La reinvención de Kim Jong-un: De loco nuclear a líder hábil

Reportaje
El Mercurio, 09.06.2018
Choe Sang-Hun, periodista surcoreano (The New York Times)
En cuestión de meses, el líder norcoreano ha protagonizado una de las transformaciones más impresionantes de la diplomacia contemporánea

Ordenó que ejecutaran a su tío y que asesinaran a su hermanastro. Gastó millones en desarrollar y probar una bomba de hidrógeno y misiles balísticos intercontinentales, mientras su pueblo sufría una severa escasez de alimentos. Intercambió amenazas de aniquilación nuclear con el Presidente de EE.UU., Donald Trump, mientras lo llamaba "viejo chocho mentalmente perturbado".

Eso era el año pasado.
En los últimos meses, el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, ha tenido una de las transformaciones más sorprendentes en la diplomacia moderna.

El hombre que es descrito por los críticos como un dictador asesino y un lunático nuclear se ha estrechado de manos y ha tenido francas conversaciones con el Presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, quien ha alentado e inducido el cambio de imagen de Kim.

Kim ha logrado que Corea del Sur y EE.UU. se involucren en negociaciones al dejar entrever la posibilidad de desnuclearizar su país. Su popularidad ha crecido en las encuestas en Corea del Sur mientras se prepara para ser el primer líder norcoreano que se reúne con un Presidente de EE.UU. en ejercicio.

Con una serie de iniciativas diplomáticas que han causado cierta impresión en la etapa previa a su esperada reunión cumbre del 12 de junio con Trump en Singapur, Kim en efecto se ha redefinido. Algunos surcoreanos ahora lo ven como más confiable que Trump, a pesar de la alianza de décadas entre su país y EE.UU.

Las recientes imágenes de Kim caminando en el bosque con Moon y en una playa con el Presidente chino, Xi Jinping, conversando del programa nuclear de Corea del Norte cristalizaron su posición mejorada entre los surcoreanos.

Eso contrastó con lo que muchos surcoreanos consideran como una diplomacia poco consistente de Trump, en vista de que el Mandatario canceló abruptamente la reunión cumbre de Singapur para luego desdecirse después que Kim ofreció una templada declaración en la que le ofrece a Trump "tiempo y oportunidad" para que cambie de opinión. (El miércoles, uno de los abogados del Presidente, Rudolph Giuliani, dijo que Kim "se puso de rodillas y rogó" para que se reprogramara la reunión).

Poder místico
A pesar del cambio de imagen, es poco probable que Kim entregue sus armas nucleares en una fecha próxima, o modere el control de su régimen represivo. Pero ha demostrado ser un experto -algunos podrían decir persuasivo- estratega, que ha manejado los hechos en la península de Corea y ha mostrado una buena disposición para recalibrar.

"Una vez que Kim Jong-un decidió mejorar los lazos con Corea del Sur y EE.UU., sabía que no podía hacerlo con la imagen que tenía como un tirano represivo", señaló Kang Dong-wan, experto en "política de imagen" de Corea del Norte de la Universidad Dong-A en Busan, Corea del Sur. "Está creando un nuevo retrato de él en el extranjero como el líder de un país normal".

En Occidente, Kim, de 34 años, ha sido caricaturizado a menudo como un niño gordito jugando con misiles nucleares. Trump, que tiene más del doble de su edad, lo ha llamado "chico y gordo", un "cachorro enfermo" y "hombrecito del cohete".

Sin embargo, cuando Trump se reúna con Kim, el Mandatario estadounidense estará lidiando con el gobernante de un régimen totalitario que es muy hábil en teatralidad política para reforzar el carisma de Kim en casa y promover su agenda en el extranjero.

"La razón de por qué el mundo le pone atención no es solo porque tiene algunas armas nucleares, sino debido a su imagen como un líder con poder místico, su control absoluto sobre un país sumamente consolidado, reglamentado y disciplinado", precisó Chung Byung-ho, antropólogo de la Universidad de Hanyang en Corea del Sur, quien examinó el rol de la teatralidad en la política norcoreana en un libro que escribió con otro académico.

