No hay peor ciego…

Carta
El Mercurio, 30.09.2022
Alfonso Silva Navarro, embajador (r) y exsubsecretario de RR.EE.

Grave es la señal que entrega la carta de la ministra de Interior, Carolina Tohá, al presidente de Renovación Nacional, sobre cierta afirmación de su militante Katherine Martorell en el programa “Sin Filtros” de 15 de septiembre.

El tenor de la misiva puede llevar a algunos a interpretar esta carta como un signo de autoritarismo que busca intimidar a los opositores en una acción propia de las autocracias, donde la figura del jefe de Estado es intocable, actitud que ciertos personeros de la propia coalición de gobierno no solo no han practicado en el pasado, sino que hicieron de la crítica grosera una práctica habitual respecto de la administración anterior. Los dichos de la exsubsecretaria de Prevención del Delito bien podrían ser un error, pero no ameritan la reacción de la actual ministra del Interior, tampoco son una falta de respeto hacia el mandatario o a la dignidad del cargo.

Por cierto, la función de presidente de la República exige y merece el respeto de todos los chilenos y extranjeros, pero ese respeto parte por la actitud de quien posee el cargo. Difícil es lograrlo y mantenerlo cuando quien lo ostenta hace gala de una informalidad impropia de esa dignidad en funciones oficiales y públicas, o bien, cuando se le falta el respeto a autoridades, como ocurrió con la bochornosa situación con el rey de España, en una reacción intempestiva y desinformada. Peor aún, la descontrolada reacción ante el embajador de Israel en Chile a quien hizo expulsar de La Moneda habiendo sido formalmente citado a la presentación de credenciales.
Grave es también que la administración actual esté ciega a los efectos de estas actitudes. En el plano interno lo demuestra la declinante aceptación del Gobierno en los pocos meses que lleva de gestión. En el plano internacional, desconocen que están siendo observados atentamente.
La función de los enviados diplomáticos es, en esencia, interpretar las señales que da un gobierno a través de la actitud y gestiones del mandatario y sus asesores; sobre esa base se construirá la relación bilateral en este período de gobierno, los abrazos y las fotos no sirven de nada.
El presidente Gabriel Boric inició su mandato con la simpatía de muchos gobiernos extranjeros, auspiciando a priori una buena gestión diplomática, pero esta, al igual que en el plano interno, empieza también a declinar y a generar preocupación en algunos importantes actores del ámbito internacional.

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