Columna El Mercurio, 28.07.2016 Juan Eduardo Errázuriz O., presidente Capítulo Chileno Consejo Empresarial Chileno-Peruano
En el marco de la reciente reunión del Consejo Empresarial Chileno-Peruano, durante la Cumbre de la Alianza del Pacífico, se hace necesario destacar cómo estas instancias han contribuido a potenciar el desarrollo económico y al fortalecimiento del diálogo y cooperación entre ambos países, así como para promover acciones de integración hacia otras naciones de la región y bloques multilaterales.
En sus doce años de trayectoria, esta instancia bilateral se ha convertido en una sólida plataforma para avanzar hacia el desarrollo de ambos países, lo que sin duda ha abierto grandes oportunidades y ha conseguido innegables logros en cuanto a cooperación económica. A la fecha, la inversión chilena en Perú está por sobre los US$ 16.500 millones, y la peruana en nuestro país en el orden de los US$ 10.500 millones. Hemos consolidado, además, un marcado compromiso empresarial en el incentivo de una agenda social y de responsabilidad corporativa.
En el ámbito bilateral, registramos significativos avances, generando espacios de cooperación en los mercados del Asia-Pacífico y trabajos conjuntos en el marco de la Alianza del Pacífico.
En términos comerciales, el Consejo Empresarial ha fortalecido su rol como integrador, posibilitando encuentros empresariales de alto nivel, y hoy son innumerables los proyectos comunes en ejecución. Claramente, ambas naciones comparten una visión similar en cuanto al desarrollo económico y social, y la convicción de avanzar decididamente hacia un desarrollo sustentable. En este contexto, la relación bilateral ha cobrado un nuevo impulso con la elección de Pedro Pablo Kuczynski, quien ha resaltado que Chile tiene las puertas abiertas para producir, invertir y prosperar económicamente en su país, dichos que se han replicado por parte de nuestro gobierno y son parte de este esfuerzo conjunto.
Vemos en el nuevo gobierno peruano una fuerte voluntad para cuidar lo que ya hemos construido, en términos políticos, sociales y económicos, y seguir trabajando sobre la base de las raíces comunes que nos unen como pueblos. Tengo plena seguridad de que los empresarios, tanto chilenos como peruanos, están absolutamente decididos a seguir potenciando y profundizando la relación entre ambas naciones.
En lo inmediato, en esta última cumbre se definieron tres ámbitos principales de trabajo para el futuro cercano: el desarrollo y consolidación de una real interconexión eléctrica entre ambos países; el fomento de la integración fronteriza a través de un sistema integrado de aduanas y, finalmente, potenciar el ferrocarril Arica-Tacna, favoreciendo tanto el bienestar de las comunidades locales como el intercambio comercial y la generación de empleo.
Sin duda, estos son grandes desafíos para ambos países, pero implican sustantivos beneficios para sus ciudadanos. Cuando se concreten, lograremos significativos avances que complementarán ambas economías, dando cuenta de la relevancia de la generación de agendas comunes que definan el rol que queremos jugar en el concierto regional y mundial. Nuestra misión fundamental es seguir generando confianzas, lo que redundará en mayores inversiones y, por consiguiente, nuevos puestos de trabajo.
Tenemos con Perú el enorme desafío de desarrollar y complementar nuestras economías, de potenciar la generación de empleo a ambos lados de la frontera, de mejorar cada día la integración y la conectividad física, y avanzar hacia una mayor coordinación de políticas públicas.
Con estos desafíos por delante, hoy nuestra tarea es precisamente seguir consolidando al Consejo Empresarial Chileno-Peruano, como un importante eje de relación bilateral, y contribuir a que las empresas chilenas y peruanas aumenten sus niveles de inversión e intercambio en forma recíproca, dando una muestra de que están lo suficientemente maduras, cada una con sus potencialidades y siempre para lograr beneficios para nuestros pueblos cada día más hermanos.
