La tenista y el acosador

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Republica, 30.11.2021
Inocencio F. Arias, embajador (r) y columnista español

Tardaron media hora en borrar su artículo. La tenista china Peng Shuai contaba en internet hace semanas que un alto dirigente del Partido comunista chino, Zhang Gaoli, antiguo viceprimer ministro, la había obligado, con amenazas, a mantener relaciones sexuales con él durante varios años. No aporto pruebas, el político estaba obsesionado con que ella no pudiera grabar nada, pero la reacción de las autoridades de Pekín apunta a que el relato de la deportista refleja una bochornosa realidad.

La historia desapareció fulminantemente del internet, el Gobierno chino ha creado una muralla de fuego en todas las redes, censura, controla los servidores -los diarios españoles El País y ABC han sido eliminados- y todo lo que aflore que les resulte desagradable es suprimido. La conocida tenista se esfumó también y se temió que estuviera detenida. Por fin apareció en una ceremonia con las autorices olímpicas chinas y en un restaurante en lo que para muchos era un montaje.

Es la enésima prueba del carácter totalitario del régimen de Pekín, alguien denuncia un hecho monstruoso, el delito es camuflado no permitiendo que se hable de él, el denunciante tiene que tentarse la ropa por si es sancionado y el infractor, el delincuente no es aparentemente castigado. Por supuesto, que el aparato oficial inmediatamente contraataca argumentando que son asechanzas del exterior para debilitar a China pero que sus autoridades no serán doblegadas. Es la reacción de todos los regímenes autoritarios, los enemigos del exterior sólo preparan tretas perversas para desprestigiar al sistema. Es la respuesta de China en el problema de Hongkong, en su tratamiento de los uigures, en la incógnita del nacimiento de la pandemia. Todo serían argucias inventadas por los que quieren tener a China fragilizada. En este caso, el malo de la película, el avieso protagonista sería Estados Unidos celoso rival que no traga que el coloso asiático pueda tutear a Washington.

Por la proyección internacional de la tenista-han surgido gritos de alarma de Serena Williams, Djokovic, etc.., por la sensibilidad de la opinión pública en más de un país occidental, el caso puede traer cola. Es buena munición para los que abogan por boicotear los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín del próximo año. (Ya en el pasado Estados Unidos y un nutrido grupo de países no comparecieron en los Juegos de Moscú y la Unión Soviética, años más tarde, boicoteó los de Los Angeles como represalia).

Los atletas tiemblan ante la posibilidad de que eso ocurra. El Comité Olímpico Internacional más aún, sería ruinoso para él. Pero parece difícil mirar para otra parte cuando se humilla a una deportista, se silencia y el villano permanece impune.

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