El embajador Gazmuri

Columna
Realidad & Perspectivas, N*115 (mayo 2023)
Milos Alcalay, embajador (r) y exviceministro venezolano de RR.EE.

Sectores de América Latina han manifestado su preocupación por la orientación del Gobierno de Boric, y el riesgo de asociarse a regímenes que se prolongan indefinidamente en el poder como en Venezuela, Cuba y Nicaragua, junto al retorno de dirigentes como Lula, Petro, AMLO, Correa, Kirchner y otros. Ante estas manifestaciones de cautela, es conveniente resaltar que el jefe de Estado chileno ha adoptado en su política exterior posiciones en pro de los derechos humanos, de la democracia, de la integración y del respeto al Estado de Derecho.

La designación como canciller de Chile de Alberto van Klaveren, parece seguir la tradición marcada por la Academia Diplomática Andrés Bello. A su vez, la designación como embajador en Venezuela del diplomático Jaime Gazmuri es un acierto. Se trata de un internacionalista que se destacó en sus funciones como embajador en Brasil, uno de los puestos diplomáticos más exigentes para el país.

La actual normalización de las relaciones diplomáticas con la Venezuela de Maduro obedece al error cometido por los dirigentes opositores venezolanos del G3, al disolver de manera inesperada al Gobierno Interino de Juan Guaidó, reconocido por más de 60 países. Esta torpe decisión ha llevado a países como Paraguay o Uruguay, después de un largo periodo sin embajador, a solicitar que sus enviados diplomáticos presenten cartas credenciales, al igual que lo están haciendo países europeos que mantenían sus misiones a nivel de encargados de negocios. Chile no es una excepción al designar a su embajador, siguiendo de esa manera decisiones de países cercanos al Palacio de la Moneda como Brasil, Colombia o Argentina.

La interrogante sobre como actuará el nuevo embajador de Chile es pertinente. ¿Se sentirá inclinado a expresar una solidaridad automática e incondicional por razones ideológicas siguiendo la posición del Foro de Sao Paulo o del Grupo de Puebla? O, por el contrario, ¿mantendrá el apego a una diplomacia de Estado? En cualquier caso, designar a un embajador no significa adherirse incondicionalmente a las posiciones que se cometan en el país donde están acreditados. En el caso de Venezuela, la cercanía de las elecciones presidenciales para el año 2024 y las primarias de la oposición para designar candidato unitario el 22 de octubre de este año, pueden generar una violencia peligrosa o un enfrentamiento cuyas decisiones, además, se verán afectadas por la continuación del juicio que adelanta la Corte Penal Internacional que debe decidir sobre la existencia de violaciones de Lesa Humanidad en Venezuela.

En el caso de Chile, el nuevo embajador –entre otros temas– tendrá en sus manos el difícil tratamiento de la crisis migratoria de venezolanos en Chile. Es cierto que no es el único país, ya que hay siete millones de venezolanos que han salido del país en búsqueda de mejores condiciones de vida, pero ese éxodo sin proporciones históricas ha generado situaciones difíciles en los países que los han acogido, y que debe resolverse bilateral y multilateralmente.

El nuevo embajador es además un personaje político histórico, que se distinguió en el Congreso como miembro del Partido Socialista, reconociéndose sus aportes en la lucha contra la dictadura militar de Pinochet. Su lucha lo llevó a encabezar el denominado MAPU-Gazmuri, que si bien representaba una fuerza más moderada que agrupaciones más radicales, se caracterizó por su clara línea de denuncia contra el militarismo de Pinochet, enfrentando valientemente las violaciones de derechos humanos y el irrespeto a las reglas de la Democracia. Los venezolanos vemos con esperanza su difícil e importante desafío diplomático y político en estos momentos.

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