Emigrantes y política

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Republica, 16.07.2019
Inocencio F. Arias, embajador (r) y columnista español

El intento de arresto de 2.000 inmigrantes ilegales para ser expulsados decretado por Trump reabre el debate político en Estados Unidos sobre el tema. Y lo reabre, una vez más, por los modales y declaraciones del Presidente que muestran un lado xenófobo y vulgar marca de la casa.

La medida no es nada nueva ni debería escandalizar. En Estados Unidos hay unos diez millones largos de emigrantes ilegales, es normal que las autoridades intenten expulsarlos, dos mil es una cifra ínfima aunque sólo sea el principio. Por otra parte, todos los presidentes que han precedido a Trump han expulsado a millones. El demócrata Obama, sólo en el año 2013, llevó a la frontera a 600.000.

Estamos, sin embargo en año preelectoral, Trump es un bocazas y sus rivales demócratas intentan entrar a saco. Con relativo éxito.

La Administración yanqui, por boca del Jefe de detención y deportaciones(ICE), argumenta que un número abundante de los 2.000 han sido acusados de robo, violación, sustracción de vehículos etc…Que muchos han recibido una citación judicial, han podido defender su caso y que la mayoría no ha acudido al juzgado al ser convocado. Sólo 35 lo ha hecho. Continúa argumentando que sus agentes están estrictamente cumplimentando unas órdenes totalmente legales de un juez.

Sin embargo, varias ciudades americanas, sus autoridades, han decidido amparar a los ilegales y les aconsejan que no se presentan o les facilitan fondos para reiniciar su defensa legal.

La situación es paradójica y seria. Trump, como lo fueron Obama, Bush y Clinton, puede ser el deportador en jefe. Lo es. Sin embargo, no se entiende como en un estado de derecho organizaciones y a veces consistorios pretendan que se burle la ley: Una orden de deportación emitida legalmente por un juez.

La cuestión ha entrado en los debates de las primarias demócratas donde los ánimos están caldeados y los “progres” parecen estar en mayoría aunque el favorito, por ahora, sea el moderado, y antiguo vicepresidente de Obama, Biden. Varios de ellos abogan por cambiar la legislación, el cruce ilegal de la frontera no puede, afirman, ser calificado de delito, hay que dar seguro sanitario a todos los inmigrantes etc…A más de una candidato se le ha calentado la boca en la justa electoral y, luego, al día siguiente ante la prensa, temiendo el efecto, ha parcialmente reculado.

Los sustos de Trump han excitado a la base militante del partido demócrata. Los analistas, no obstante, concluyen que con los candidatos extremistas no se ganan las elecciones. El ganador de las primarias debe centrase. Si no, hoy por hoy, está haciendo el juego a Trump.

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