Perfil Diario de Cuba, 28.04.2024 Michel Suárez
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El premier húngaro es identificado con la derecha populista, pero apoya a los regímenes comunistas de Pekín y La Habana
A contracorriente la vida política es más entretenida para Víktor Orbán, incluso si los húngaros sufren las consecuencias políticas y económicas de sus obsesiones. Látigo de la prensa libre, personaje pro-Putin, enemigo jurado de la diversidad sexual y destructor de la independencia judicial, el premier magiar no duda en apuntarse a cualquier tendencia iliberal que refuerce su autoritarismo. Aunque ello ponga en riesgo la seguridad europea, como el patrullaje de policías chinos en las calles de Hungría, una de sus últimas peripecias.
Según Gergely Gulyás, responsable de la Oficina del primer ministro, el motivo de la polémica autorización es "colaborar con los turistas que llegan desde China". Budapest dice que la policía de Xi Jinping "no podrá actuar ni utilizar armas" en territorio nacional, aunque conoce perfectamente que el peligro no está relacionado con la seguridad ciudadana.
"Hay muchos indicios de que esto podría permitir a las fuerzas de seguridad de China ampliar su vigilancia en la Unión Europea, además de controlar a sus ciudadanos en Hungría", advirtió el diario alemán Die Welt al destapar el acuerdo entre Budapest y Pekín.
Para Ángel Rivero, profesor titular de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid:
"las relaciones entre China y Hungría son antiguas, incluso anteriores a la llegada de Orbán al poder, pero él las ha cultivado con fruición y China es ahora el principal inversor en Hungría".
"Hungría se ha comportado como un miembro desleal, en la medida en que tiene conflictos con Ucrania, una proximidad muy grande con Rusia e incentiva ser la puerta de entrada de China en la Unión Europea", apunta a DIARIO DE CUBA en relación con la presencia de la Policía china en un país comunitario.
Mientras, los chinos residentes en Hungría se convierten en "suecos" cuando se les menciona el tema. "En cuanto oyen que les preguntamos sobre la llegada de los policías chinos, una sombra oscura pasa por sus rostros y todos se olvidan inmediatamente del idioma local: 'Lo siento, no hablo bien húngaro, no lo entiendo', dicen, aquí y allá, para evitar responder", según un reportaje del diario húngaro Blikk.
En 2022, la organización Safeguard Defenders denunció una presunta red internacional china con "estaciones de policía clandestinas" en una treintena de países, entre ellos España, EEUU, Reino Unido, Italia y Hungría, con el objetivo de "controlar a la diáspora china" y "ayudar al Partido Comunista en sus actividades de propaganda e influencia política".
En España, el Ministerio del Interior declinó confirmar a DIARIO DE CUBA si existía una investigación en marcha. "No tenemos ningún comentario sobre este asunto", dijo un portavoz.
Un régimen autoritario híbrido
"Orbán ha tenido una mutación ideológica: de una fervorosa juventud liberal a una madurez iliberal. Es un animal político muy ambicioso con un fuerte personalismo. Esto lo lleva ahora a aliarse con los chinos y ser un caballo de Troya en la Unión Europea con su respaldo a Rusia", opina el politólogo e historiador cubano Armando Chaguaceda.
Las preocupaciones de Amnistía Internacional sobre el Estado de derecho en Hungría son reveladoras: se aprobó en 2023 una controvertida ley destinada a restringir aún más los derechos del profesorado y silenciar su disidencia; se impuso multas a librerías por incumplir la homófoba y tránsfoba Ley de Propaganda y se denegó el acceso a protección a solicitantes de asilo. Todo ello, con el telón de fondo de un deteriorado sistema judicial.
"El modelo que propone Orbán es el régimen autoritario híbrido. Todavía con elementos democráticos, porque perviven las elecciones. Es el primer régimen autoritario que se declara en la Unión Europea en las últimas décadas. Un Estado mafioso, donde hay una oligarquía capitalista vinculada al Gobierno, un partido no único, pero dominante, y fuertes políticas de clientelismo y uso ideológico de la emigración", describe Chaguaceda.
Víktor Orbán ha sido calificado como "depredador de la libertad de prensa" por Reporteros sin Fronteras al "construir un auténtico imperio mediático, sometido a las órdenes de su partido". La ONG sostiene que aún existen medios independientes en posiciones relevantes, aunque "están expuestos a presiones políticas, económicas y legales".
Competencia entre Budapest y Madrid
La relación de Orbán con La Habana fluye con similar entusiasmo al del cuestionado líder español Pedro Sánchez. En temas cubanos, el premier húngaro toma café y pastelitos de guayaba en la misma mecedora que el socialista Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea y principal intermediario Díaz-Canel en Bruselas.
"Es necesario que la política internacional regrese al terreno del respeto mutuo, y que la era de las sanciones y los bloqueos sea reemplazada por la era del diálogo y las negociaciones", dijo el año pasado Péter Szijjártó, ministro húngaro de Asuntos Exteriores y Comercio, durante una visita a la Isla.
En el mismo viaje se alineó con socialistas y comunistas europeos en defensa del inmovilismo:
"No por casualidad la UE concluyó un Acuerdo de Cooperación con La Habana", dijo.
"Desconozco la profundidad de las relaciones que busca estimular Orbán con Cuba, [pero] son congruentes con su visión de que los regímenes autocráticos del presente están mejor preparados para enfrentar los desafíos del mundo contemporáneo", explicó el profesor Ángel Rivero.