Felipe González y la estrategia de Sánchez

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Republica, 09.04.2019
Inocencio F. Arias, embajador (r) y columnista español

Felipe González es persona de ideas claras que con mucha frecuencia emite juicios con los que es fácil identificarse. Lo encuentras acertado. En política exterior, como comprobé cuando trabajé con él, tenía ideas pertinentes y, además, era valiente. Fue muy apreciado por sus pares de diverso signo en el exterior.

En el tema catalán, y dentro de la prudencia que incumbe a un antiguo presidente del gobierno, también ha venido siendo inequívoco (“no necesitamos relatores ni mesas de partidos, etc…”).

Ha realizado en estos días unas declaraciones sobre este problema de España que me plantean alguna duda. Afirmar que la solución puede estar en un Estado federal es plausible pero no sabemos si los separatistas, incluso la facción moderada, aceptaría ya un estado federal que no fuera claramente asimétrico.

Más curiosa es la conclusión con que la prensa ha dado cuenta de estas declaraciones: “González apoya tanto la estrategia de Pedro Sánchez como al partido al que votará siempre”. La segunda parte de la frase tiene una lógica española. Los políticos militantes de un partido son reacios a disentir incluso levemente del mismo. Normal, aunque en otras latitudes los que no están conformes con el rumbo que imprime el timonel de la agrupación sean más proclives a desmarcarse (como aquí han hecho Guerra, Francisco Vázquez, Leguina y algún otro).

Ahora bien no acabo de entender el apoyo de una persona como González “a la estrategia de Pedro Sánchez”. ¿Está de acuerdo con su política catalana? Tengo mis dudas. Pero más importante para los que hemos conocido a González y sabemos lo que representa, ¿puede el ex presidente ver con naturalidad que un compañero se mantenga en el poder gracias al apoyo de los que quieren desgajar, destrozar España y lo proclaman abiertamente? González y Aznar pueden argumentar que sus intercambios con los separatistas fueron en momentos en que estos no se mostraban como tales. Ahora, los disfraces ya saltaron.

Y más relevante aún. La frase de que Sánchez tiene sangre en las manos es tremendista y no se ajusta a la realidad. Ahora bien, parece fuera de toda discusión que se apoya en alguien que sí tiene sangre, abundante, en las manos, y que el presidente actual requiere al señor Otegui para que le ayude a aprobar los decretazos y lo que puede venir después.

No me acabo de convencer de que Felipe González apoye esta parte de la estrategia sanchista. Pero la impresión puede quedar.

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