La Frontera: Crónicas de la Araucanía Rebelde

Reseña de libro [A. Rodríguez y P. Vergara]
Revista del Sábado, 28.11.2015
Rodrigo Pinto

araucanía-rebelde

La palabra "frontera" tiene múltiples reminiscencias, desde la literatura y el cine hasta la geopolítica y los problemas con los vecinos. Cuando se la pronuncia respecto de La Araucanía, la primera reacción es remitir al pasado, cuando Temuco era una avanzada del progreso, para citar a Conrad. No es así. Este libro demuestra que esa línea intangible existe y que aumenta su profundidad.

Acá todo es ambivalente. Se suele decir, con orgullo, que los mapuches mantuvieron su independencia por tres siglos; se argumenta, con desprecio, que los mapuches -los indios- son flojos y borrachos. Se esgrime la tesis de que el mestizaje fue tan amplio que Chile es un país racialmente homogéneo, o bien se señala que somos un país diverso, heredero de muchas tradiciones. Ni una ni otra cosa se viven en un territorio en disputa, ocupado por empresas forestales, fundos, parcelas y reservas mapuches, donde la tensión ha sido constante desde que la democracia trajo también la emergencia de antiguas reivindicaciones. El alcalde de Tirúa, Adolfo Millabur, dice que las forestales son la tercera invasión, pero que la más dura fue la chilena, la anterior, "la más indolente, la más sorda".

Esta crónica de Ana Rodríguez y Pablo Vergara enfoca el asunto desde muchos ángulos. Un soporte son los libros, muchos desconocidos, que documentan 150 años de historia; otro, entrevistas a diversos protagonistas del conflicto: líderes mapuches en la clandestinidad, dueños de fundo privados de sus tierras, policías, alcaldes y periodistas, historiadores mapuches y chilenos que se resisten a usar esa palabra; y el reporteo cuidadoso de reuniones, de informes del Ejército, de asesinatos y de la vida cotidiana en la zona. Por esa vía despejan mitos como el financiamiento externo del movimiento mapuche o su unidad táctica y estratégica con la izquierda; nada de eso existe, porque son problemas y luchas diferentes, y se muestra que las habituales categorías de análisis no sirven en este caso. El texto muestra que así como todo es ambivalente, nada es sencillo; el conflicto existe, está vivo, y no hay respuestas fáciles. La reafirmación de la identidad mapuche es una cuestión cultural, sobre todo, pero tiene, tal como se lee en estas páginas, dimensiones territoriales, religiosas, políticas y ecológicas. La investigación de los autores tiene el gran mérito de describir antes que juzgar, y por esa vía dan cuenta además de la real dimensión del conflicto; un libro que obliga a pensar de nuevo en qué país somos y qué queremos para el futuro.

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