Que pasaría si desaparece la ONU

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Bradanovic Blogspot, 26.03.2018
Tomás Bradanovic

Discurso del Presidente Donald Trump en la Asamblea General de la ONU

Estaba leyendo el artículo Liberal World Order, R.I.P. escrito por Richard N. Hass que habla de algo que se venía notando desde hace tiempo pero en el último año se ha acelerado y es mucho más notorio. Se trata de la descomposición del orden impuesto por los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, que tuvo su expresión política en las Naciones Unidas, económica en el Banco Mundial y comercial en la Organización Mundial de Comercio.

A partir de esas tres organizaciones se ha ramificado una burocracia realmente impresionante de organismos tales como UNESCO, PNUD, OIT, CEPAL, OEA y un sinfín de otras organizaciones con lujosos edificios, privilegios diplomáticos y sueldos nada despreciables. Pero eso no es todo, en paralelo han brotado como callampas las organizaciones no-gubernamentales, la mayoría con financiamiento oscuro o simplemente desconocido y también con pretensiones de jurisdicción internacional: Greenpeace, Anmesty International, Human Rights Watch, en fin, deben ser miles.

Como casi todas las cosas que fallan, este asunto partió con muy buenas intenciones. Luego de la segunda Guerra Mundial, los políticos, especialmente de los Estados Unidos, quisieron diseñar un orden internacional con el propósito de evitar que aparecieran nuevamente países regidos por el fascismo, nazismo o doctrinas similares. Uno de los problemas fundamentales fue que Rusia, que también había ganado la guerra, con su régimen comunista, no se diferenciaba gran cosa del fascismo, y además dominaba toda Europa Oriental, China y avanzaba en varios países del Tercer Mundo.

Así fue como nació este nuevo orden mundial, donde la paz nunca fue garantizada por las burocracias internacionales, sino que gracias al equilibrio del terror creado por las armas nucleares de Occidente por una parte y del Comunismo por otra. Las Naciones Unidas nacieron muertas y desde el principio sus resoluciones solo sirvieron para amedrentar -a veces- a países del Tercer Mundo, hasta en eso fallaron, porque incluso países pequeños y pobres ignoraron olímpicamente sus resoluciones.

Y han pasado más de setenta años en que la burocracia internacional ha crecido de manera enorme y el sueño de Einstein -tal vez la idea más estúpida que se le ocurrió en su vida- de tener un gobierno mundial, se diluyó en un foro lleno de cambullones y retórica hueca. Hoy las Naciones Unidas son respetadas solo para cumplir las formalidades, su prestigio y poder en el mundo están en acelerado declive.

Estados Unidos fue su creador y hoy es el principal financista de toda esa hipertrofia, pero ya se está cansando de mantener una instancia inútil, que nunca sirvió para lo que fue diseñada. En buena hora. El multilateralismo es contra natura, mientras más grande es el grupo que se pretende gobernar, más crecen los intereses contrapuestos y, en lugar de beneficiarse todo el mundo, los entes que gobiernan y deciden empiezan a ser capturados por oligarquías y grupos de interés especial.

Nada mejoró con la ONU y sus apéndices, ni siquiera con el derrumbe de la URSS llegó la paz mundial y Estados Unidos, en lugar de fortalecerse como todos creímos, parece que se ha debilitado. Han surgido gobiernos de corte fascista por todas partes, especialmente en países chicos del Medio Oriente y en lugar de reprimirse se han potenciado. Irán o Siria, que mejores ejemplos.

 

La ONU privada, sueño de Soros

La idea de un gobierno mundial cosquillea el ego de algunos billonarios, que ven frenada su ambición por los políticos, el jefe de estado de cualquier país chico tiene más poder efectivo que el hombre con más dinero en el mundo, y eso les abre el apetito, ya no solo del dinero sino además del poder. El ejemplo más grosero de esto es George Soros, que está dedicando una buena parte de su fortuna a la política. A través de ONGs Soros financia a emprendimientos políticos en todo el mundo: en Chile la organización Ciudadano Inteligente, el partido Revolución Democrática y el diario electrónico CIPER Chile, entre varios otros son financiados por su Open Society Foundation y no es casualidad que en todas estas organizaciones compartan más o menos los mismos principios e ideas, las del señor Soros obviamente.

Dudo mucho que tenga éxito, le falta lo principal para tener poder, que es una aparato represivo. Por ahora él y sus peces piloto son tolerados -apenas- por muchos gobiernos, a algunos los tiene comprados pero no se puede comprar a todos y el día menos pensado Rusia, Hungría o cualquiera de esos países que no le tienen simpatía le van a echar el guante, o peor todavía, le echarán un poquito de polonio en su taza de té, no sería raro algo así por ambicioso. El dinero ayuda, pero no compra poder. Pero volviendo al tema principal...

¿Que pasaría si desaparece la ONU y todos sus apéndices? ¿Y el sistema de solución pacífica de controversias con sus cortes internacionales? No pasaría absolutamente nada. Son muy pocos los organismos internacionales que prestan alguna utilidad: la Unión Postal Universal, la Organización Mundial de Comercio (parcialmente), la Organización Mundial de la Salud (parcialmente) y otras pocas son valiosas para establecer coordinaciones básicas. Las demás solo sirven para proporcionar paracaídas de oro a los políticos más inútiles de los países miembros, esos que son tan malos que conviene más tenerlos en une exilio dorado antes que en su propio país.

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