Libia peligrosamente cerca

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republica, 17.04.2019
Inocencio F. Arias, embajador (r) y columnista español

La primavera árabe le ha sentado mal a Libia. Quizás es la más afectada por esa gripe. La caída y subsiguiente muerte del sátrapa Ghedaffi no ha traído exactamente la paz al país. Al contrario, la inestabilidad y el sufrimiento aumentaron.

La lucha armada entre dos facciones había sido parcheada con la intervención de la ONU. Un gobierno nacional se había asentado en Trípoli con la bendición de las Naciones Unidas. En el sur, el general Khalifa Haftar piafaba descontento. Hace un par de semanas decidió olvidarse de decisiones acordadas, con la mediación entre otros de Argelia, entre el Gobierno y la facción que el acaudilla y se dirigió contra la capital. Había aceptado a regañadientes los pactos y, además, Argelia está distraída con la deposición de Buteflika.

Para más escarnio, el Secretario General de la ONU, Guterres había estado oficialmente en Libia mientras Haftar iniciaba, sin anunciarla, su ofensiva. El gobierno, legítimo para la ONU, sufre así una embestida que no va a ser pan comido como creía Haftar pero que crea enormes problemas a Faief Sarraj jefe de ese ejecutivo. Ya hay un par de centenares de muertos y unos mil heridos. Organizaciones civiles denuncian que se han bombardeado escuelas y tiroteado ambulancias. De nuevo una incipiente guerra civil.

Aparte del sufrimiento de la población Libia, que ya dura años, hay que señalar dos cosas:

– La primera es que la comunidad internacional está dividida. De un lado, la ONU, como organización apoya al gobierno de Sarraj. También lo hace Italia que fue potencia colonial en Libia. De otro. varios miembros destacados del Consejo de Seguridad como Francia, Rusia, y algunos árabes de peso, como Egipto o Arabia Saudita coquetean o apoyan al general Haftar que estuvo por cierto bastantes años en Estados Unidos, hace una década, protegido por Estados Unidos.

– En segundo lugar, como ha contado el presidente del gobierno Sarraj al Corriere della Sera la prolongación de las luchas en Libia puede provocar una avalancha de gente, ¿800.000? que saldrá corriendo para Europa. Pueden también unirse a esa riada unos centenares de jihadistas que ahora están detenidos y a los que no será fácil retener en la cárcel en un país en guerra civil.

División de la comunidad internacional y un éxodo masivo por la violencia. Nos resulta familiar y aunque Italia sea la meta ideal de los que huyen puede que bastantes busquen destinos alternativos. Ahí también podríamos entrar.

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