El genocidio contra el pueblo selk’nam

Artículo
Revista de Historia, 21.03.2018
Luciano Andrés Valencia, escritor e investigador argentino
  • El pueblo selk’nam (mal llamados “onas”) es originario de la Isla Grande de Tierra del Fuego, tanto del lado ocupado por el Estado argentino como del chileno

Habitaban en territorios conocidos como “haruwen” (nuestra tierra) que era la base de su organización social. Sus linajes eran patrilineales exogámicos y patrilocales en cada haruwen, y se dedicaban a la caza de guanacos utilizando arco y flecha. No tenían jefes electivos ni hereditarios, sino que los cargos de dirigentes eran rotatorios, algo que llamó la atención del predicador británico Lucas Bridges.

La isla fue lugar de paso de varias expediciones europeas, como las de Hernando de Magallanes (1520), quién la denominó “Tierra del Fuego” al divisar las fogatas de los selk´nam, Pedro Sarmiento de Gamboa (1584), los hermanos Bartolomé y Gonzalo García Nodal (1619), y James Cook (1769). Para entonces los británicos comenzaron a interesarse en las riquezas del lugar. Durante el siglo XIX pobladores originarios selk’nam, yamanas (o yaganes) y kawesqar (o alakaluf) fueron secuestrados para ser expuestos en Europa en los terribles “Zoológicos Humanos”.

La Isla fue atravesada por la conquista directa de los Estados chileno y argentino. No hubo una experiencia colonial previa y gradual que diera acceso a negociaciones, acomodamientos y reestructuración de la comunidad y de sus vínculos con los conquistadores. En 1881 el Estado chileno comenzó la explotación de oro y en 1884 el Estado argentino fundó la Subprefectura de Ushuaia. La antropólogo Anne Chapman calcula que cuándo empezó la ocupación la población selk´nam era de entre 3500 y 4000 personas.

Las primeras masacres contra los selk’nam fueron llevadas a cabo por las expediciones mineras que buscaban oro en los ríos fueguinos. Es emblemático el caso del rumano Julius Popper, que en la década de 1880 comenzó a buscar oro en la isla y protagonizó varios enfrentamientos con los selk’nam a los que persiguió para matarlos y robar sus pertenencias con las que formaba colecciones. La perversidad de Popper llegó hasta el punto de realizar un Álbum Fotográfico en el que puede observarse la secuencia completa de una masacre perpetrada junto con un grupo de hombres armados contra un poblado en la Bahía de San Sebastián. Algunas de estas fotografías fueron dedicadas al presidente argentino Miguel Juárez Celman. Pooper llegó a constituir un verdadero Estado en la isla con impresión de monedas y estampillas, por lo que juzgado por el Estado argentino. Sin embargo nunca fue juzgado por el asesinato de los selk’nam.

El 25 de noviembre de 1886 una expedición a cargo del oficial argentino Ramón Lista cometió la primera masacre documentada. Sus hombres encontraron a un joven selk’nam armado con un arco y lo mataron de 28 balazos. Más tarde se toparon con un grupo al que intentaron capturar, pero al resistirse Lista ordenó a sus hombres que abrieran fuego. Como resultado fueron asesinados 27 selk’nam. Tras esta masacre Lista fue premiado por el Estado argentino con el cargo de Gobernador de Santa Cruz, y una localidad lleva su nombre.

La gestación de la gran propiedad ganadera sería el desencadenante de las mayores matanzas contra los pueblos originarios fueguinos. Durante las décadas de 1880 y 1890 el Estado chileno concedió más de un millón de hectáreas a las firmas Wehrhahn y Compañía, y a José Nogueira y a su cuñado Mauricio Braun  que fundaron la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego (SETF). El lado argentino, Braun se asoció a su suegro el asturiano José Menéndez para comenzar la explotación ovina.

Para 1894 todos los lugares históricamente ocupados por los selk’nam (paraderos de caza, haruwen, lugares de ceremonia y tránsito) estaban en manos de estancieros. Además la llegada de ovinos significó el fin del guanaco, que comenzó a ser cazado para que no compitiera por las pasturas con el ganado de las estancias. Acosados por el hambre, los selk’nam comenzaron a cazar “guanaco blanco” (ovejas) lo que significó la agudización de los enfrentamientos entre pueblos originarios y “koliot” (expresión selk’nam para referirse a los invasores de sus territorios ancestrales).

La capacidad productiva y la solvencia de las estancias, debido a su desarrollo económico y las inversiones que llegaban desde Gran Bretaña, generaron una situación en la que el Estado quedó anulado. Lo privado superaba la autoridad de lo público. Los propietarios de la SETF se erigieron como máxima autoridad de la isla y como abastecedores del Estado de tierras, suministros de luz, alimentos, cabalgaduras, forrajes, caminos y comunicaciones. La Policía pasó a cumplir un rol de guardianes de los establecimientos, y muchas cosas imprevistas se resolvían con la intervención del propietario.

Dueños absolutos de la isla, los grandes estancieros llevaron a cabo la mayor parte de las matanzas contra el pueblo selk’nam. A la sociedad Braun-Menéndez le podemos atribuir el título de “autores intelectuales” del genocidio. Ellos fijaron un precio por cada indígena asesinado. Pagaban una libra esterlina por cada oreja de adulto y media libra por orejas de niños. Pero al ver vagando indígenas sin orejas comenzaron a cotizar por cabezas, testículos y corazones. Sus capataces utilizaban prácticas como envenenar a una ballena varada para que los selk´nam se intoxicaran al comer su carne o citar a familias a una reunión para masacrarlas. También se realizaban prácticas de tiro desde barcos utilizando selk´nam como blanco.

Los misioneros salesianos reclamaron por los selk´nam, pero los juicios nunca llegaron a condenas efectivas, mostrando la complicidad  de los Estados de ambos lados de la cordillera.

La reclusión de los onas sobrevivientes en Misiones terminó de concretar el genocidio, ya que murieron masivamente debido al contagio de enfermedades de origen europeo y los cambios en su alimentación. Lucas Bridges también señala los estragos que causó el alcoholismo, introducido por los europeos, en la comunidad selk’nam.

Aunque las clases dominantes decretaron la “extinción de la raza selk’nam”, en la actualidad muchas personas se consideran selk´nam y que reclaman a los Estados argentino y chileno justicia y reparación por este crimen de lesa humanidad ocurrido en el extremo más austral de nuestra América.

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