana y no se casó con ella por un sentido del deber exagerado hasta el ridículo, que el mismo calificaba como su "rareza". Conoció muy bien al Perú y para que decir a Chile, fue extraordinariamente visionario y se dio cuenta de la rivalidad inevitable entre Chile y Perú, que se tendía que resolver de alguna manera.

En su extraordinaria carta a Tocornal, se ve esta admiración de Portales por peruanos y bolivianos, a quienes califica de "hombres sutiles, hábiles y cosquillosos" en contraste con "El orden social (que) se mantiene en Chile por el peso de la noche (...) la tendencia casi general de la masa al reposo es la garantía de la tranquilidad pública".

Portales intuyó antes que nadie el peligro para Chile de una unión política y militar entre Perú y Bolivia, que fue el propósito estratégico de Andrés de Santa Cruz, dedicó su vida a combatirla y murió asesinado.por esa causa, En mi opinión la Guerra del Pacífico fue el desenlace inevitable del choque entre Portales y Santa Cruz, ocurrido casi cincuenta años antes, un choque que el pueblo en Chile nunca olvidó y por eso obligaron al gobierno a embarcarse en la guerra. Esa es la idea que yo tengo al menos, en base a lo que he leído y las conclusiones que he sacado de las lecturas.

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