Bashar al Assad, dictador por encargo

Perfil
ABC, 14.04.2018
Redacción
El oftalmólogo de profesión, con poco carisma, refinada educación británica y buen dominador de la retórica, se debate hoy bajo una lluvia de bombas lanzadas por EEUU, Francia y Reino Unido

No se sabe si Bashar al Assad, un oftalmólogo de profesión que cuando accedió al poder parecía un hombre con poco carisma y de talante moderado, es un maquiavelo que mueve los hilos o la cara visible de un régimen que parecía inexpugnable hasta que en 2011 estalló la guerra civil.

Sea como fuere, Al Assad se ha valido del férreo sistema político construido por su padre, Hafez, del que heredó el cargo tras su muerte el 10 de junio de 2000, para mantenerse en el puesto a pesar de los más de siete años de guerra civil y un número de muertos que supera ampliamente los 400.000 y con más de ocho millones de refugiados, dentro y fuera de Siria.

El ataque en Siria de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, en castigo por la reciente ofensiva con armas químicas, busca ahora poner freno a sus desmanes.

Su persona mueve pasiones entre los sirios, que lo odian a muerte o lo idolatran, dependiendo de su simpatía o enemistad con el régimen, aunque existe una gran masa que simplemente aspira a vivir en paz.

Frente a la rigidez de sus discursos, en las pocas entrevistas que ha concedido en los últimos tres años el mandatario se ha exhibido siempre relajado, e incluso sonriente, conocedor de la idiosincrasia de la sociedad siria. «La mayoría de los sirios está en el centro y luego tienes a gente que te apoya y a gente que está en contra, así que la mayoría siempre está en el centro, lo cual no significa que esté en contra», decía en una de esas intervenciones, en las que suele dominar la retórica con habilidad.

Pese a defender contra viento y marea que Siria afronta una lucha contra el terrorismo y pese a haber mandado a los tanques contra los manifestantes, ha admitido que el sistema político de su país no es democrático y que son necesarias reformas. «Hay diferencia entre dictador y dictadura. La dictadura es el sistema y nunca dijimos que fuéramos una democracia, pero nos estamos moviendo hacia las reformas (…) Sobre mi persona, lo que haga debe basarse en la voluntad del pueblo, porque necesitas de legitimidad popular», afirmaba en diciembre de 2011, según recogía EFE, meses después del estallido de la guerra civil.

Consciente de que su gran baza es la institución castrense, dirigida por oficiales próximos al régimen pertenecientes a la secta alauí -chií, a la que él mismo pertenece-, Al Assad explicaba en otra entrevista que «en Siria hay estabilidad porque el Ejército no está dividido; si lo estuviera, no la habría». Ha cumplido a rajatabla la hoja de ruta que trazó en 2011, cuando adelantó que habría elecciones parlamentarias y una nueva Constitución antes de los comicios presidenciales de 2014. Ha seguido apareciendo en actos públicos e incluso lo hemso visto recientemente visitando zonas de los alrededores de Damasco recién liberadas por su Ejército. Siempre que es menester aparece acompañado por su esposa Asma, con la que tiene tres hijos, y junto a la que intenta dar una imagen de modernidad y moderación frente a «los enemigos de la nación», como llama a «los terroristas de ideología takfiri» (extremistas radicales).

A la sombra del padre
Nacido el 11 de septiembre de 1965 en Damasco, Al Assad estudió medicina y se especializó en oftalmología en la capital siria y Londres, donde cursó un postgrado. En 1994, fue llamado por su padre, el entonces presidente, Hafez Al Assad, tras la muerte de su hermano mayor Basel, el primogénito, en un accidente de tráfico.

A partir de entonces, Bashar ascendió en la carrera militar con el apoyo paterno.
Después de la muerte de su padre, que gobernó durante casi tres décadas, fue declarado presidente por el Parlamento tras un referéndum popular en el que recibió una aprobación del 97,29%; y juró el cargo el 17 de julio de 2000. A su llegada al poder se pensó que iba a dar un giro democratizador, pero menos de un año después dio marcha atrás y fueron arrestados activistas y opositores.

En 2007, Al Assad renovó su mandato por otros siete años en otro referéndum en el que obtuvo el 97,62% de los votos.

Con los comicios de junio de 2014, celebrados únicamente en las zonas bajo el control del Gobierno, Bashar al Assad consiguió un tercer mandato por siete años, en un país fragmentado por el conflicto bélico que estalló en marzo de 2011 y que no ha conseguido moverlo ni un ápice del sillón presidencial.

1 Respuesta

  1. Por muchos años he promovido la idea de que los “analistas” (no comprometidos y no prejuiciados) deben esforzarse por acercarse a elaborar documentos que constituyan un aporte de conocimientos a la opinión pública y no un producto destinado a influir en algún sentido predeterminado en la idea que el consumidor pueda tener sobre un cierto asunto.

    La desviación en el propósito de ilustrar sobre un tema en particular puede ser voluntario o involuntario. En el primer caso, creo del caso señalar que bien podría el autor señalar claramente el objetivo de sus opiniones y no dar la impresión de que sus planteamientos son objetivos, sin serlos, porque en definitiva, esto es una especie de venta de un juicio en forma velada.

    En el segundo caso, el desvío involuntario, es consecuencia generalmente de un intento de sintetizas o simplificar algo que no es aconsejable hacerlo por la complejidad del tema de que se trate. Distinto es el caso cuando se trata simplemente de enunciar un asunto y entonces ello se realiza a través de un anuncio como por ejemplo, “el rol de Siria en la situación actual en el Medio Oriente”, en donde el Presidente de ese país es sin duda alguna un protagonista importante.

    En el contexto de esta explicación, puedo señalar que no me gusta el artículo, “Bashar el Assad, Dictador por encargo”. Desde ya el título me parece sensacionalista e importa un prejuicio claro como es el de calificar al personaje de dictador y al gobierno de dictadura. No es mi intención asumir la defensa de nadie pero me parece que esta calificación oculta totalmente todo lo que hay detrás de lo que estamos viendo en Siria y en la región y por lo tanto, quién no pretende profundizar en el tema, lisa y llanamente queda con una opinión formada sobre el señor Assad y su país, reñida absolutamente con la profunda realidad de la problemática en desarrollo. A mi juicio, el artículo en cuestión tiene visos de irresponsabilidad y es respetable solo en el sentido de que se trata de una opinión personal.
    La mezcla de frases informativas, con antecedentes no verificados con juicios a priori, hacer de este artículo un documento subjetivo y lejos de servir como un aporte al conocimiento.

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