¿Diplomacia de Perú Libre?

Columna
El Montonero, 12.05.2022
J. Eduardo Ponce Vivanco, embajador (r) y ex viceministro de RREE peruano

Amenaza para Torre Tagle

La decisión económica más temprana e importante del gobierno de Pedro Castillo fue mantener a Julio Velarde en el Banco Central de Reserva, la institución más eficiente y respetada del Perú. El contraste con el trato a Torre Tagle fue insultante: el exguerrillero Héctor Béjar fue el primer y fugaz Canciller del gobierno de Perú Libre.

Semanas después, se recibió el beneplácito de Bolivia al nombramiento de Carina Palacios Quincho, la nueva e improvisada Embajadora del Perú en un país vecino con el que nuestras relaciones históricas han tenido profundos altibajos a lo largo de dos siglos. No por otra razón, nuestros representantes diplomáticos en La Paz siempre fueron competentes profesionales de carrera. Y cuando el cargo de Embajador estuvo en manos de políticos, el gobierno en funciones tuvo la responsabilidad de encomendarlo a personajes del calibre del ex Presidente Bustamante y Rivero.

Ignorando tales antecedentes, una de las primeras decisiones presidenciales fue confiar esa Embajada a la absoluta inexperiencia de la señora Palacios Quincho, fundadora de Perú Libre y cercana colaboradora de Vladimir Cerrón en Junín, donde fue directora de la Agencia Agraria Jauja. Menospreciando el interés nacional, prefirieron abonar el estrecho vínculo personal entre el secretario general del partido de gobierno con Evo Morales, el omnipresente exmandatario altiplánico, verdadero plenipotenciario del castrochavismo en la región y mentor del modelo plurinacional que Castillo y Cerrón pretenden incorporar en la nueva constitución que quieren imponernos, aunque sea por la vía “no pacífica”.

Reincidencia. El prepotente objetivo de Perú Libre de copar cargos públicos de importancia ahora apunta a Escandinavia con el intento de acreditar en Noruega a la señora Isabel Soria, una activista del partido que reside en Suecia. Además de su falta de idoneidad para cualquier cargo diplomático (como evidencia su CV) su principal labor es coordinar a los peruanos beneficiarios de la generosa hospitalidad sueca con los refugiados senderistas que pululan en ese país; una peligrosa actividad que el gobierno de Castillo quisiera proyectar a la (¿inocente?) Noruega.

Es pertinente analizar la intensidad de los esfuerzos gubernamentales para concretar ese propósito, prolijamente documentados por Ariana Lira en El Comercio (ver “Perú Libre: El intento desesperado del gobierno por nombrar a Isabel Soria como embajadora en Noruega”, 10/05/2022). El primer objetivo que aparece en el horizonte es asegurar un futuro refugio para las huestes gubernamentales más identificadas con el MOVADEF. En todo caso, se evidencia una línea consistente de acciones orientadas a un objetivo semejante.

El contraste entre las diferentes actitudes del gobierno hacia el BCR y Torre Tagle (señalado en el primer párrafo) se explicaría por la necesidad de mantener una macroeconomía que resista las extraviadas divagaciones políticas del gobierno de Perú Libre, un peligro que es menos visible en el ámbito político de las relaciones internacionales. Por eso es tan importante que nuestra diplomacia profesional se inmunice contra la peligrosa infección de pandemias políticas indeseables para el interés nacional.

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