Más sobre la Guerra del Pacífico

Columna
El Diario (Bolivia), 20.03,2017
José Alberto Diez de Medina, historiador y miembro de la Sociedad Bolivariana de Bolivia

Habían pasado los gobiernos de Agustín Morales, Tomás Frías y Adolfo Ballivián. Se hizo cargo del Gobierno el Gral. Hilarión Daza, hombre de cuartel, falto de cultura, irascible solo ante el débil, mal militar; sin embargo el país deseaba alguien que los unificara y estableciera cierta disciplina.

Se encontraba en auge la situación de límites con Chile y la explotación en tierras bolivianas, vale decir en nuestro Litoral, del guano y el salitre, por industriales chilenos, asociados con intereses ingleses.

Se firmó anteriormente dos tratados, dos acuerdos internacionales, difícil de transgredirlos, pero, pese a esos hechos, Daza en consultas con su gabinete elucubraba el cobro de un impuesto a la exportación de salitre.

La situación económica del país exigía un arreglo, cualquiera que fuese, por factores climatológicos, como inundaciones, por un lado y sequías por otro, y la falta de dinero en el erario nacional.

El 31 de diciembre de 1878, el presidente Daza invitó al doctor Julio Méndez, eminente jurisconsulto, conocido por su sabiduría, a una reunión en Palacio, más a una reunión de consulta.

Méndez manifestó que no había razón para el impuesto salitrero, dados dos acuerdos internacionales; más tarde el doctor fue nombrado Ministro de Justicia, Educación y Culto.

Estaba en el país un singular personaje chileno, que había cautivado a la sociedad boliviana, había sido partícipe en la fundación de un banco, y a través de éste, cultivó muchas amistades importantes, por los favores bancarios recibidos. Hombre de mucha simpatía, estaba invitado a todas las tertulias de la capital, y en especial a las de Palacio, donde el Gral. Daza gustaba de reunirse con gente de alto nivel. Siendo chileno, estaba muy vinculado al consulado y gobierno de su país.

Lorenzo Claro era su nombre, tuvo participación en sociedades chilenas e inglesas en el Litoral boliviano, se decía hombre de influencia en su país.

Siendo un continuo visitante a las tertulias en Palacio de Gobierno, Daza no tuvo inconveniente en consultarle sobre el impuesto de 10 centavos por quintal exportado. Claro no pensó dos veces, y calificó la idea como brillante, dada la situación de pobreza en el país. Pensaba, le manifestó a Daza, que era la solución adecuada para los problemas.

El Gral. Daza dio aviso a su gabinete de lo manifestado por el señor Lorenzo Claro, y éste naturalmente, por esa consulta a una persona prácticamente miembro de la embajada de Chile, dio su aquiescencia al decreto del impuesto.

El 14 de febrero de 1878, dada la caótica situación en varios departamentos, Cochabamba en especial, con hambruna, y falta de cosechas en Sucre, Oruro y La Paz y más por la largueza de las concesiones del Gobierno boliviano, se impuso el impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exportado.

El mismo 14, la Asamblea Nacional aprobó todos los actos del Gobierno provisorio del Gral. Daza. Se había pasado por alto el tratado de 1874 entre Chile y Bolivia, y el contrato de 1873 con la Compañía de Salitres.

El 23 de febrero se aprobó la transacción entre la Compañía de Salitres y el Ferrocarril de Antofagasta, para hacer efectivo el impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exportado.

El Gobierno de Chile había obtenido el pretexto para efectuar la invasión al Litoral boliviano. Se había transgredido dos acuerdos firmados por el Gobierno de Bolivia y el de Chile.

El Gobierno chileno suspendió las notificaciones del impuesto de 10 centavos por quintal exportado por la Compañía, rechazando la misma.

El 27 de diciembre de1878, el Gobierno nacional instruyó al Prefecto del Departamento del Litoral el cobro de 10 centavos por quintal exportado a la Compañía.

El 10 de enero de 1879, el Cnel. Severino Zapata, Prefecto del Departamento de Cobija, no existiendo pago alguno, procedió al embargo de la Compañía, cuyo Gerente buscó asilo a bordo del buque Blanco Encalada.

Buscado en Bolivia el autor del engaño, Lorenzo Claro, desapareció.

No hay comentarios

Agregar comentario