El lavado de imagen de Bachelet de vuelta a la ONU

Reportaje
El Muro, 15.09.2017
Daisy Castillo Triviños
  • En nuestro país, la Mandataria ha impulsado una seguidilla de proyectos cuestionados en todos los frentes, educación, reforma tributaria y, sobre el conflicto en La Araucanía. Expertos advierten sobre la operación política que hay detrás de esta nominación

Desde que Michelle Bachelet asumió su segunda administración a cargo de este gobierno, los últimos años y, en particular, desde que estalló el polémico caso Dávalos, donde está involucrado su hijo, Sebastián Dávalos y su nuera, Natalia Conpagnon, el escenario estaría a punto de reventar, si las cosas se siguen haciendo mal, de manera precipitada, sin cálculos profesionales de por medio y con varios traspiés que se pudieron evitar, si antes, hubiera claridad respecto de cómo gobernar.

La muestra del descontento con el actual gobierno de Bachelet está demostrado no sólo en sus bajos niveles de adhesión en las encuestas de opinión pública, que dan cuenta del malestar y, peor aún, de la desilusión de los ciudadanos que le entregaron su voto, que confiaron en ella y que han visto cómo, una y otra vez, impulsa proyectos que son resistidos, a través de marchas y movilizaciones. Y la lista de iniciativas es concreta: la gratuidad universitaria, el forzado proyecto de des-municipalización, la reforma tributaria, sus propuestas en materia de AFP, agregando materias consideradas de carácter valórico, como el aborto en tres causales y el matrimonio homosexual, que alegran a un sector, mientras otros miran con recelo esas propuestas.

Este segundo gobierno ha sido calificado por analistas políticos como el peor gobierno desde la llegada de la Concertación a la Moneda y aunque cambiara de nombre de la coalición por Nueva Mayoría, los resultados han sido, en general, negativos. Esto deja en claro que un simple cambio de maquillaje no basta, porque el problema es de fondo.

Esto, se traduce en que desde el oficialismo, incluso, hasta algunos parlamentarios reconocieron que ni siquiera leyeron el programa de gobierno, partiendo por eso, uno se pregunta, entonces, ¿de qué estamos hablando, si apoyaron la figura de la Mandataria, su carisma y cercanía de antaño con la gente, pero no sus ideas? De ahí, entonces el descalabro y traspié de este gobierno del que todos los chilenos, al margen de su color político, hemos sido testigos. Errores que se repiten, ministros que no están de acuerdo con las medidas de la Presidenta y que renuncian, antes por los medios de prensa, saltándose las formalidades, como señal de que ¡ya no aguantaban más!

Bachelet tiene en el frente de las críticas, por mencionar algunos, al gremio de los profesores con el proyecto de des-municipalización de la educación, con reparos al gobierno, desde la Democracia Cristiana, por tratar de forzar la votación express de la iniciativa que crea el Sistema de Educación Pública, y ni hablar del eslogan de la gratuidad a medias. ¿Por qué pretender aprobar todo a mata caballo? Está también el caso de la reforma tributaria y la falta de diálogo del gobierno, con reparos desde los ministros de Hacienda a cargo de las finanzas públicas, y cuyo proyecto original tuvo que ser objeto de modificaciones para lograr hacerla viable.

Hay que recordar que el influyente semanario The Economist, sobre las reformas de Bachelet, en una de sus publicaciones señaló: “Chile se enfrenta a un riesgo real de perder su camino y de que la historia asigne la mayor culpa a la propia Bachelet”. El medio británico recordó las palabras de Nicolás Eyzaguirre –ahora, en la cartera de Hacienda-, cuando afirmó que “estábamos en una vorágine de reformas que no íbamos a ser capaces ni de diseñar apropiadamente, ni de tramitar, políticamente, sin provocar excesivos conflictos”.

¡Dicho y hecho!, lo que afirmó Eyzaguirre se está cumpliendo. Y a esto, hay que sumar la frase de Bachelet en el sentido del “realismo sin renuncia”. En el propio The Economist, se calificó esa idea de “inquietantemente contradictoria”.

A esta realidad se suma el tema del Proceso Constituyente, que terminó siendo un bluf, ya que, finalmente, el próximo Congreso en 2018 tendrá que decidir el mecanismo para concretarla, como diría el ex Presidente, Ricardo Lagos, todo lo que hizo, entonces, es música.

 

¿Bachelet, como mediadora de conflictos?

