La Casa Gibbs y el guano del Perú

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Bradanovic Blogspot,02.03.2016
Tomás Bradanovic

Me encontré con una tesis muy entretenida escrita por Natalia Sobrevilla Perea de la Universidad de Londres, que trata sobre la economía del Perú antes de la Guerra del Pacífico. Es un tema que me interesa no solo porque sé poca historia del Perú sino que además mi abuelo fue apoderado de la Casa Gibbs en los tiempos aquellos, así es que es un poco parte de la historia.

Después de su independencia, el Perú estaba bastante arruinado, igual como el resto de las nacientes repúblicas incluído Chile y los que habían prestado plata eran principalmente capitalistas ingleses y franceses. Para 1825 Perú cayó en cesación de pagos y estuvo 20 años sin poder cumplir con la deuda, hasta que llegó su golpe de suerte con la explotación del guano, adecuadamente llamado el "oro blanco", porque era facilícimo de explotar y existía una demanda enorme, principalmente desde Inglaterra, cuyos suelos empobrecidos necesitaban con urgencia fertilizarse.

A diferencia de las demás exportaciones, el guano no necesitaba ningún proceso, solo debía recogerse y embarcarse, además en toda la costa norte peruana, hasta Antofagasta, la Corriente de Hundbolt habí creado una de las mayores biomasas de anchovetas y sardinas del mundo, lo que trajo millones de cormoranes con permanente diarrea que cubría islas y cerros. Oro blanco.

Al principio su explotación no era muy rentable para el gobierno, porque como estaba alejado rara vez pagaban los impuestos. Pero en 1842 la Casa Gibbs obtiene el monopolio de las ventas en el mercado ingés y por primera vez empezó a entrar plata como cancha a las arcas fiscales. Ese fue el primer gran boom económico de la República Peruana y significó grandes ganancias fiscales. Este boom, que duró hasta 1870 más o menos, no se reflejó en grandes mejoras en crecimiento o nivel de vida.

Hay muchas explicaciones para el hecho que estos ingresos no hayan sido capitalizados. Desde luego la explicación comunista de Mariategui y muchos de sus seguidores, que decían que la Casa Gibbs actuaba de manera feudal y rentista, apropiándose de todo lo que podía y manteniéndose mediante sobornos a la oligarquía. Pero también hay otras explicaciones mucho más realistas, como que el Perú tuvo que servir la deuda externa que no había pagado en más de 20 años, y que hizo inversiones que resultaron ruinosos fracasos como el extravagante plan de construir ferrocarriles a lo largo y ancho del país.

El  ferrocarril en esos años era visto como el símbolo de modernidad y pensaban que traería prosperidad automática tal como estaba ocurriendo en los Estados Unidos. Hablar de la necesidad imperiosa de ferrocarriles era ser visionario.

"Manuel Pardo, e intelectuales liberales como Luis Benjamín Cisneros, colaboradores de la Revista de Lima, donde se proponía, entre otras cosas, "convertir el guano en ferrocarriles". Criticaban la forma como se había utilizado el guano, el inmenso gasto en el ejército y la dependencia con respecto a más prestamos".

En verdad el Perú -obligado a pagar la deuda antigua que ya era enorme- comenzó a pedir nuevos préstamos con cargo a las ventas futuras del guano. Sobre los ferrocarriles resultaron un asunto ruinoso y de poco aporte, entre otras cosas porque la geografía del Perú no es de grandes planicies, como en Estados Unidos así es que los costos fueron astronómicos, tanto en inversión como en operación. Probablemente nunca se volvieron a recuperar.

Durante veinte años la Casa Gibbs dominó el comercio del guano, dándole al Perú suficientes ingresos para saldar su deuda y levantar nuevos empréstitos. Entre 1850 y 1870, el Perú logró conseguir en préstamos más que cualquier otro país latinoamericano. Eventualmente, la deuda creció de tal manera que se convirtió en impagable y después de la Guerra con Chile, sin más guano ni nitratos, la única garantía que quedaba eran los ferrocarriles.

¿En que se gastó toda esa plata? Básicamente en ferrocarriles y armas En una carta a Anton Gibbs en Londres su hijo escribe

El gobierno quiere todos sus ingresos para gastos militares, así que no pueden esperar pagar sus deudas con las ganancias del guano. Espero que no hayan comprado -pero si lo han hecho no vendan a pérdida; tarde o temprano pagarán sus deudas.

El caso es que las compras de armamento fueron -por ignorancia o corrupción- pésimamente hechas y gastaron cantidades enormes en material de mala calidad, no estandarizado o técnicamente inadecuado. Gran parte de la caballería del Perú era abastecida desde Chile, porque el país nunca tuvo crianza en las cantidades requeridas, lo que muestra el grado de improvisación al invertir los ingresos del guano.

Perú cayó entonces en una trampa circular, porque necesitaba nuevos préstamos y para eso tenía que resolver el problema de la antigua deuda,  sea tenía que pagar la deuda (la mitad de los ingresos del guano) para contraer nueva deuda. La situación fue muy bien aprovechada por los tenedores de bonos y los millonarios limeños que comenzaron a especular contra el fisco. José Rufino Echeñique consolidó la deuda en términos que beneficiaro mucho a los especuladores, quienes se convirtieron en hacendados especialmente del azucar y algodón, que años más tarde sería uno de los pocos ingresos importantes que le quedaron al Perú.

La ruina financiera del Perú al parecer se debió principalmente a la ignorancia económica de los gobernantes y sus malas decisiones de gastos, a la gran mochila de la deuda  y obviamente esto fue aprovechado por los comerciantes, nacionales y extranjeros, que ganaron mucha plata especulando. Siempre que hay tontos en el gobierno aparece la oportunidad de especular. La Casa Gibbs nunca incumplió un solo contrato, cuando sus instalaciones de salitre fueron nacionalizadas por el gobierno las entregó sin ningún problema y tuvo el excelente ojo de retirarse del negocio cuando se encontraba en pleno boom.

Después vino la guerra, donde el Gobierno Peruano tuvó el pésimo ojo de involucrarse y pasó lo que todos saben. Después de las derrotas, como siempre, se reescribió la historia inventando enemigos poderosos y buscando explicaciones para culpar al hombre de paja. Los Siete Ensayos de Juan Carlos Mariategui son una muestra, hay muchas más.

Gibbs y los especuladores ganaron muchísima plata por saber retirarse a tiempo, tal como habría ganado Chile si hubiese vendido Codelco en medio del superciclo del cobre. Pero no se le puede pedir a políticos idiotas que actúen como personas sagaces, es como pedir peras al olmo.

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