Grave deterioro democrático

Columna
La Opinión de Málaga, 05.05.21
Jorge Dezcallar de Mazarredo, Embajador de España

España es un país con corta tradición democrática a pesar de que las Cortes de León de 1188 fueron de las primeras en todo el mundo donde se reunieron nobleza, clero y pueblo llano para imponer una Constitución al monarca. Pero mucho ha llovido desde entonces y hoy a nuestros políticos les fallan desde los principios hasta las formas y eso se refleja en hechos muy preocupantes. Irritado por la moción de censura que le echó del poder, el PP se echó al monte e impide desde hace un par de años la renovación del CGPJ, sin que sirva de excusa querer impedir la llegada al mismo de personajes próximos a Unidas Podemos porque es un partido legal aunque no les guste.

Ante este bloqueo poco democrático, al Gobierno no se le ha ocurrido mejor idea que cambiar la forma de elección de sus miembros para no tener que negociar con nadie su composición. O sea, convertir al CGPJ en un muñeco de un Congreso que ya es una marioneta del Ejecutivo, porque con el sistema de listas cerradas y el principio del que «el que se mueve no sale en la foto» los diputados de la mayoría se limitan a apretar el botón que indica Moncloa cada vez que hay que votar. ¡Y a Montesquieu que le den! Hemos tenido que soportar la vergüenza de que la Comisión Europea tire de las orejas a Pedro Sánchez (como si fuera un Orban cualquiera) para que se la envaine y dé marcha atrás. Lo del BOE de hace unos días es de aurora boreal. El Gobierno de la Nación ha cometido la bajeza de utilizar el preámbulo de la ley orgánica 5/2021 de 22 de abril, de derogación del artículo 315 apartado 3 del Código Penal, para escribir textualmente que «desde la llegada al gobierno del Partido Popular en diciembre de 2011, se inició un proceso constante y sistemático de desmantelamiento de las libertades». Sonroja leerlo porque es mentira y porque en ningún caso es aceptable utilizar el Boletín Oficial del Estado, que es de todos, de una manera tan sectaria. Dudo que se pueda encontrar nada parecido en ninguna democracia seria y es otra vergüenza que eso ocurra en España. Lo que tampoco me explico es que nadie protestara antes de la publicación de la ley. ¿Es que ningún diputado la había leído? ¿Dónde estaba la oposición?

El tercer asunto que deseo traer a colación tiene que ver con la falta de respeto por el adversario que se mosotró en la campaña para las elecciones de la Comunidad de Madrid de ayer, cuyo tono general abochorna porque los extremos, para no desaparecer, han impuesto su radicalismo primario y binario entre comunismo y fascismo. UP comprende y apoya a «grupos antifascistas» que revientan con violencia mítines de Vox, al que consideran parte de «la derecha criminal» cuando se trata de un partido legal con perfecto derecho a exponer su ideario, mientras la candidata de VOX se jacta de haber expulsado de un debate al candidato de UP y vaticina que pronto también le echarán de la política nacional. Los extremos son diferentes pero se tocan. En la campaña han sobrado descalificaciones toscas y no se han debatido ni ideas ni programas. Los sobres con balas son un paso más que nos desliza hacia la infamia. Que en los debates falten ideas y sobren insultos y eslóganes es algo a lo que por desgracia estamos acostumbrados.

 

Cursillo de democracia

Nuestros políticos son de bajo nivel intelectual y algunos también de baja catadura moral. Pero son los que hemos elegido y hay que respetarlos hasta que los cambiemos por otros. Deberíamos exigirles, eso sí, que aprobaran todos un cursillo de democracia, cuatro ideas sobre el respeto por el adversario, la división de poderes, el estado de Derecho, las libertades y derechos individuales, la importancia de negociar las diferencias y no imponer la propia voluntad. Y aprovechar para explicarles también cosas tan básicas como que no es democrático violar las leyes que no gustan ni desobedecer la Constitución, organizar referendos ilegales o promover la desobediencia civil. Porque al despreciar los usos democráticos los políticos están atizando la polarización creciente que vivimos, un frentismo que querríamos olvidar y que no augura nada bueno

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