Columna El Periódico, 21.01.2024 Jorge Dezcallar de Mazarredo, Embajador de España
Estos días se han celebrado elecciones en Taiwán y ha comenzado en una gélida Iowa la carrera por la nominación del candidato Republicano a la elección del próximo noviembre. Ambas consultas han sido seguidas con comprensible interés en el mundo pues, por un lado, la isla es uno de los puntos calientes debido a la pretensión de Xi Jinping de reintegrarla a la madre patria después de que se separara en 1949 cuando buscaron allí refugio las fuerzas nacionalistas de Chiang Kai-shek derrotadas por Mao. Y, por otro lado, Iowa era el primer test para el regreso que Donald Trump ha superado sin despeinarse el tupé.
Taiwán es una isla con el tamaño de Catalunya, la orografía de Noruega y 23 millones de habitantes que se sienten protegidos por un estrecho de 130 kilómetros, bastantes más que los 32 del Canal de La Mancha que defendieron a Gran Bretaña de Felipe II, Napoleón y Hitler. Las elecciones las ha ganado Lai Ching-te, del moderadamente pro-independencia Partido Progresista Democrático que gobierna desde hace ocho años. Lai era vicepresidente y eso augura experiencia y continuidad. Le hará mucha falta esa experiencia porque a China no le ha gustado nada su triunfo, prefería al candidato del Partido Nacionalista, más proclive al entendimiento con Beijing, y advierte que van a seguir sus pasos con lupa porque podría llevar a Taiwán “por un camino sin retorno”. Las amenazas chinas son habituales y no hay que tomarlas a la ligera. Lai tendrá que tener mucho cuidado para no provocar a China al tiempo que no baja la guardia, se arma, y refuerza la relación con Estados Unidos, que con Biden es su más firme defensor. Pero no lo tendrá fácil porque en el frente interno su partido ha perdido la mayoría parlamentaria y tendrá que negociar agónicamente con otros grupos cada medida que quiera adoptar (¿les suena?), y porque en el frente externo tendrá que actuar con mucha prudencia para contrarrestar una creciente presión económica y militar de China, que aumentará a medida que nos acercamos a 2049, centenario de la Revolución Comunista y fecha tope marcada por Xi para recuperar la isla. Muchos analistas piensan que durante la actual “década peligrosa” tiene que romper aguas la relación sino-americana y, si eso sucede o cuando eso suceda, Taiwán estará en primera fila. Un eventual triunfo de Donald Trump en las elecciones de EEUU introduciría enormes dosis de incertidumbre en este ámbito.
Y eso es lo que puede ocurrir porque es perfectamente posible que Trump regrese a La Casa Blanca. Eso, al menos, es lo que indican los caucus de Iowa, que han abierto la carrera por la nominación Republicana en los que Trump, que los perdió hace ocho años frente a Ted Cruz, ha ganado esta vez con el 51% de los votos a enorme distancia de Ron DeSantis (21%) y de Nikki Haley (19%), lo que tampoco deja un segundo candidato claro para el caso de que alguno de los cuatro procesos penales abiertos contra Donald -por nada menos que 91 delitos- acabe apartándole de la carrera como aún esperan algunos. Pero, por increíble que parezca, eso no parece hacer mella en un electorado que aplaude sus excesos y sus deseos de revancha, de manera que todo parece indicar que el 5 de noviembre se enfrentarán Biden y Trump, y eso ha hecho exclamar a una frustrada Haley que “América se merece algo mejor”. No puedo estar más de acuerdo.
El electorado de Iowa, rural, evangelista y muy conservador no es representativo de la sociedad norteamericana, pues en caucus anteriores eligió a Huckabee, Santorum y Cruz, todos perdedores, solo acertó con Bush hijo y no endosó a ninguno de los otros tres últimos presidentes republicanos: Reagan, Bush padre y el propio Trump. Podría volver a equivocarse ahora, pero la enorme diferencia obtenida por Trump en un Estado donde ni siquiera se molestó en hacer campaña y tras haber “esnobeado” los debates previos entre candidatos del partido marca una tendencia muy clara. Si los jueces no lo impiden, solo Biden con 82 años a cuestas, será capaz (?) de impedir el regreso de Trump. Y eso son malas noticias para EEUU, para Europa y para el mundo.
La siguiente cita es en New Hampshire. Trump desearía asegurar su nominación el Supermartes 5 de marzo cuando votarán 16 Estados. La fiesta continúa.