La naturaleza del presidente

Columna
El Mercurio, 09.06.2022
José Ramón Valente, economista, consultor y exministro de Economía

En 2018 y 2019, desde el Ministerio de Economía, impulsamos una agenda para aumentar la inversión y mejorar la productividad. Creamos las oficinas GPS y OPEN para que se dedicaran exclusivamente a proponer y ejecutar mejoras regulatorias, legales y de gestión para producir una revolución microeconómica que se tradujera en un boom de inversiones, avances sostenidos en productividad y un mejor trato a los consumidores.

Presentamos una nutrida agenda legislativa que incluyó, entre otros, un proyecto proinversión y un proyecto para aumentar la productividad.

A pesar de contar con un amplio apoyo transversal entre los expertos —Rodrigo Vergara, Rodrigo Valdés, Andrea Tokman, Sebastián Edwards y Rodrigo Wagner, entre muchos otros—, estas iniciativas encontraron una férrea oposición desde el PC y el FA. Los proyectos proinversión y de productividad nunca llegaron a ver la luz y hoy deambulan por el Congreso como zombis mutantes. Más aún, en la discusión de la Ley de Presupuestos 2019, la bancada del Frente Amplio, Revolución Democrática y el PC, incluidos los entonces diputados Boric, Jackson y Vallejo, votaron en contra del financiamiento para la oficina GPS.

A pesar de la oposición de quienes hoy están en el gobierno, logramos avanzar con cambios normativos, mejoras de gestión y creación de un clima más propicio para invertir. De esta manera, la inversión que había caído sostenidamente durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet a un ritmo de 2,4% anual logró remontar en 2018 subiendo un asombroso 6,5%. Lo mismo ocurrió con la productividad, que tuvo un desempeño negativo en cada uno de los cuatro años del gobierno de Michelle Bachelet, con una caída acumulada de 4,2%, y que durante 2018 logramos que tuviera un registro positivo de 1,1%.

Todo este esfuerzo se diluyó a partir de octubre de 2019. La impronta antiinversión de quienes hoy están en el gobierno logró sus frutos. La realidad pospandemia es que la inversión ha retomado su tendencia a la baja y con ello arrastrará a Chile a una recesión. Según datos del Banco Central publicados esta semana en el Informe de Política Monetaria, la inversión retrocederá casi un 5% este año y más de 2% el próximo, y el crecimiento económico será negativo el próximo año hasta en 1%. Esto es un retroceso mayor al que tuvimos durante la crisis asiática en 1999 y similar a la caída de la economía durante la crisis subprime el 2009.

En su primera Cuenta Pública, el presidente Boric planteó la urgencia de impulsar la inversión y la productividad. Esa alocución me recordó al escorpión rogándole a la rana que lo ayudara a cruzar el río. La naturaleza anticrecimiento, inversión y mejoras de productividad del presidente y sus colaboradores ha sido bien establecida y documentada. Hoy necesitan cruzar el río porque la economía se encamina hacia una recesión, precisamente por las políticas que ellos mismos impulsaron o dejaron de apoyar desde el Congreso.

Estamos todos de acuerdo en que este cambio de discurso es positivo para el país y debemos apoyarlo. Pero también debemos estar conscientes de la naturaleza del escorpión.

De hecho, a comienzos de semana el Comité de Ministros rechazó un proyecto por US$ 650 millones que llevaba seis años de tramitación y contaba con una resolución de calificación favorable, siendo uno de los argumentos que el proyecto se había tramitado durante el gobierno anterior. No importa cuánta retórica poética escuchemos, debemos ser conscientes de que este gobierno le va a clavar su aguijón al crecimiento económico, la inversión y la productividad, porque esa es su naturaleza.

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