Ursula von der Leyen: La mujer detrás de la Comisión Europea

Perfil
El Mercurio, 04.11.2021
Redacción (Equipo Sociedad)

“No es cierto que tengamos que elegir entre carrera y familia. Como madre de siete hijos y como presidenta de la Comisión Europea, no estoy de acuerdo. Conozco los obstáculos, pero debemos esperar un acceso igualitario al mundo laboral y, al mismo tiempo, poder criar a nuestros hijos”.

Son las palabras de quien ostenta (hasta 2024) la presidencia de la Comisión Europea, es decir, el poder ejecutivo de la Unión Europea. Con su 1.61 de estatura, una sonrisa permanente, peinado impecable y poco dada a las salidas de protocolo, Úrsula no pasa inadvertida.

Durante estos días, en Glasgow, en la COP26 ha participado en varias reuniones y firmó compromisos. Pero también debió enfrentar una polémica con el presidente polaco, Mateusz Morawieck, quien ha señalado que "no actuará bajo la presión del de que los líderes de la Unión Europea lo forzaran a reconocer la primacía de las leyes del bloque respecto de las nacionales”. Ella parece no salirse de sus casillas; detrás de su frágil figura hay una mujer fuerte.

La madre de Úrsula (63), Heidi Adele Albrecht, renunció a su vida profesional para dedicarse a sus siete hijos (ella es la sexta). Su padre, Ernst Albrecht, perteneciente a la Unión Demócrata Cristiana de Alemania, llegó a convertirse en director general de competencia en la Comisión Europea y en ministro-presidente del Estado federado de Baja Sajonia.

La familia, luterana de religión, era conocida porque participaban todos juntos en las campañas de su padre, como cuando Úrsula y sus cinco hermanos cantaron junto a su madre para un programa de televisión, o cuando Albrecht invitaba a los fotógrafos a su casa.

Antes de decidirse por la medicina, Úrsula o “Rosita” para sus más cercanos, pasó por otras carreras: Arqueología y Economía. Después del asesinato del dirigente empresarial Hanns-Martin Schleyer en 1977, por parte del grupo terrorista Fracción del Ejército Rojo, su padre la mandó a Londres, donde tuvo la protección de Scotland Yard y debió estudiar con un nombre falso, Rose Ladson. Recién en 1980 empezó a estudiar Medicina en Hannover, especializándose en ginecología. También resultó ser una buena equitadora, ganando varias competencias.

En 1986 se casó con el médico Heiko von der, un noble afiliado al Partido Social Demócrata de Alemania (SPD), algo que a ella no le importó. Pero fue su gusto por la música lo que los unió. Conoció a Úrsula en el coro, mientras ambos estudiaban medicina. Se casaron un año antes de que ella recibiera su título de médico. La pareja, que tiene siete hijos, vivió cuatro años en California, donde Heiko ejerció como profesor en la facultad de la Universidad de Stanford. Allí vivió años de “mujer y compañera de viaje de su marido”, según dice Daniel Goffart, autor de la biografía "Canciller en la reserva”.

Heiko, descendiente de una familia de nobles, que hicieron su fortuna básicamente con el comercio de la seda. Se ha especializado en medicina e investigación cardiovascular y tras su estadía en Stanford, ha formado parte de importantes centros de investigación en Hannover y es fundador de una empresa de estudios clínicos e investigación en biotecnología, células madre y órganos artificiales. El matrimonio de Úrsula y Heiko le dio a ella el título de baronesa, aunque no se le conoce como tal.

Su residencia principal sigue estando en Hannover, una propiedad espaciosa. Allí crecieron los siete hijos (incluyendo una pareja de mellizos) que hoy tienen entre 20 y 30 años. “Una vez que se tienen tres, es fácil. La lógica ya está montada. Solo hay que engrasar las ruedas de tanto en tanto”, ha dicho la ministra sobre su inusualmente numerosa familia, algo que algunos atribuyen también a que ambos provienen de familias grandes y que han podido contar con ayuda doméstica. Y, durante la semana se queda en Bruselas.

Ella se define a sí misma como un "animal de familia” antes que “animal político”. Y, a diferencia de su experiencia personal de chica, a sus hijos los ha mantenido fuera de su carrera política y resguarda su intimidad tanto como se puede. La madre de Úrsula había fallecido en 2002 y al año siguiente le diagnosticaron alzhéimer a su padre, a quien se llevó a vivir a su casa hasta que murió, en 2014. Hoy, los niños ya no viven con ellos. Pese a que tiene una buena situación económica, no es dada a la ostentación. Ni las joyas ni la ropa dicen algo. Y cuando era ministra de Defensa vivía en un estudio de ocho metros, apareciendo siempre impecable.

En los noventa, ya de regreso en Hanover desde California, trabajó cinco años en un hospital, pero luego se dedicó a la política, haciendo una rápida carrera que la llevaría a ser elegida diputada para el Parlamento del Land de Baja Sajonia y luego a ser nombrada ministra de Asuntos Sociales y Salud. La Canciller Angela Merkel, en tanto, la nombró ministra de Familia, en 2005. En Berlín, von der Leyen abogó por el derecho de todos los niños a una plaza en una guardería y la compatibilidad de la vida laboral y familiar. Cuatro años más tarde (2009), como ministra del Trabajo comenzó una dura pelea por la cuota de mujeres en los consejos de supervisión de las empresas en Alemania.

Durante mucho tiempo, Úrsula von der Leyen fue considerada para ser la sucesora de Merkel, quien en 2013 la nombró ministra de Defensa. Su carrera iba en ascenso, sobre todo considerando que era la primera mujer en ocupar la cartera de Defensa de Alemania. Sin embargo, la primera mujer en ser nombrada ministra en esa cartera fue acusada, en 2015, por un profesor de Derecho de plagiar varias páginas de su tesis doctoral. La Escuela de Medicina de Hanover realizó una investigación y concluyó en marzo de 2016 que, aunque la tesis contendría plagio, no se podría probar intención de engaño. La universidad decidió no revocar su título de médico.

En 2019 fue designada presidenta de la Comisión Europea, cargo que ocupará hasta 2024, con asiento en Bruselas, Bélgica, país donde nació y pasó los primeros 14 años de su vida (por lo mismo, su francés es impecable).

Úrsula von der Leyen ha dejado claro cuando ha podido que no está dispuesta a olvidar el "incidente del sofá" en Ankara de abril pasado, incidente cuyas imágenes se hicieron virales: estando en vista oficial en Turquía con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, este entró a un salón junto al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien le ofreció asiento a Michel. Mientras ambos se sentaron en los únicos dos sillones que había en el salón para presidir el encuentro, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, debió quedarse de pie, esperando que alguien atinara, hasta que le dieron asiento en un sofá, Un protocolar, considerando que ella y Michel tienen el mismo rango diplomático. "Me sentí herida y me sentí sola, como mujer y como europea", dijo, mientras Charles Michel ha vuelto a pedir disculpas por lo que calificó como "un incidente diplomático”.

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