Las dos versiones de Kofi Annan

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republica.com, 21.08.2018
Inocencio Arias, embajador (r) y columnista español

Alguien ha comentado que un estadista es un politico del montón que lleva unos años muerto. Con Kofi Annan no ha sido preciso esperar ese tiempo. El incienso y las elegías, a menudo merecidas, han brotado desde el dia siguiente de su fallecimiento ocurrido el pasado fin de semana.

Annan fue un popular Secretario General de la ONU, un hombre que luchó por la paz como apunta el francés “Le Monde”. Fue el primer Secretario General surgido del seno de la Organización, entró en ella en 1962, uno de los más populares y quizás el que ha ocupado más espacio en los medios de información. Recibió el premio Nobel de La Paz en el 2001 y todos los que trabajamos en la ONU apreciamos sinceramente su labor para potenciar el papel de la Organización, con frecuencia desprestigiada en Washington lo que es un evidente handicap, y sus esfuerzos incansables para mediar en conflictos internacionales y evitar sufrimientos de seres humanos.

Sin embargo, su balance tiene algunos borrones considerables que han sido, estos días, más pasados por alto por los apólogos europeos que por los de Estados Unidos, incluso en la prensa que siempre lo defendió, o que en algunos africanos. Comentaristas estadounidenses y no pocos africanos no vacilan en subrayar fallos que habrían arruinado la carrera de un político menos activista y carismático que el fallecido.

El primero es su trabajo como subdirector y Director del Departamento de operaciones de La Paz de Naciones Unidas. Ocurrió en ellos el genocidio de Ruanda, con 800.000 muertos a machetazos en cien días, y el de 8.000 bosnios a manos de los serbios en una “zona segura” implantada por la ONU. En el caso de Ruanda, el general canadiense Dellaire al mando de las fuerzas de paz aviso del peligro , pidió que le dejaran actuar para asaltar el lugar en que los futuros genocidas tenian armas y sus jefes( Annan) se lo negaron. El político manifestaría años mas tarde que “ tenemos que lamentar amargamente que no hicimos más para impedirlo”. En Bosnia ( Srebrenica) los cascos azules suecos tambien se inhibieron con órdenes confusas.

Mucho más tarde, siendo ya Secretario General a Annan le estallo el escándalo de “petróleo por alimentos”. El sinverguenza de Sadam Husseim , embargado por la ONU tras su intento de conquistar Kuwait, fue autorizada a vender petróleo para alimentar a su población. Mientras pregonaba que los niños iraquíes morían de hambre estuvo robando concienzudamente miles de millones de dólares al amparo del montaje del programa petróleo por alimentos. Alguien acabaría tirando de la manta y una Comisión de la Onu presidida por Volcker, antiguo presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, concluyó que Kofi Annan no se había lucrado con un centavo pero que se había abstenido de investigar el tema una vez que surgieron voces autorizadas denunciando la estafa que realizaba Husseim.

Pienso que Annan tiene bastantes más aspectos positivos que negativos. Siguió trabajando en causas humanitarias aportando su prestigio después de su jubilación. Esto, mal informado, lo que obvian sus apólogos, le llevó a meter la pata en el tema vasco. Pero es curioso el poso que deja su imagen si la comparamos con otros. El Presidente Carter, otro humanitario, entró en la historia totalmente desprestigiado ( por un fallo de un par de helicópteros en la fallida misión de rescate de los diplomáticos en Teherán). Sigue sin ser apreciado. Annan sube a los altares instantáneamente con lunares que para otro habrían sido su desgracia.

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