La grandeza de Angela

Columna
La Tercera, 17.03.2016
Soledad Alvear , abogada y ex ministra de RREE de Chile

Mientras los británicos discuten si se quedan o se van de la Unión Europea, los franceses están enfrascados en la lucha contra el terrorismo islámico. Sus vecinos del sur en Madrid discuten de la sin razón de no poder conformar gobierno. Licuadas las mayorías de la democracia española, menuda tarea tiene por delante el Rey Felipe VI. En medio de ese complejo panorama regional, se suma el Medio Oriente en guerra, expulsando de sus tierras a millones de seres humanos desesperados por una vida digna. La vida de personas que tienen caras e historias exigen una ética de la convicción, la que solo puede prevalecer en líderes con carácter. Esa estampa que surge de quienes ponen ideales por sobre el cálculo frío de las políticas de salón. Esta es la hora de una mujer que no pone las encuestas por sobre su fe más íntima. Prefiere el juicio de la historia por sobre la borrachera populista de muchos . Es la coyuntura crítica donde la figura de Angela Merkel se eleva por sobre el resto de sus congéneres en el poder europeo, y por cierto, la erigen en un personaje imprescindible de la Europa que amanece a la realidad del siglo XXI.

Es el humanismo de una líder que entiende su rol. Alemania fue la nación que cayó a lo más bajo del fondo moral. No hay palabras que expliquen la bancarrota moral del nazismo y su putrefacta estela de miseria, muerte, discriminación. La sangre de millones derramada en los campos de batalla por el ideario absurdo de una pretendida superioridad racial. Sin embargo, y gracias al liderazgo de Merkel, es la misma nación que hoy muestra una humanidad que es faro para los que sufren. La semana pasada se mostraban a refugiados sirios ondeando la bandera alemana en un campo de acogida en Turquía ¡Que más gráfico reflejo!

Esa bandera se ondeaba porque Merkel entiende su rol moral en el mundo actual. No escucha a los orejeros que le piden seguir la decadencia de otros en el continente que quieren limitar al máximo la llegada de seres humanos adoloridos. Porque la líder alemana asume que este es un tiempo nuevo. La discípula de Helmut Kohl, quien cerró la guerra fría, es la que abre la nueva Alemania del siglo XXI. Las protestas neo nazis de unos pocos no pueden frenar los miles que han salido en varias estaciones de trenes a darle la bienvenida a quienes llegaron. Merkel en medio de la crisis, surge por sobre izquierdas y derechas. Su gobierno de gran coalición une a social demócratas y social cristianos en un ideario común: el ser humano.

Nada mal para una mujer considerada por algunos como aburrida. Una doctora en Fisicoquímica que cambió los laboratorios por los corazones de sus ciudadanos. Porque la coyuntura genera las condiciones para que el ser humano tome partido. Pero se requiere grandeza para hacer lo correcto cuando todos dicen lo contrario. La Canciller no se equivocó. Devolvió a Alemania al corazón del humanismo. La capital de la barbarie que fue hace unas décadas es hoy el faro de la libertad en el siglo XXI. Eso no es casualidad. Angela entró por las puertas anchas de la historia.

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