Argelia, Sánchez y un patinazo de párvulo (o de acojonado)

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Republica, 09.06.2022
Inocencio F. Arias, embajador (r) y columnista español

Un diplomático que haya estado destinado seis meses en Argelia o que haya pasado un año en el departamento competente de Exteriores podía, después del giro inexplicable de Sánchez, colegir dos cosas: que Argelia es un mal enemigo y que le habíamos retorcido literalmente los cataplines en el tema del Sahara.

Ya sabemos que la posesión de ese territorio es vital para Marruecos, pero un aspirante a aprendiz de experto en África, y no me estoy refiriendo a la esposa de Sánchez, intuye que para Argelia el Sahara debe ser cualquier cosa menos marroquí: independiente, unido a Mauritania, aliado de Senegal o absorbido por Marte, todo menos marroquí. Por tanto, cualquier experto que no sea bobo ni un palmero de campeonato debe advertirle a nuestro presidente que la cesión verbal del Sahara a Marruecos irritaría sobremanera a Argelia. Era previsible. Yo trabajé cuatro años en Argelia y traté mucho a argelinos y marroquíes en mis siete años en la ONU. Yo habría dicho sin acritud a Sánchez:

“No entro en por qué has dado el paso de reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sahara, pero a partir de ahora con el cabreo que van a coger los argelinos nos van a hacer todas las jugarretas que puedan concebir. TODAS. Van a pensar que eres un farsante y un mentiroso y no te lo perdonan. Además, se han dado cuenta que has cedido ante Marruecos por razones misteriosas, te has arrugado, y ellos han aprendido y nos van a dar duro”.

Y aquí entra la madre del cordero. “Las razones misteriosas” del giro sanchista. ¿Están tan ciegos sus asesores o son tan pelotas del líder que no le advirtieron de que Argelia nos podría pasar alguna factura ¿O bien si alguno menos acojonado le insinuó tímidamente algo Sánchez no quiso oírlo “por razones misteriosas”? ¿Que amenaza marroquí temía Sánchez que le hizo cambiar una política de 50 años? (hasta Franco quería que los saharauis opinaran sobre su futuro) ¿Qué había en las conversaciones de Sánchez que presumiblemente interceptó alguien (¿Marruecos?) y le hizo darle el regalo cuantioso del Sahara a Rabat?

La razón misteriosa tiene que ser algo gordo, algo que afecta no ya a España sino al futuro personal de Sánchez. Alguien piensa que tal vez supo o dedujo que le iban a montar una invasión más numerosa que la anterior en Ceuta y Melilla. Masiva. Otros encuentran razones más enrevesadas.

Repito que el tema no puede ser baladí, porque aunque Trump y Francia se hayan acercado a las posiciones marroquíes sobre el Sahara, Sánchez ha olvidado la postura tradicional de España, la posición de la ONU que quiere un referéndum y la posición oficial de su partido: “Los socialistas y las socialistas consideramos….. que hay que promover la solución del conflicto del Sahara, a través del cumplimiento de las resoluciones de la ONU que GARANTIZAN EL DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN DEL PUEBLO SAHARAUI”. (En lenguaje llano, los saharauis deben decidir, ellos, entre la independencia y la anexión por Marruecos).

Ya sabemos que Sánchez es un cínico y un mentiroso. Y cambia chaquetas. Pero si, como parece, no ha conseguido prácticamente nada a cambio de decir que el Sahara es marroquí -ha dado unas barras de oro por espejitos y abalorios- ¿qué le ha impulsado a hacerlo traicionando incluso a su partido? Aquí hay misterio.

Y, más grotesco aún, ¿cómo puede ser tan triunfalista y tan trilero que creyera que Argelia no iba a reaccionar? ¿Quién le asesora? Es un patinazo ridículo, clamoroso, para ser estudiado en un máster de política internacional. Y que nos va a costar los cuartos en varios campos; exportaciones, contratos de obras públicas, inmigración y alguno más.

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