Carta OpinionGlobal, 20.08.2023 Carlos Klammer Borgoño, embajador (r)
En el programa televisivo Estado Nacional del domingo pasado, la expresidenta Bachelet manifestó haber sido sorprendida en la mañana del martes 11 de septiembre de 1973, al enterarse del bombardeo de La Moneda, mientras se encontraba trabajando. Nunca imaginó que algo parecido podría ocurrir en Chile.
Tampoco se enteró de la existencia de grupos armados en el MAPU, el PC, el MIR, o el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Suponemos también que nada supo del Congreso de Chillán, donde su Partido Socialista validó la vía armada para alcanzar el poder. Incluso declaró que, recientemente, al presentar el libro póstumo del expresidente Aylwin, donde fundada y ampliamente relata la crisis imperante el año 1973, que desemboca en el golpe militar, tuvo la sensación de haber vivido en otro país.
Al votar Apruebo en el plebiscito del 4 de septiembre último, tampoco supo que estaba aprobando una Constitución extremadamente partisana, rechazada por el 62% de los chilenos, como seguramente en años anteriores no se percató al elegir la República Democrática de Alemania como su país de exilio, el más antidemocrático de Europa y quizás del mundo, donde tampoco supo de las flagrantes y reiteradas violaciones de los DD. HH. del régimen dictatorial de su compañero Honneker.
