Bolivia: Una enemistad que nos concierne

 

Columna
El Líbero, 04.03.2024
José Rodríguez Elizondo, periodista, escritor y Premio Nacional de Humanidades 2021

Acabo de leer en la prensa y escuchar en otros medios que, recién “ahora”, el expresidente boliviano Evo Morales convierte a su exvicepresidente e ideólogo Álvaro García Linera (AGL) en su nuevo enemigo. Usando su propia nomenclatura, “Toro Blanco” dejó de ser yunta de “Toro Negro”

Curiosa información que confirma la insoportable levedad de nuestra memoria. Es que la noticia real se produjo a comienzos de abril de 2023. Fue cuando AGL, también influencer de chilenos y peruanos de izquierdas, quiso ser un componedor de relaciones entre Morales y el presidente Luis Arce. Tras sermonearlos por estar disputándose el poder futuro y desangrando al partido propio en el presente, los invitó a dialogar. Arce no dijo nada, pero la réplica de Morales fue fulminante. Recordando que “el hermano Álvaro” fue su segundo por 14 años y tratándolo implícitamente de desleal, ironizó sobre los politólogos y sintetizó su nueva relación en una frase: “Tengo un enemigo más”.

Aquello me sugirió una columna titulada Historia de dos binomios (El Líbero, 11.4.2023), alusiva a la relación entre intelectuales más o menos competentes y gobernantes más o menos ilustrados. A ese efecto contrapuse la pareja boliviana Morales/AGL con la dupla cubano-francesa Fidel Castro/Regis Debray. Deduje que, aunque con profundas diferencias sociales y culturales, ambas vinculaban a un político mesiánico con un candidato a supergurú. Mientras Debray quería, a través de Castro, “pensarles la revolución a los latinoamericanos”, AGL quería, Morales mediante, entronizar a los indígenas en el poder boliviano y regional.

 

De asesor a protagonista

Al margen de la curiosidad, lo noticioso es una arista eventual de ese divorcio boliviano, ya detectada en la columna mencionada: la posible mutación de “Toro Blanco” en un actor político central.

En efecto, liberado de su dependencia de “Toro Negro”, AGL está emergiendo como un “tercer hombre” del partido MAS. Perdida la esperanza de abuenar a su exjefe con el actual presidente (si alguna vez la tuvo), está promoviendo como candidato presidencial a un tercer hombre: Andrónico Rodríguez, dirigente cocalero y presidente del Senado. Dice que éste “jalaría una nueva votación, más allá de la que tienen Evo y Luis”.

En apariencia, sería una nueva muestra de su vocación para ejercer como Gran Elector y poder detrás del trono. Pero, visto que la querella Morales-Arce podría llevar al MAS a la derrota y que Rodríguez puede ser un volador de luces, también podría ser una encuesta camuflada o una autopromoción inteligente. ¡Qué mejor presidente que quien saca presidentes del sombrero!

Si tal sospecha llegara a concretarse, chilenos y peruanos tendríamos que estar muy atentos, porque las propuestas de AGL sobre política exterior nos conciernen estratégicamente. Pese a nuestra flaca memoria, no debemos olvidar que, en cuanto ideólogo de Morales, fue el tesista de Runasur, de una salida soberana al mar vía plurinacionalidad y de las constituciones sin consenso que legitiman “una guerra social total”.

Encabalgado sobre esas tesis de su actual enemigo, Morales quiso endosarnos una constitución que nos debilitaba en lo geopolítico e intervino en un estallido en el Perú, para escindir su parte sur. Aquí pasó piola, pero en el Perú fue denunciado por diplomáticos top y el Congreso lo declaró “persona no grata”.

En cuanto a AGL, sería interesante ver si, dependiendo sólo de sí mismo, optará por mantener sus tesis injerencistas. Esas que llevaron a sus seguidores chilenos a calificarlo como “uno de los más importantes intelectuales de América Latina”.

Conclusión: No estamos ante un proceso boliviano rigurosamente ajeno.

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