Frente a todo este panorama expuesto, es curioso que la Organización de Naciones Unidas (ONU), ofreciera a Bachelet –y ella, obviamente aceptó-, ser integrante, entre 17 otros miembros, de la nueva junta asesora de alto nivel sobre mediación en materia de  conflictos internacionales. En su cuenta de twitter, Bachelet dijo: “Honrada de la convocatoria” y agregó que entregará “todo la experiencia de Chile al servicio de tan trascendente misión”. Sus palabras, quizás, son muestra de su agradecimiento por haber estado, previamente, en ONU Mujeres entre 2010 y 2013.

Pero, la designación de la Jefa de Estado, cuando deje este gobierno en marzo de 2018, ha estado mediado de críticas y hasta el Ministro del Interior, Mario Fernández salió en la prensa a defender a Michelle Bachelet, afirmando que:

con sorpresa, he visto algunas críticas, a mi juicio, muy pequeñas. En vez de alegrarse de que tengamos una Presidenta que ha sido llamada a una función de esta envergadura, surgen siempre algunas críticas que, realmente, no son comprensibles”, añadiendo que “deberíamos sentirnos orgullosos de que un órgano que va a asesorar al secretario general en mediación de conflictos para la paz mundial, nuestra Presidenta vaya a estar presente”.

En entrevista con EL MURO, Pablo Lira, analista político y académico, sostiene que:

este nombramiento en la ONU es una operación para lavar la imagen de Bachelet. Creo que la mayoría de los chilenos tiene claro lo mal que se han implementado ciertas medidas que son emblemáticas de su gobierno y, eso, la ciudadanía lo ha evaluado, lo vemos en los distintos estudios de opinión y, creo, que, en este caso, lo que se trata de hacer es tratar de levantar un poco la imagen internacional de Bachelet y rescatar un poco acá el tema de la aprobación que es importante a la hora de finalizar su segunda administración”.

Agrega que “a la izquierda chilena, le encanta hablar de operaciones políticas y, creo, que este nombramiento es parte de una operación política para levantar la imagen de Bachelet”.

Según Lira, “es paradojal que ella (Michelle Bachelet) sea designada a futuro como mediadora de conflictos internacionales, teniendo en cuenta el conflicto latente que está en La Araucanía y que durante los últimos años de su gobierno se ha ido aumentando y acrecentando, entonces, es bien paradojal todo esto. Este nombramiento es parte de los acomodos y el manejo que se hace, finalmente, de organismos que son internacionales y que tienen cierto prestigio, pero que reciben a personajes políticos que, como en el caso de Bachelet, son bastante cuestionados en su gobierno, lo que no se condice con lo que uno espera de este tipo de organismos”.

El experto advierte que:

esto es como un flotador y tratan de salvar la imagen (de Bachelet) y, en eso, opera todo el tráfico de influencias no sólo en Chile,  sino a nivel internacional y estos organismos, lamentablemente, están para tratar de lavar un poco la imagen de Bachelet. Creo que la ciudadanía está bastante desencantada con todo lo que ha sido su gobierno”.

Por su parte, Constanza Fernández, abogada y analista internacional, en conversación con EL MURO, plantea que:

la designación de la Presidenta (Michelle) Bachelet  para integrar una junta consultiva de alto nivel sobre mediación de conflictos internacionales, no es una sorpresa. La constitución del órgano se venía gestando hace tiempo y la intención del Secretario General de la ONU, António Guterres, quien lo está conformando, es juntar a un grupo de personalidades internacionales –con representación tanto geográfica como de género, que puedan apoyar en temáticas de mediación y diplomacia preventiva”.

La académica y directora de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad San Sebastián, señala, al mismo tiempo que:

aunque se ha cuestionado la idoneidad técnica de Bachelet para ejercer el cargo, debemos recordar que ésta es una designación política para un órgano político. Lo que se busca es experiencia en cargos de dirección en organismos internacionales, y ella fue la primera Directora de ONU Mujeres, cargo que ocupó entre 2010 y 2013. Además, ella nos representó ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas durante la última vez que Chile participó como miembro no permanente”.

Añade que:

las voces que se han alzado respecto de su inhabilidad de solucionar el conflicto de La Araucanía, señalando que, por tanto, mal podría solucionar crisis internacionales, parecen olvidar que la situación en esa región no ha podido ser arreglada por ningún Presidente, de derecha o de izquierda. Es un conflicto muy particular, que traspasa las posibilidades de arreglos por la vía diplomática que es, justamente, lo que el organismo al que se invitó a la Presidenta busca”.

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