‘Prepárense para el horror de una guerra global sin fin’

Entrevista [Ahron Bregman, ex militar israelí y profesor del King's College]
La Vanguardia, 30.09.2015
Lluís Amiguet
Algo por lo que vivir
Bregman fue un valiente dos veces: la primera, cuando entró en combate como capitán del ejército israelí; y la segunda, cuando se negó a masacrar palestinos en la intifada. Entonces, además, fue tan inteligente como ahora, cuando explica los errores de un Israel cada vez más intransigente. Los palestinos se inmolan matando porque no se les ha dejado nada por lo que vivir, pero si les conceden un Estado y cierta prosperidad, tendrán algo por lo que valga la pena pactar una paz que no sea la del cementerio. Esa paz ayudaría a conseguir la de todo el mundo islámico, contra cuyo desvarío aberrante, el Estado Islámico, nos vemos obligados a iniciar ahora otra guerra global.

Estamos entrando en una nueva guerra en Oriente Medio contra el Estado Islámico: ¿cómo va a ser?
Larga, muy larga, y global. Así que no diga "en Oriente Medio", porque también van a sufrirla aquí -los servicios secretos no descartan ataques terroristas como el de Atocha- y ya se ha extendido por África: el Magreb, Nigeria, y parte de Asia...

¿Por qué tan extensa?
Porque no tendrá un frente definido. Se luchará en el mundo islámico, pero también con ataques terroristas en la retaguardia de Occidente. Los mismos voluntarios islamistas que, desde España, van al frente de Iraq volverán entrenados para atentar aquí.

Supongo que nuestra opinión pública presionará para que abandonemos la guerra a cambio de no sufrir más atentados.
Es un escenario que los servicios de inteligencia analizan. Será la otra gran batalla.

¿Quién apoya al Estado Islámico?
Muchos musulmanes de todo el planeta que los ven como los últimos resistentes.

¿Usted qué piensa?
Esta guerra no podemos ganarla, pero debemos librarla. Inhibirse sería suicida.

De momento sólo lanzamos ataques aéreos y sin grandes despliegues.
Es lo que aconsejamos. Tal vez más adelante deberíamos situar fuerzas de élite ya sobre el terreno, pero sin invasión masiva.

¿Por qué?
Porque sabríamos cómo entrar pero no cómo salir. La ocupación se prolongaría durante meses, años, décadas... Con un goteo interminable de bajas. Cuando invadimos Líbano, a los militares israelíes nos aseguraron que duraría 72 horas y estuvimos 18 años.

¿Y si se aniquila al Estado Islámico?
Es imposible. Esta no es una guerra en la que acumulas fuerzas en un punto, das un empujón y... ¡zas!, proclamas la victoria.

¿Por qué ya no se puede hacer así?
Porque cuando lances tu ataque masivo ya no estarán allí. Volverán a evaporarse en el inmenso mundo islámico para reaparecer después y respondernos golpeando nuestras retaguardias civiles con ataques terroristas hasta deteriorar la capacidad de resistencia de nuestras democracias.

Le veo muy preocupado.
Lo estoy, pero también apasionado: el mundo está cambiando a una velocidad que los mapas no pueden seguir. En este curso ya no me sirve ningún mapa anterior. Ni tampoco planteamientos del año pasado.

¿Como cuáles?
Los carros de combate son inútiles, porque cuando lanzas tus ataques el enemigo ya no está allí, y conquistar el terreno en esta guerra es lo de menos.

Pero el Leopard o el Abrams disparando a toda marcha no son ninguna broma.
Los islamistas no intentarán detenerlos. Harán como en la guerra de Líbano. Allí destruimos el arsenal de Hizbulah en unas horas, pero al día siguiente nos atacaban con un burro al galope desde el cual un artillero suicida nos disparaba un misil mortífero.

Un burro tampoco es fácil de detener.
O una motocicleta todoterreno con un misil: nos lo lanzarán cuando menos lo esperemos y desaparecerán en el desierto. Investigamos esas tácticas, pero serán aún más importantes la opinión pública y la política.

¿Qué hará Israel?
Su inteligencia militar ya está en combate contra el Estado Islámico: sus datos son los que sirven para los ataques aliados. Es apasionante ver a Israel ahora en una coalición indirecta con... ¡Irán! Y a Bashar el Asad, el denigrado líder sirio, rehabilitado...

Kissinger diría que era un cruel hijo de puta pero ahora es nuestro hijo de puta.
En Israel están encantados con la gran coalición anti-Estado Islámico. Pero sería deseable que obligáramos a Israel a mover pieza.

¿Cómo?
No han dejado nada a los palestinos por lo que valga la pena negociar la paz. Así que a ellos les importa poco morir y matar por intentar salir del cerco inmundo en el que los han internado. Los palestinos no tienen nada que perder; sólo su miseria y vergüenza.

¿Qué propone?
Que Israel empiece a ceder a los palestinos algo por lo que valga la pena vivir, negociar y pactar la paz. Denles un Estado a los palestinos y permítanles cierta prosperidad y verán como, poco a poco, no querrán perderla muriendo y matando, y querrán la paz.

¿Se conformarán los palestinos con un Estado? ¿No querrán más y más, y ya con Estado serán más peligrosos para Israel?
No hablo de milagros, sino de política. Al principio habrá que lidiar con grupos irreductibles en los dos bandos que seguirán usando la violencia, pero la prosperidad acabará por integrarlos a todos. La situación en Palestina es similar a la de la Sudáfrica del apartheid, pero, por eso mismo, podría solucionarse como en Sudáfrica.

¿Cómo?
Los palestinos hoy deben luchar por su futuro, pero sin misiles, lanzando una tercera intifada pacífica. Y Occidente los apoyará como apoyamos a los sudafricanos contra el racismo y el apartheid. La presión internacional hará reflexionar a Israel.

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