El nuevo dinamismo asiático

Columna
El Líbero, 17.06.2020
Enrique Subercaseaux M., ex diplomatico y director Fundación Voz Nacional

Siempre es más aconsejable asociarse con aquellos cuyo presente y futuro aparece más promisorio y Chile puede y debe beneficiarse de este renovado dinamismo asiático. No solo se abren nuevas oportunidades comerciales, sino también posibilidades de alianzas estratégicas en el área de salud, servicios y otros.

En Asia se ha aprendido mucho sobre el manejo de la presente pandemia. Son gobiernos con memoria institucional. Y sociedades con memorias trágicas del pasado lejano. Han aprendido a golpes, y se nota. Pasado el periodo inicial, donde dictó más el miedo por lo desconocido y el deseo de controlar el pánico social (que es muy difícil de controlar), los gobiernos regionales han estudiado y paulatinamente puesto en práctica medidas para reactivar la economía e inyectar nuevas dosis de confianza y esperanza en sus sociedades.

Aún en cuarentena, el paso del tiempo es inexorable. Por ello, y en estricto grado práctico, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil se han organizado para implementar nuevas medidas de flexibilización laboral. El trabajo desde casa es una realidad que llegó para quedarse. Acompañada de nuevas tecnologías que facilitan el contacto no presencial con las contrapartes, cada vez con mejores resultados y opciones. Para que ello resulte bien hoy, los gobiernos se preocuparon de construir una buena infraestructura digital, hace ya más de dos decenios. Hoy toda esta instalación se aprovecha. Para los estudios, para los negocios y para el esparcimiento.

La población se ha habituado a las nuevas tecnologías, gracias a que los gobiernos y las empresas desarrollaron nuevas herramientas y las transformaron en opciones de uso cotidiano. Es decir, consiguieron la fidelización de los usuarios. Al mismo tiempo se viene desarrollando la industria de contenidos. No hay en esta parte mayores discusiones de los contenidos de la educación a la distancia: prueba de ello son los altos niveles educativos que se consiguen año tras año en las diversas mediciones y rankings en este ámbito. Existe la práctica de la discusión informada, por lo que no se pierde el tiempo luchando contra falsos fantasmas y molinos de viento.

Las personas también han sido conscientes del paso del tiempo y han utilizado el encierro para estudiar, perfeccionarse o cultivar su yo interno. Son estas sociedades que creen en los equilibrios del individuo. Son felices y agradecen lo que tienen, y no andan detrás de la loca carrera que encarna la avaricia y la avidez sin límites. En la práctica, esto significa que los avances de la medicina, en especial de la telemedicina, se están inventando aquí y ahora en esta parte del mundo. Tailandia ha instalado fondos para el desarrollo de las nuevas tecnologías en el campo médico. Y los primeros resultados están a la vista. Basta revisar el numero de contagios por millón de habitantes en Asia y compararlos con el resto del mundo.

Se observa también un reforzamiento de la parte espiritual de los habitantes de este continente. Con las grandes calamidades siempre se renueva la certeza que hay fuerzas superiores al hombre que influyen de manera incontestable. Como forma de mantener el equilibrio, se refuerza la espiritualidad, es decir la trascendencia y la proyección, como una manera de mejor entender la vida. Se comprende a cabalidad la máxima: “Mientras mas alto izas el alma, más amplios serán tus horizontes”.

La libertad en esta parte del mundo es un bien muy preciado. Incluso en democracias imperfectas, que abundan en el continente. Pero las sociedades han sabido maximizar lo que tienen, entendiendo que el mundo ideal es una quimera, y que los procesos políticos, insertos dentro de una historia general, son por definición lentos y trabajosos. Y que, paralelamente el progreso y los avances tecnológicos, van dibujando realidades modificadas, que entorpecen aún más la evolución de los sistemas políticos.

Al final, y manda el pragmatismo, las sociedades se contentan con gobiernos que funcionan en forma razonable. Léase Japón, Taiwán, Singapur, Malasia o Tailandia, entre otros. Todo esto que escribo podrá contrastarse en las estadísticas que se publiquen eventualmente, y que reflejarán los progresos que se han conseguido en estas épocas de forzado sosiego.

Chile puede y debe beneficiarse de este renovado dinamismo asiático. No solo se abren nuevas oportunidades comerciales, sino también posibilidades de alianzas estratégicas en el área de salud, servicios y otros.

Siempre es más aconsejable asociarse con aquellos cuyo presente y futuro aparece más promisorio. En forma tangible. La pandemia y el aislamiento nos confirman una vez mas que las distancias son relativas. Y que 500 kilómetros y 10.000 son equivalentes si se conjuga adecuadamente la variable logística. Las mayores barreras, las peores distancias, son las mentales. Son estas las sociedades del presente y, ciertamente, las del futuro.

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