China, Asia y la inestabilidad

Columna
El Líbero, 23.03.2023
Cristian Garay, historiador
Rusia, China y Corea del Norte son actores desestabilizadores en la región, que proyectan sus acciones sobre vecinos y en ciertos casos, como Australia, para anular a sus rivales

El discurso chino atribuye la inestabilidad del Indo Pacifico al Occidente, sin embargo, las raíces de su inestabilidad y complejo equilibrio obedecen al cultivo de un realismo ancestral.

El ministro de Relaciones Exteriores de China, Qin Gang, ha manifestado el 7 de marzo de 2023 que, para China, Occidente alienta una confrontación sin salida en Ucrania que puede llevar a una conflagración mundial. Adicionalmente, ha manifestado que esa línea también se está manifestando en el apoyo a un Taiwán independiente. “Ninguna guerra fría ni ninguna crisis al estilo de la de Ucrania debe repetirse en Asia” concluyó.

Sin embargo, el Indo Pacifico tiene una conflictividad que antecede estos roces con Estados Unidos, ya que en términos de políticas exteriores el realismo duro, basado en la preeminencia del interés nacional, no ha abandonado nunca la región y ello se demuestra con la persistencia de estructuras de alianzas y el uso de acciones de fuerza no amparadas por acuerdos multilaterales, sino basados en las relaciones de fuerza de carácter bilateral.

China ha sido un factor constante en esta inestabilidad. A las pretensiones de controlar pasos internacionales, ha construido islas artificiales para justificar sus aspiraciones de soberanía, y tiene permanentes roces militares con India en el Himalaya, enfrentamientos recurrentes y saldados con víctimas en cada ocasión como en 2022.

Rusia, por otro lado, ha contribuido de forma significativa, al apoyar hace décadas el programa nuclear norcoreano, amenazar a Japón, y prohijar el traspaso de tecnología que permite a Corea del Norte lanzar misiles y proclamas incendiarias hacia mares adyacentes de Corea del Sur y Japón, además de ocupar por derecho de conquista las Islas Kuriles.

Desde el victimismo chino o ruso, parecería entonces que el origen de la inestabilidad radica en la influencia de Occidente y en su apoyo al rearme de Australia o el “militarismo” japonés o el sostenimiento de Corea del Sur. Pero toda esa visión es tan gratuita como las declaraciones de Lavrov el 3 de febrero en India acerca que había sido Ucrania la que había atacado a Rusia, y que esta solo se defendía.

La propaganda, o mejor dicho la mentira, son formas sustantivas de regímenes de este tipo (también en algunos países occidentales, por cierto) y esto se proyecta en sus políticas exteriores. Rusia, China y Corea del Norte son actores desestabilizadores en la región, que proyectan sus acciones sobre vecinos y en ciertos casos, como Australia, para anular a sus rivales.

Frente a esto India, Japón, Corea del Sur y Australia responden a estas inestabilidades con enfoques realistas como siempre: cada Estado procura su propia supervivencia con sus medios y alianzas.

Tokio, desde Shinzo Abe en 2015, ha ido reconfigurando sus Fuerzas de Autodefensa hasta permitir un reforzamiento de sus capacidades, incluyendo la conversión tras décadas en 2021 de un primer portahelicópteros en portaaviones, el Izumo, desde 1941, adquiriendo sistemas de defensa antimisiles, y aumentando de forma progresiva su presupuesto militar. El Izumo como su gemelo el Kaga fueron calificados inicialmente como Destroyer Helicopter (DDH) para no contradecir los términos formales de desarme impuestos tras la Segunda Guerra Mundial, aunque ahora fueron dotados de aviones F-35B de despegue vertical.

Además, se aprobó, el 16 de diciembre de 2023, el aumento del 2% de su PIB hasta 2027, la reforma de la comandancia en jefe, y la modernización de su equipamiento. Japón ha incluido en su nueva Estrategia de Seguridad Nacional de 2023 la capacidad de poder golpear con misiles de largo alcance a bases de ataque fuera de su radio inmediato.

Por su parte, Corea del Sur, bajo el presidente Yoon Suk-yeol, pasado el interludio de su anterior presidente, ha tomado una actitud que refleja la voluntad de defensa ante Corea del Norte. Muestra de esto han iniciado ejercicios militares en febrero de 2023 con Estados Unidos, aceptando la presencia de un bombardero estratégico B-1B con capacidades nucleares. Corea del Sur ha aceptado vender armas a países europeos en pos de su defensa frente a Rusia, país que ocupó antes su territorio norte. Y, su primer cliente masivo ha sido Polonia que ha recibido lanzacohetes surcoreanos K239 Chunmoo, carros de combate K2 y obuses autopropulsados K9 desde 2022.

Y Australia ha forjado un eje de alianza con Japón, India y los países anglosajones y aceptó dotarse de submarinos estratégicos británicos con capacidad nuclear, aspecto que por cierto ha sido considerado un gesto inamistoso por China, que además enfrenta acusaciones de espionaje científico masivo.

India, ha redoblado su compra de armas rusas de última generación.

Todo ello en respuesta a cambios impuestos por la amenaza de la fuerza. Asia carece de mecanismos de convergencia regional, China se imagina que es el único actor que puede determinar los destinos de Asia Pacifico, pero la estructuración de una triada entre India, Japón y Australia en una alianza significa que otros países como Vietnam o Filipinas, pueden confiarse a otras estrategias. Vietnam a una cuidadosa neutralidad, y Filipinas a una alianza con Estados Unidos que contrapesa la creciente presencia china en islas del Pacifico, que acerca a China a Guam, territorio estadounidense.

Taiwán es pues un accidente en estos conflictos. Francia y Reino Unido siguen manteniendo fuerzas en pos de sus posesiones extra metropolitanas, uno, y el otro en favor de sus aliados étnicos. El Indo Pacifico está sostenido sobre una compleja red de gestos inamistosos, que, bajo formas protocolares, esconden el cálculo de cómo usar la fuerza. Y de eso, Occidente, es un contribuyente menor.

No hay comentarios

Agregar comentario