Fin del gobierno de Barack Obama

Editorial
La Tercera, 16.01.2017
Es más el simbolismo de haber sido el primer presidente afroamericano de su país que el balance de su gestión lo que le asegurará a Obama un puesto en la historia de Estados Unidos

El próximo viernes el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, culmina sus ocho años de gobierno y deja la Casa Blanca con una popularidad de 55%. Una cifra que si bien no llega al 61% de Eisenhower, lo instala entre los mandatarios con mayor respaldo al momento de dejar el poder. Pero si bien la cifra es positiva, no da cuenta de los altos y bajos de sus dos mandatos y de las contradicciones que marcaron su administración. En el plano económico, el mandatario entrega un país muy distinto al que recibió, como él mismo lo destacó en su discurso de despedida el martes en Chicago. Pero su manejo no ha estado exento de críticas. Las cifras muestran que si bien Estados Unidos dejó atrás la recesión y la tasa de desempleo cayó bajo el 5%, no logró consolidar un crecimiento más sólido. El PIB, por ejemplo, aumentará este año poco más de 2%.

A nivel social y político, quienes pensaron que su llegada a la Casa Blanca dejaría atrás las tensiones raciales que han marcado la historia de Estados Unidos se equivocaron. Es indiscutible que el país ha dado saltos importantes en las últimas décadas -la misma elección de Obama es una señal de ello-, pero pese a esto hoy está mucho más tensionado que hace ocho años. A un 35% de los estadounidenses, por ejemplo, le preocupa las relaciones raciales, la tasa más alta desde que Gallup comenzó a hacer esa pregunta en 2001. Y si bien el mandatario avanzó en algunas de sus reformas emblemáticas como la del sistema de salud (Obamacare) y respaldó medidas como la legalización en todos los estados de los matrimonios igualitarios, estas iniciativas también generaron una fuerte reacción de sectores conservadores y profundizaron la polarización.

En el plano internacional, a lo anterior se suma que si bien logró mejorar la imagen del país -entre 2008 y 2015 la evaluación positiva creció más de 13 puntos, según el Pew Research Center-, no pudo cumplir con su promesa de retirar las fuerzas de Irak y Afganistán o cerrar Guantánamo. Además, su indecisión ante diversas crisis internacionales terminó minando la influencia de Estados Unidos y dejando el campo abierto para que Vladimir Putin ocupara un rol más protagónico en la escena mundial. Y en el caso de su política hacia a Cuba, puso fin a más de 50 años de distanciamiento con la reanudación de las relaciones diplomáticas, pero no logró ningún cambio concreto en la isla, donde se mantienen las severas restricciones a las libertades individuales e incluso, según Human Rights Watch, la represión ha aumentado en el último año.

Por eso, más que por éxitos concretos de su gestión, Barack Obama entrará a la historia de su país por haber sido el primer político afroamericano en llegar a la presidencia. La popularidad con que deja la Casa Blanca se explica por su estilo, su extraordinaria capacidad oratoria y el hecho de que culmina un gobierno inusualmente libre de escándalos -al contrario de las administraciones de George W. Bush y, especialmente, la de Bill Clinton-, antes que por un positivo balance de su gobierno. Durante más de la mitad de su segundo mandato, por ejemplo, la desaprobación superó a la aprobación por más de siete puntos. Y desde el viernes su principal objetivo será evitar que Donald Trump revierta sus reformas emblemáticas, lo que sugiere que muchas de sus políticas carecían del necesario consenso que requieren todos los cambios para consolidarse.

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