El Brexit afectará a todos (y eso incluye a los pingüinos)

Columna
Infobae, 01.11.2018
Roberto García Moritán, embajador (r) y ex viceministro de RREE argentino

Los pingüinos, parte fundamental del ecosistema del Atlántico sur desde hace miles de años, serán los primeros en sufrir los efectos del Brexit. Al abandonar el Reino Unido la Unión Europea, las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur dejarán de percibir subsidios medioambientalistas del fondo de la UE Life por 5,8 millones de euros y otros 1,16 del programa Best. De acuerdo con fuentes isleñas, la interrupción de la asistencia de la Unión Europea afectaría de manera sensible el monitoreo de las poblaciones de pingüinos, las reservas de alimentos y el tratamiento de las especies por la contaminación del petróleo.

La pérdida de esos beneficios, junto con la baja de la actividad económica proyectada tras el Brexit (disminución de ingresos de la industria cárnica en un 30% y 16 % en pesca), podría hacer que los fondos para la protección de los pingüinos desaparezcan. Frente a este panorama, desde las islas han advertido, con humor, la importancia de que Londres no deje atrás a ningún pingüino.

El tema parecería ser uno de alcance menor ante el entramado que plantea la cuestión Malvinas y la continua intransigencia británica a la negociación. Sin embargo, desde el punto de vista de la protección y la conservación de la vida silvestre, prevenir la extinción de las colonias de pingüinos de Malvinas tiene una relevancia especial. Según Ernest Shackleton, a principios del siglo XX la población de pingüinos en Malvinas era de aproximadamente diez millones. En 1984, conforme a datos del British Antarctica Survey, las cinco especies de pingüinos en el archipiélago se calculaban en seis millones. Hoy es solo de un millón. Un tercio de la población de la especie de penacho amarillo ha desaparecido y un 45% de los pingüinos rey está amenazada.

El alarmante descenso masivo, según expertos, se ha debido a la sobrepesca (el único lugar en el mundo donde se autoriza la pesca frente a colonias de pingüinos), los derrames de petróleo y la falta de medidas apropiadas de conservación y reproducción. En el 2002, al menos cien mil pingüinos murieron de hambre de acuerdo con el biólogo británico Mike Bingham. National Geographic ha señalado que los lobos marinos y los elefantes marinos disminuyeron igualmente en un porcentaje significativo.

El exceso de licencias de pesca de especies forrajeras y las plataformas de prospección y perforación de petróleo en aguas circundantes a Malvinas también están interfiriendo con los pingüinos, en particular con las rutas y los patrones migratorios y de alimentación. Es el caso, entre otros, de los pingüinos magallánicos y de penacho amarillo, que observaciones satelitales han determinado que salen de Malvinas, en distintas estaciones, y nadan hasta la costa patagónica y el sur de Brasil. En virtud de los problemas migratorios identificados, biólogos del Conicet han sugerido una zonificación marina.

Estas circunstancias de vulnerabilidad, calificada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) como cercana a una amenaza, pone sobre la mesa la importancia de reflexionar sobre la posibilidad de desarrollar con el Reino Unido una diplomacia de los pingüinos y eventualmente extender a las Islas Malvinas, a través de la Cancillería, la importante experiencia, labor científica y de investigación de diversas instituciones de la Patagonia y de la nación, incluso en bases de la Antártida.

La protección de la biodiversidad exige, además de responsabilidad científica, una dosis de creatividad y compromiso para explorar medidas cooperativas para evitar que las poblaciones de pingüinos y su hábitat en Malvinas sigan declinando. Sería oportuno que tanto Londres como Buenos Aires se movilizaran para no abandonar a los pingüinos de Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur.

No hay comentarios

Agregar comentario