Brasil: política exterior y elecciones

Columna
Infobae, 08.09.2022
Felipe Frydman, economista argentino, exembajador y consultor del CARI
Los resultados de los comicios tendrán amplia repercusión por las dimensiones del país en el contexto regional y sus posibilidades de expansión

Los programas de ambos candidatos esbozan una visión contrapuesta sobre el futuro de la inserción de Brasil en el contexto internacional

Los apartados de política exterior de los programas electorales de los dos principales contendientes, Jair Bolsonaro y Lula da Silva, en las elecciones de octubre, exponen diferentes énfasis en las prioridades para el relacionamiento internacional. La plataforma del Partido de los Trabajadores (PT) comienza con una crítica a la política actual, como corresponde a la oposición, y convoca a “defender la soberanía y la integración de América del Sur, de América Latina y el Caribe, con vistas a mantener la seguridad regional y promover un desarrollo integrado a la región, con base en la complementariedad productiva potencial entre nuestros países”. La cita termina con un llamamiento a fortalecer, sin hacer distinciones, el MERCOSUR, la UNASUR, el CELAC y el BRICS.

Los párrafos de la presentación del Partido Liberal destacan la trayectoria histórica de Brasil como defensor del “orden multilateral global basado en el derecho internacional y centrado en la Carta de las Naciones Unidas”. La región aparece recién mencionada cuando se plantea la búsqueda de mercados y fuentes de inversiones y cooperación con todo el mundo, “especialmente con aquellos con los cuales se mantienen lazos culturales e históricos tradicionales y en el entorno geográfico de las Américas y del Atlántico Sur”; nombra solo al BRICS y al G20, y en varias oportunidades reitera la importancia de completar el proceso de ingreso a la OCDE por compartir los mismos objetivos de la organización.

El PT propone trabajar para la construcción de un orden global nuevo, comprometido con el multilateralismo, el respeto a la soberanía de las naciones, la paz, inclusión social y sustentabilidad ambiental, que contemple las necesidades e intereses de los países en desarrollo. También enfatiza la ampliación de la participación de Brasil en los asientos de los organismos internacionales.

Los programas esbozan una visión contrapuesta sobre el futuro de la inserción de Brasil en el contexto internacional. El PT se declara partidario de poner en práctica una política activa para recuperar el protagonismo global que tuvo durante las presidencias de Lula cuando era “respetado por el mundo entero”. En el ámbito regional aspira a reconstruir el UNASUR y fortalecer el MERCOSUR y retornar a la CELAC, de la cual saliera en enero de 2020 con la excusa de no avalar la presencia de regímenes no-democráticos.

Las perspectivas del PL, de acuerdo con la redacción, parecieran responder más a las demandas internas al colocar a la política exterior como un instrumento para captar inversiones y apuntalar el crecimiento sin cuestionar el orden actual. La insistencia en la importancia de la OCDE confirma esa posición porque ese organismo, cuyos principales miembros son los países avanzados, es considerado un sello de garantía para la coherencia y transparencia de las economías de mercado.

El triunfo de Lula da Silva en las próximas elecciones implicaría la búsqueda de una mayor interrelación con la región, aunque la plataforma solo es enunciativa. En ese sentido, cabe recordar que durante sus presidencias el MERCOSUR no tuvo avances significativos más allá de las declaraciones políticas por las reticencias para abrir su mercado y, en cambio, favoreció el BRICS como parte de su estrategia global para convertirse en el interlocutor ante el G7. En esta oportunidad, el PT repite nuevamente su objetivo de “modernizar la estructura productiva por medio de la industrialización, el fortalecimiento de la producción agropecuaria y el estímulo a proyectos innovadores” que complicarán la posibilidad de una complementación en el MERCOSUR o con el resto de la región.

La reelección de Jair Bolsonaro ratificaría el rumbo de la política actual, enfocada más en la consolidación del modelo económico de apertura para una mayor inserción en las cadenas de valor global ante la relocalización de las inversiones como consecuencia de la nueva situación internacional. En esta caracterización, el MERCOSUR o América Latina no figurarían entre las prioridades.

Los resultados de las elecciones tendrán amplia repercusión por las dimensiones de Brasil en el contexto regional y sus posibilidades de expansión, al contar con una macroeconomía ordenada y estable que podría catapultarlo en los próximos años para una nueva fase de desarrollo.

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