Daniel Ortega y sus sólidas alianzas político-empresarial

Columna
Infolatam, 20 de junio de 2016
Rogelio Núñez Castellano, periodista (Complutense) e historiador español (I.U. Ortega y Gasset)
  • Daniel Ortega aspira a ser reelegido en 2016, tras serlo ya en 2006 y 2011

Daniel Ortega camina hacia la reelección en 2016 lo que le transformaría en presidente hasta 2021 cumpliendo así 15 años en el poder. Ortega ha logrado asentarse en el poder estableciendo sólidas alianzas con el mundo empresarial nacional, con un magnate mexicano de la comunicación y con uno chino.

Nicaragua celebra elecciones presidenciales en noviembre de 2016 para las que el comandante parte como favorito.

Ortega, que retornó al poder en enero del 2007 tras haber ganado con el 38% de los votos las elecciones de noviembre del 2006 frente a dos fuerzas liberales divididas, mantiene un alto nivel de popularidad.

La última modificación constitucional, la de 2014 que establece la reeleción indefinida, además facilita su continuidad ya que el triunfo en los comicios será para el candidato que obtenga más votos y no quien alcance el 35 % de los sufragios, eliminándose la segunda vuelta electoral.

Además, ha logrado establecer sólidas alianzas con grandes empresarios.

Los aliados de Daniel Ortega

Tres nombres propios destacan entre los aliados de Ortega: el empresario mexicano Ángel González; José Adán Aguerri, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep); y el empresario chino Wang Jing, el multimillonario detrás del megaproyecto de construcción de un canal interoceánico en Nicaragua

El reciente traspaso del canal 2 de la televisión para el empresario mexicano Ángel González se convirtió en el último ejemplo de cómo el presidente Daniel Ortega y el propio González han edificado un duopolio en el país.

El mexicano, junto a la familia presidencial, continúan acaparando medios de comunicación. El periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro ha llamado la atención sobre este hecho: “En Nicaragua se ha producido una demolición de las instituciones democráticas”, del Estado y de la sociedad civil, con la creación de un duopolio bajo la familia presidencial de Ortega, “dueña de cuatro canales”, y el empresario y socio del gobernante, el mexicano Ángel González, “dueño de otros cinco”.

El presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri, se ha transformado en otro de los puntales del régimen.

El empresario ha resaltado en numerosas ocasiones los “logros económicos” alcanzados gracias a la alianza entre el gobierno de Nicaragua y el sector privado.

Aguerri defiende el esquema de negociación directa entre el gobierno y el sector privado, al margen del parlamento nacional, para lograr la aprobación de 95 leyes y 42 reglamentos en los que se incluyeron sus puntos de vista.

“Con pocas excepciones, los mecanismos de comunicación entre el sector público y el privado han funcionado bien. Los frutos del diálogo están a la vista, aunque todavía falta por hacer para mejorar el clima de inversión, elevar la transparencia pública, aclarar las reglas económicas y mejorar la democracia y la institucionalidad”, ha subrayado Aguirre.

Esta cercanía no es una casualidad.

En los años 80, el gobierno de Daniel Ortega fue capaz de dividir y polarizar a Nicaragua hasta el extremo de desencadenar una guerra civil.

De su fracaso en aquella primera presidencia (1984-1990) parece que sacó claras conclusiones y ahora ha desarrollado un estilo de gobierno diametralmente opuesto.

Ha logrado crear en torno a sí una amplia red de apoyos.

Por ejemplo, es muy comentada en Nicaragua la cercanía entre el gobierno de Ortega y el principal Grupo Empresarial del país, el dirigido por Carlos Pellas.

El empresario que dirige el Grupo Pellas ha lanzado mensajes de apoyo a Ortega, cuestionado por procesos electorales poco claros y su manejo de las instituciones para promover su reelección en 2011.

“¿Qué si yo creo que hay una democracia? Bueno, hay unas elecciones, las elecciones determinan claramente quien es el ganador. Hasta la fecha se ha manejado de esa forma y yo creo que obviamente los nicaragüenses van a la votación y se elige el ganador”, dijo Pellas.

El otro gran aliado es el empresario chino, Wang Jing, cuyo proyecto de canal interoceánico ha consolidado en el poder al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.

El proyecto que salió de la Asamblea Nacional está diseñado para adaptare a los deseos de la compañía beneficiada con la concesión que es HK Nicaragua Canal Developtment Investment Co, Limited, con sede en Hong Kong y cuyo director es Wang Jing.

Hay un error en imaginar que los chinos entran a un país con un plan maestro. Lo que hacen los chinos es que ellos permiten que sus propios empresarios tomen la iniciativa, siempre en coordinación o pidiendo permiso a China, y si las cosas andan mal, entonces el Gobierno de China dice que nunca tuvo nada que ver. Pero si las cosas van bien, y mientras los proyectos van formándose, el Gobierno toma la decisión de apoyar. Es casi imposible contemplar que un proyecto de esta magnitud, con este nivel de comunicación estratégica, hubiera sido hecho sin coordinación inicial con el presidente anterior, Hu Jintao, y luego con el presidente actual, Xi Jinping”, explica Evan Ellis, profesor de Estudios Latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos.

Un canal interoceánico por Nicaragua permitiría el paso sin problemas de sus naves de guerra o evitar que un país occidental cierre Panamá al cruce marítimo a los intereses chinos.

Lo cierto es que en Nicaragua parecen haber confluido los intereses geoestratégicos chinos (contar con un  canal que conecte el Atlántico con el Pacífico y que esté controlado por China -y no por un aliado de EEUU como Panamá), la ambición de un empresario chino y del caudillo nicaragüense.

Como señala el analista nicaraguense Carlos F. Chamorro, “en lo que respecta a Nicaragua, si estamos ante un negociado privado a costa del estado, si se trata de una apuesta política con el gobierno chino, o una combinación de ambos, el comandante Ortega está en la obligación de dar la cara y explicarle al país que es lo que hay detrás de esta conspiración”.

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