Reportaje Diario de Cuba, 08.08.2024 Andrés Cañizález
Aunque se ve como positivo que dos países vecinos a Venezuela, como Colombia y Brasil, hayan tomado la batuta buscando destrabar la situación política, tras las elecciones del 28 de julio, expertos consultados por DIARIO DE CUBA no ven con claridad que esto termine siendo decisivo para encauzar una transición ante la negativa oficial a aceptar una derrota en las urnas.
Este martes, Estados Unidos respaldó la iniciativa que comenzaron Brasil y Colombia, y a la que se sumó México, de buscar una salida negociada y pacífica. Dentro de Venezuela, el Gobierno de Nicolás Maduro insiste en que el mandatario fue reelecto para el período 2025-2031, pero diez días después de los comicios no existen actas ni resultados detallados por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE), un ente afín al poder ejecutivo en Venezuela.
"Hay que construir un camino común y pacífico", reaccionó el presidente colombiano Gustavo Petro ante el comunicado del Departamento de Estado. Tal como ha venido reseñando DIARIO DE CUBA, desde abril pasado Bogotá y Brasilia han trabajado de manera conjunta para evitar un conflicto de gran escala en Venezuela que impacte a la región, ya sea generando un mayor flujo migratorio, que creando un foco de inestabilidad.
Bogotá y Brasilia, sin embargo, como apunta la analista internacional Elsa Cardozo, en el contexto actual tienen el desafío de hacer más en materia de protección de la población venezolana. Maduro dijo este martes que se habían detenido a 2.229 personas en los días posteriores a las elecciones.
Esta cifra, en 10 días, equivale al 50% del total de detenciones que registraron las ONG de Venezuela durante ocho meses de protestas en 2017, cuando tuvo lugar una dura ola de represión, que está siendo investigada por la Corte Penal Internacional.
Este martes, Maduro anunció que los detenidos en las protestas postelectorales, que básicamente denuncian un fraude para favorecer al mandatario, irán a las cárceles de máxima seguridad de Tocorón y Tocuyito, en el centro del país, sin facilitar que los detenidos puedan estar cerca de su lugar de residencia y por tanto recibir soporte familiar.
Consultada por DIARIO DE CUBA, Elsa Cardozo cree que, si bien es positiva la acción conjunta entre Colombia y Brasil, a la que se sumó México y que tiene el aval de Estados Unidos, esta iniciativa en favor de Venezuela debe entenderse en favor de los venezolanos, hacerse más amplia y plural y comprometida con los derechos humanos.
Cardozo, quien fue directora de la licenciatura y de la maestría en relaciones internacionales de la Universidad Central de Venezuela, recomienda de forma específica que sea incorporado el gobierno de Gabriel Boric, quien "ha manifestado consistentemente su preocupación por los derechos humanos".
La gestión diplomática que realizan estos tres países, incluyendo a México, tiene que asentar que "está comprometida con los derechos humanos, con la expresión política que ha tenido la población venezolana (en la votación del 28J)" y dar respuesta ante "un contexto que se ha ido volviendo más y más represivo".
Para la profesora venezolana, resulta positivo que, aunque los gobiernos de Gustavo Petro y Lula da Silva realizan esfuerzos por mantener abiertos los canales con Caracas, mantienen en pie sus exigencias de que las actas sean públicas, que haya un desglose detallado de resultados y que esto sea verificado por expertos independientes.
Por su parte, Andrés Serbin, presidente emérito de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES), define como "bastante complejo" el momento venezolano tras las elecciones. El CNE insiste en que Maduro fue reelecto para el período 2025-2031 con el 51,95% de los votos, frente a 43,18% del candidato opositor, Edmundo González Urrutia, pero sin mostrar ninguna acta o datos detallados.
El comando opositor, que ha reunido algo más del 83% de las actas y las hizo públicas, tras totalizar estos documentos de cada mesa electoral sostiene que el exembajador González Urrutia sacó una ventaja de algo más de 37% a Maduro.
A juicio de Serbin, más allá de los espacios de diálogo que pudieran establecerse con la mediación de Brasil y Colombia (eventualmente México), y que incluyan a Maduro y González Urrutia, un factor clave en cualquier escenario es el rol de las fuerzas armadas venezolanas.
"Yo tengo mis dudas de que la iniciativa de estos tres países pueda llegar a buen puerto, más allá de la disposición que puedan tener Maduro y González Urrutia. El factor decisivo sigue siendo el factor militar, y muchos de los militares venezolanos están inmersos en negocios ilícitos, así como también tienen órdenes de captura de la DEA de EEUU. Por esto van a ser el sector más resistente a cualquier tipo de negociación", explica Serbin.
En un caso de que las negociaciones avancen, que lo ve improbable por el factor militar resistente a un cambio en el estatu quo, el estudioso de la geopolítica apunta a que habrá dos aspectos que pondrá como condición el chavismo en el poder: no sentarse a negociar con María Corina Machado, la líder opositora, y en un caso hipotético, pactar una transición con impunidad para ciertos sectores del Gobierno.
Para Serbin, otro factor que gravita sobre la crisis venezolana postelectoral tiene que ver con la propia dinámica interna en Estados Unidos.
Factores como el recambio en la candidatura demócrata para enfrentar a Donald Trump, junto a prioridades centrales en su política exterior (Ucrania, Gaza y Taiwán), harán de Venezuela una prioridad "muy secundaria", que solo podría variar si en Washington se manifiesta alguna presión de los sectores petroleros estadounidense para tener una mayor presencia con capacidad de explotación dentro de Venezuela, bajo un escenario de transición. Sin embargo, esto no ha tenido peso hasta ahora.