Putin recurre al referéndum chapuza

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Republica, 20.09.2022
Inocencio F. Arias, embajador (r) y columnista español

El autócrata ruso ha sufrido varios sopapos de consideración las dos últimas semanas.

Ya hemos comentado que los ucranianos, bien armados por Estados Unidos, Polonia, Gran Bretaña… y, con una alta moral, han recuperado algo de territorio y mostrado que los rusos no son tan fuertes y parecen luchar desanimados.

Junto a eso, en una reunión internacional en Samarkanda, el líder ruso ha visto que el apoyo chino a su causa tiene límites y oído al presidente de la influyente India tirarle de las orejas: “no es el momento de hacer guerras, presidente”.

Persona poco propensa a reconocer que se ha equivocado, Putin ha reaccionado con iniciativas militares, anunciando penas severísimas para los desertores, algo le va mal en ese campo, y con otras políticas de mayor calado: Va a organizar referéndum en el este de Ucrania, dos regiones medio independizadas de este país con la ayuda de Putin hacen media docena de años. Ahora pretende absorberlas con unas consultas populares totalmente tramposas. En la región, es cierto, hay un porcentaje de la población que no sólo es rusófila, sino que desea unirse a Rusia, pero un referéndum en las actuales circunstancias es impropio, es territorio que Moscú aceptó como ucraniano en varios tratados, y además fullero: ¿Quién se atreverá a votar en contra de la unión en una zona ocupada por Rusia y cuyos dirigentes pueden haber sido “comprados” o amenazados por Putin?

El referéndum puede ser una lanzada en el orgullo de Ucrania y aleja la posibilidad del alto el fuego y de llegar a una paz justa y seria. Lo he dicho en otra ocasión: yo no aceptaría que una gran potencia extranjera quisiera anexionarse el 23% del territorio español. Pensaría que es un robo logrado por un matón abusón.

Zelensky y su pueblo no van a engullirlo, las autoridades alemanas ya han manifestado su repulsa y ahora seguirá una catarata similar de otros países de la UE y de la OTAN Es un hecho consumado inadmisible.

Por el momento los occidentales continúan ayudando a Ucrania. La remisa Francia parece que le enviará unos veinte carros de combate Leclerq. La clave es cuánto durará esto. Biden no baja el listón y aumentará el número y la sofisticación de las armas. En su país, aunque muchos sondeos indican que la preocupación mayor de los estadounidenses es el aumento del coste de la vida, una encuesta del Instituto Gallup muestra que hay bastantes más americanos partidarios de ayudar hoy a Ucrania que de detener el suministro.

En el otro lado, en Rusia, seguimos ignorando qué porcentaje de ciudadanos continúan pensando que Putin ha procedido correctamente. Uno se asombra que el país que ha producido a Tolstoy, a Chejov, a Dostoweski, Turgenief… siga sin hacerse preguntas de por qué en la Asamblea general de la ONU condenan a Rusia, por qué la Unión Europea le impone sanciones, por qué le prohíben participar en el Mundial de Fútbol de Qatar y en numerosos acontecimientos deportivos y por qué Putin, a diferencia del presidente chino y del indio, por no hablar del emperador japonés o del presi sudafricano, no ha sido invitado al funeral de la reina Isabel ¿Puede una nación estar tan hipnotizada en el siglo XXI? Es probable que sí.

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