El factor Moon
Sea cual fuere su verdadera personalidad, Kim ha encontrado un entusiasta socio en la presentación de su nueva imagen: Moon.

Desde que asumió hace un año, Moon había exhortado a Trump a que pusiera a prueba la idea de que Kim era un líder razonable preparado para negociar la entrega de sus armas nucleares con los incentivos correctos, como la normalización de vínculos y garantías de seguridad de EE.UU. Parece que funcionó: Trump hace poco cambió su apreciación pública del líder norcoreano, y lo calificó como "inteligente y amable" y "muy honorable".

Kim empezó su cambio de imagen este año al comunicarse con Corea del Sur, la que estaba impaciente por actuar como intermediaria entre Corea del Norte y EE.UU. después de un año en el que ambos parecían al borde de una guerra. En un discurso de Año Nuevo, Kim ofreció enviar atletas, animadoras y emisarios políticos a Corea del Sur durante los Juegos Olímpicos de Invierno.

Luego, despertó el apetito de Washington por las negociaciones al anunciar una moratoria en las pruebas de misiles y armas nucleares, mientras cerraba el único sitio de pruebas nucleares que se conoce en Corea del Norte y liberaba a tres prisioneros estadounidenses. Igualmente parecía haber cubierto sus apuestas al reunirse dos veces con Xi, reparando los lazos desgastados con un antiguo aliado cuya protección necesitaría a medida que entrara a las delicadas negociaciones con Washington.

El despliegue diplomático fue un abrupto alejamiento de la historia de Corea del Norte de retórica rimbombante, bravuconerías, desfiles militares y concentraciones masivas, que han fomentado la imagen del país como un paria internacional.

La reinvención de la imagen de Kim fue preparada hábilmente con la ayuda del gobierno de Moon, el que aseguró que cada detalle de la reunión cumbre de ambos líderes el 27 de abril estuviera lleno de símbolos potentes muy preciados para ambas Coreas: respeto, unidad étnica y una reunificación coreana con el tiempo.

Sin embargo, nada suavizó más la imagen de Kim como el momento en que llegó a la frontera para reunirse con Moon. Por sugerencia de Kim, Moon cruzó la frontera y estuvo en el Norte por 10 segundos. Luego Kim y Moon cruzaron hacia el Sur para su reunión, estrechándose las manos, un encuentro que paralizó a los telespectadores en Corea del Sur.

"Ese solo gesto fue más allá del lenguaje político", aseguró Chung, el antropólogo. "La teatralidad transmitió mensajes de confianza que el lenguaje solamente no podría lograr".

Los críticos advierten de expectativas frustradas, y reiteran sus puntos de vista que Kim nunca va a abandonar completamente las armas nucleares que son consideradas elementos valiosos para la supervivencia de su régimen y su legitimidad como líder de Corea del Norte. "Está bien ser escéptico", manifestó Ra Jong-yil, cientista político y ex subdirector del Servicio Nacional de Inteligencia del Sur. "¿Cómo puede el líder de una nación cambiar tan rápidamente? Tendemos a ver lo que queremos ver en Corea del Norte".

Algunos esperan que en su reunión con Trump, Kim se comprometa muy probablemente a desnuclearizar su país por completo con el fin de debilitar la razón fundamental para las sanciones, pero insisten en una desnuclearización "por etapas". Señalan que Kim probablemente teme que cualquier acuerdo que haga con Trump tal vez no sobreviva, en vista de la política impredecible de Washington.

"El mundo entero está siendo engañado" por Kim, sostuvo Shim Jin-sup, un oficial de guerra psicológica en retiro de las fuerzas armadas surcoreanas y experto en propaganda norcoreana.

No hay comentarios

Agregar comentario